Caso del Tramadol: el juez bloquea los bienes del farmacéutico de Torremolinos
El magistrado ve "indicios fundados" de un delito contra la salud pública y organización criminal
Abren expediente en Málaga al farmacéutico que distribuía ilegalmente Tramadol
La investigación judicial que tiene en el punto de mira a un farmacéutico de Torremolinos por traficar a gran escala, presuntamente, con Tramadol sigue avanzando. El titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Torremolinos dio un paso clave en su instrucción al ordenar el bloqueo de las cuentas bancarias y productos financieros del boticario, “principal investigado”. Una decisión que justifica por el “peligro” de que, bien sea él mismo “o dando órdenes a terceras personas”, pueda “trasladar todo el dinero” del que dispone. De ocurrir esto, apunta el juez, “resultaría casi imposible su recuperación para eludir las posibles responsabilidades penales” que pudieran recaer sobre él, según han confirmado a este periódico fuentes judiciales.
El juzgado también acuerda la “anotación preventiva de prohibición de enajenación de bienes muebles e inmuebles”, entre ellos tres vehículos. Es decir, se le prohíbe de manera expresa cualquier disposición de su patrimonio –ya sea venderlo o donarlo–, con la obligación de mantenerlo intacto. Málaga Hoy ha podido saber que el investigado posee hasta 15 propiedades, el grueso de ellas ubicadas en la provincia de Granada y el resto en Torremolinos, donde la Policía lo arrestó.
"Gran riesgo de fuga de capitales"
Para el juez existe “un gran riesgo” de que se produzca una “fuga de capitales” y de los citados bienes desde los productos financieros que ostenta el farmacéutico detenido. La resolución, no obstante, aún no es firme y contra ella cabe presentar un recurso de reforma.
Respecto al patrimonio localizado en casi una decena de entidades bancarias, el magistrado urge a bloquear los saldos favorables y cuentas, fondos de inversión, imposiciones a plazo fijo e inversiones en deuda pública, así como acciones, participaciones o cualquier otro título que se encuentre depositado en las entidades gestoras a las que hace referencia. También se procede al bloqueo de las cuentas bancarias en las que el farmacéutico figura como titular o autorizado.
Las mismas fuentes judiciales consultadas precisan que la causa se sigue por un presunto delito de tráfico de sustancias estupefacientes y supuesta pertenencia a organización criminal. Los investigadores han observado durante la instrucción “indicios fundados” de la comisión de hechos “que pueden ser constitutivos de un delito contra la salud pública y organización criminal” previsto en el Código Penal.
Las sustancias con las que el arrestado, supuestamente, traficaba tenían como destinos el norte de África, Oriente Medio y el suroeste asiático. Allí son consideradas como una amenaza para la salud pública y un grave problema en lo que se refiere a la expansión de la droga, similar a la del fentanilo en Estados Unidos. Y a ello alude también el juez, que recalca que este potente analgésico de la familia de los opioides ha llegado a adquirir en estas zonas “una dimensión de pandemia”, como advierte la ONU contra la Droga y el Delito (ONUDD) en su Informe Mundial sobre Drogas de 2023.
El magistrado refleja que el delito investigado “es especialmente grave”, dado que “existen dos epidemias de consumo de opioides con fines no médicos: una, causada por el fentanilo, fabricado ilícitamente en América del Norte, y, la segunda, la que se refiere a este procedimiento judicial, por Tramadol, en África septentrional y occidental, Medio Oriente y Asia sudoccidental.
Cuatro entregas de mercancía
De la investigación, que ya se da por finalizada, se desprende que el presunto cabecilla de la trama “estaría aprovechando su licencia” como colegiado titular del Colegio de Farmacéuticos de Málaga para adquirir en laboratorios y almacenes mayoristas de “grandes volúmenes” de este analgésico, que potencia los efectos de drogas como el hachís o la cocaína si se consume mezclado. Con la pretensión, según las pesquisas, de introducirlo “en cadenas ilegales de distribución internacional”, principalmente con destino a Libia, de donde su principal consorte, actualmente en prisión, es originario. Las vigilancias policiales han permitido descubrir al menos cuatro entregas de mercancía por parte del farmacéutico investigado a su socio.
