El trance de una enfermera de Málaga "acorralada" en una visita a una paciente: "Pensaba que me rajaba con el bisturí"

La trabajadora denuncia que el hijo de una mujer en una visita domiciliaria la dejó “encerrada” y la "persiguió escaleras abajo" cuando pudo salir

Un paciente agrede a otra usuaria de la Unidad de Salud Mental del Hospital Marítimo de Torremolinos

El centro de salud Miraflores de los Ángeles
El centro de salud Miraflores de los Ángeles

Una enfermera del centro de salud de Miraflores de los Ángeles asegura haber vivido uno de los episodios más angustiosos de su carrera. Lo que debía ser una visita rutinaria de atención domiciliaria para curar una úlcera a una paciente dependiente acabó con un aviso a la Policía y una denuncia en la comisaría al principal cuidador por una “agresión a la autoridad”. Todavía pendiente de juicio, la sanitaria continúa de baja médica, en tratamiento con ansiolíticos y antidepresivos, intentando recuperarse. “Pensé que no salía viva de allí”, relata en declaraciones a este periódico. La sanitaria, que responde a las iniciales I. T. , relata que el presunto agresor, hijo de la paciente, la dejó “encerrada” en la vivienda. Tampoco podía salir de la habitación. “Estaba acorralada entre la cama y la pared”, asevera. El caso está ya en manos de una abogada del Servicio Andaluz de Salud (SAS).

La enfermera llevaba atendiendo desde el verano a la paciente. Su hijo, que se ocupa de sus cuidados, se mostraba desde el principio “muy agresivo”. “Decía que su madre estaba abandonada. Me asustaba, me intimidaba. Avisé a mi coordinadora de que no me sentía cómoda ni segura con él”, explica. Durante dos semanas, estuvo acompañada en las visitas, hasta que el hombre pareció relajarse.

La profesional acudía tres días a su vivienda para realizarle unas curas. “Empezó a confiar más en mí. Mi coordinadora dejó de venir conmigo; creíamos que la situación estaba controlada”, recuerda.

El 1 de octubre, tras una semana de permiso por enfermedad familiar, la sanitaria volvió al domicilio. Era la primera vez que se reencontraba con el hijo después de varios días, en los que otras compañeras habían acudido a hacer las curas. “Fui con mascarilla, porque ya había comenzado la campaña de la gripe. Cuando abrí la puerta me gritó: ‘¿Quién cojones eres? Aquí entra cualquiera”, sostiene. El presunto agresor comenzó, según el testimonio de la enfermera, a insultar y a gritar, reprochando que cada día acudiera un profesional distinto a cuidar de su madre. Los acusaba de tenerla “olvidada”.

‘Tú no vas a ninguna parte’

La enfermera intentó calmarlo, pero, según su relato, cada vez se volvía más agresivo. “Me tiró una bolsa mientras gritaba que había que hacer las cosas bien. Yo le dije que me marchaba, pero entonces movió la cama y me contestó: ‘Tú no vas a ninguna parte’. Me dejó acorralada entre la cama y la pared; yo estaba sola. Físicamente no podía salir”. La violenta escena le provocó una crisis de ansiedad. Se quedó “en shock, sin saber cómo reaccionar”: “Llamé a una compañera que conocía el domicilio y que sabía que ya había tenido comportamientos agresivos con otras enfermeras. Me preguntó si estaba en peligro. Yo tenía miedo porque había perdido de vista el bisturí y pensé que me iba a rajar”, narra.

Antr la amenaza da llamar a la Policía, el cuidador de la paciente la invitó a irse. Una vez le abrió la puerta de la vivienda comenzó, presuntamente, a “perseguir escaleras abajo” a la trabajadora mientras vociferaba. Los agentes que acudieron se entrevistaron con ella, que entre sollozos describió lo sucedido. También a él le tomaron declaración, pero “no pudieron detenerlo porque cuida de su madre, dependiente”.

Días después, el indiviudo se presentó en el centro de salud donde la enfermera trabaja. “Fue para decirme que retirara la denuncia, que le iba a arruinar la vida”, manifiesta. La enfermera cree que el problema va más allá de su caso. “No se ha cubierto mi baja y faltan cinco enfermeros. No se cubren las plazas reales ni los contratos. Trabajamos en condiciones muy precarias”, apostilla. Su denuncia se extiende a Atención Primaria. "Estamos completamente desvalidos. Vamos sólos a los domicilios y deberíamos ser dos personas. Esto va a volver a ocurrir; ha sido una agresión a una autoridad”, sentencia.

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