"Desde el toro de Osborne se observa la ciudad desde fuera"
MONTE DE TORREBLANCA
Al preguntarle al conocido escritor Rafael Ábalos por un sitio especial o que visite con asiduidad, no duda en señalar un lugar único, que para él se ha convertido en una visita casi obligada: las vistas de Fuengirola desde el toro de Osborne, que se encuentra situado en el barrio de Torreblanca. Conocido por novelas como Kot o Grimpow, de la que ha vendido más de 140.000 ejemplares sólo en España, Rafael nació en Archidona en octubre de 1956, aunque está vinculado a Fuengirola desde los años setenta, cuando sus padres veraneaban en la localidad.
Desde entonces este escritor ha sido espectador de todos los cambios que se han sucedido en este punto de la Costa del Sol, desde que en la zona en la que ahora reside sólo existían algunos edificios hasta los cambios actuales, que han convertido Torreblanca en uno de los lugares más solicitados para vivir. "Mi historia con Fuengirola es un poco de cuento, porque mis padres veraneaban aquí desde el año 1975, en la zona de Torreblanca. Cuando me casé me fui a vivir a Canarias, pero siempre soñé con vivir en Fuengirola, porque me encantaba el mar y la pesca", explica desde la terraza de su casa donde puede contemplar de cerca el monte donde se encuentra el conocido toro.
Poco después de irse a vivir a Canarias, en menos de nueve meses, decidió trasladarse al municipio costasoleño, en concreto en el año 1983, cuando estaba prácticamente recién casado. "Siempre quise vivir en Torreblanca. Viví un tiempo en el centro y luego me trasladé aquí. Tuve una infancia y una juventud llena de aventuras y descubrí inmediatamente el monte, porque desde la casa en la que veraneaba se veía perfectamente. En aquellos tiempos no había nada alrededor, era como salir al campo. Era un punto de referencia al que subía casi todos los días para contemplar el mar o tocar la flauta andina, que es una afición que tengo desde el instituto de Archidona", indica.
Desde esas primeras visitas hace más de treinta años ha subido incontables veces, sobre todo por las tardes, ya que este recorrido lo realiza como paseo cotidiano. "Te permite tener una vista fantástica de toda la costa; desde la parte este, que es la de Benalmádena, a toda Fuengirola. Es una manera de observar la ciudad desde fuera. En mi casa paso mucho tiempo mirando el mundo. Prefiero, ahora, observar al mundo a estar implicado en él", explica.
Sin embargo, en ese monte de Fuengirola, que es un punto de referencia de todos los vecinos y que se ha convertido en todo un símbolo de la Costa del Sol, no sólo se puede contemplar un paisaje increíble. Junto al conocido toro se encuentra una pequeña torre, que es otro de los puntos favoritos del escritor, puesto que, según detalla, tiene una apariencia árabe o medieval que a él le encanta. "Todo lo que sean castillos o piedras puestas unas encima de otras creando una forma estética determinada me apasiona", detalla con una sonrisa. En ese lugar también encuentra el sosiego para pensar en sus libros, ya que como él mismo concreta, el escritor pasa mucho tiempo en un estado casi de somnolencia, "pero en su mente se está produciendo ese fenómeno de búsqueda". Esa contemplación del mar propicia la concentración que es capaz de producir esa búsqueda especial.
Ahora Rafael se encuentra trabajando en un nuevo proyecto, que será su primera novela para adultos, aunque no quiere desvelar nada de su trama para que sea una auténtica sorpresa. Pero él seguirá subiendo cada vez que pueda a esa pequeña atalaya que tantos momentos de paz le ha dado y, sobre todo, que tantos recuerdos le trae.
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