El suyo era un negocio redondo con el que, según las estimaciones policiales, pudo embolsarse más de 1 millón de euros. Sólo con la supuesta venta ilegal, a gran escala, de Tramadol, facturaba en torno a 30.000 euros cada seis semanas, esto es, unos 240.000 anuales. La banda, con tres empleadas del boticario también implicadas, operaba desde hacía cinco años. Dos de las subordinadas, de su máxima confianza, trabajaban con él codo con codo desde hacía dos décadas. La operación llevó a decomisar más de 250.000 pastillas y unos 225.000 euros en metálico, ocultos principalmente en ositos de peluche.
El asunto fue destapado por el Grupo II de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Comisaría de Torremolinos-Benalmádena. Las alarmas saltaron después de que los inspectores de sanidad dieran la voz de alarma tras detectar, en una visita hace un año, columnas de cajas de fármacos que llegaban hasta el techo, la mayoría de Tramadol. Con un informe en mano de la Consejería de Salud que reflejaba la compra de unos 37.000 euros envases sin acreditar su distribución, la Fiscalía de Málaga abrió diligencias y entonces se activó la maquinaria judicial.
Los policías al frente del caso sospecharon que el boticario distribuía ilegalmente las pastillas incluso en Oriente Medio. Su precio se puede multiplicar hasta por ocho en estos países: de los 6 euros que podía costarle una caja al farmacéutico allí superaba los 50. “Cualquier opio natural sacado de la planta, como es la heroína para nosotros, a ellos les cuesta caro. Pagar esas pastillas a 30 euros les resultaba muy barato”, afirmaba uno de los responsables policiales que ha desenmarañado la trama.
Una facturación de 5 millones de euros anuales
La farmacia investigada, un referente en Torremolinos, atiende al público desde hace más de 20 años junto al centro de salud de la localidad. Tras permanecer "un par de días cerrada", sigue abierta y factura, cada año, "más de 5 millones de euros", aunque comerciantes de la zona consultados por Málaga Hoy elevan estas cifras a los 10 millones. "Es una farmacia muy potente, una de las dos que más volumen de dinero mueve. Las más pequeñas facturan 1 millón de euros", apuntaba el subinspector. El dueño había diseñado, presuntamente, un operativo de venta del analgésico a gran escala y movía los hilos desde la Costa del Sol. “Aprovechando que es titular de una licencia de farmacia pedía grandes volúmenes de estos medicamentos en laboratorios y les daba una salida ilegal. Llevaba una contabilidad paralela”, detallaba.
Tras sacarlos de su embalaje original “para que no se rastree la medicación”, preparaba los pedidos y los disponía en cajas “que no tenían rotulación. “Hemos podido confirmar que los enviaba a Oriente Medio y África”, describe. También tenía vínculos con Marruecos, a donde hacía llegar, además, grandes cantidades de otros medicamentos como Clovate, una crema muy demandada por mujeres de ese país para casos de afecciones cutáneas y que, además, permite "aclarar la piel de zonas íntimas".
A mediados de este marzo, la investigación policial arrojaba una primera detención, la de un ciudadano libio -ahora en prisión- que hacía de intermediario. Sobre él pesaba una Orden Europea de Detención y Entrega (OEDE) por Suecia, que le buscaba por tráfico de drogas. Era, en palabras del inspector, el "consorte' del farmacéutico. En su vivienda, la Policía intervino 104.000 dosis del opiáceo sintético y dinero en efectivo camuflado en muñecos de peluche.
El arresto del boticario, de 58 años y considerado el presunto líder de la red, llegaría el 26 de marzo. También fueron engrilletados tres empleados suyos. Todos ellos, en libertad, están siendo investigados por presuntos delitos contra la salud pública y blanqueo de capitales. Los registros en el inmueble del farmacéutico permitieron descubrir cerca de 180.000 euros, que estaban "escondidos" y cuyo origen no pudo justificar. Tras verse descubierto alegó “que no sabía que ese dinero estaba ahí”.
El entramado ha impresionado incluso a los agentes. "No es un delito que solamos investigar y, de hecho, es la primera vez que investigamos a un farmacéutico por este tipo de hechos", reconocía el dirigente policial.
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