gUILLERMO iBÁÑEZ. jEFE DE secciÓn de adultos de NEUROCIRUGÍA DEL HOSPITAL REGIONAL

"Donde estamos más tranquilos es en el quirófano porque es nuestro refugio"

  • El neurocirujano reivindica un gran parque en los terrenos de Repsol porque dice que Málaga necesita zonas verdes "como el comer" ya que existen barrios donde hay "una acera y poco más"

Guillermo Ibáñez es un enamorado de su profesión. Se le nota. Este neurocirujano -jefe de la sección de adultos de la especialidad en el Hospital Regional-asegura que no le tiemblan las piernas ni aún operando el cerebro a un paciente despierto, pero reconoce que duerme mejor al día siguiente cuando comprueba que todo ha salido bien. Es el cirujano principal que intervino a un paciente mientras tocaba el saxofón en el quirófano. Él y todo ese equipo ha recibido la Medalla de Andalucía por ese trabajo.

-¿Sorprendidos con la Medalla de Andalucía?

-Sorprendidos y agradecidos. Estamos muy contentos de que se reconozca el trabajo en equipo. Se ha materializado en la operación del paciente del saxofón, pero lo tomamos como un reconocimiento a una trayectoria de muchos años intentando hacer las cosas bien.

-¿Supondrá un empujón para el servicio?

-Esperemos que sirva para que se fijen más en nosotros y nos echen una cable con las necesidades del servicio en cuanto a poder aumentar la oferta. Porque la demanda crece cada día más. Necesitamos más gente para abrir un tercer quirófano y una tercera consulta. A mí no se me había perdido nada en Málaga. Vine porque me atraía el proyecto que se estaba gestando. Aquí nos hemos juntado unos cuantos que queremos llevar adelante un proyecto de crecimiento.

-Se hizo famoso por operar a un músico de la cabeza mientras tocaba el saxo. ¿Es una intervención común?

-La craneotomía [abrir el cráneo] en paciente despierto es una cirugía que llevamos más de una década haciéndola. Se hace solamente en casos seleccionados y en los que se quiere tener controladas determinadas áreas cerebrales; en concreto las áreas del lenguaje que solo se pueden controlar con el paciente despierto y haciendo trabajar esas áreas. Es decir hablando, entendiendo. La particularidad del caso de Carlos es que no le bastaba con un mapeo estándar del cerebro sino que teníamos que explorar las áreas del lenguaje musical que para él eran fundamentales en su vida profesional. Eso es lo que está muy inexplorado. Esa exploración de áreas cerebrales relacionadas con el lenguaje musical es algo desconocido.

-¿Se hace en otros hospitales?

-Sí, pero la craneotomía en paciente despierto no se hace en todos los servicios de Neurocirugía, sino solo en aquellos con un volumen de pacientes grande.

-¿Cuántas operaciones ha hecho de este tipo el Regional?

-Carlos ha sido el caso número 12. Yo habré estado en más de la mitad, ayudando al doctor Miguel Ángel Arráez [jefe de servicio] o de cirujano principal.

-¿Le tiemblan las piernas con una operación de este tipo?

-No, pero suelo dormir mejor al día siguiente, una vez que todo ha ido bien. La noche anterior de una cirugía de este calibre, aunque procuro descansar lo máximo, uno no duerme igual.

-¿Cuánto duran estas operaciones?

-Entre ocho y 10 horas; puede que hasta 12. Suelen ser largas. La apertura [craneal] en este tipo de operaciones es más complicada para el anestesista y para nosotros. La persona que realiza la anestesia en estos casos es siempre la misma, la doctora Esperanza Cruz, que se ha especializado en craneotomía en paciente despierto. Para el anestesista es más fácil tener al paciente completamente dormido. En cambio, es más difícil tener dormido al paciente al principio, durante la apertura, para que no le duela y cuando llegamos al cerebro, tenerlo bien despierto porque necesitamos su colaboración. El paciente no sólo tiene que estar despierto, debe estar trabajando. Por que cuando llegamos al cerebro tenemos que diseñar el mapa del cerebro del paciente. Ahí empezamos la estimulación de la corteza cerebral para ir detectando las diferentes áreas. Ahí la colaboración del enfermo es fundamental.

-Y es difícil para el paciente...

-De todos los pacientes potenciales para operar despiertos, no todos aceptan esa cirugía. Hemos tenido numerosos casos en los que se lo hemos propuesto y no se han visto capaces. No todos los pacientes están capacitados para soportarlo. Incluso a algunos, con tantas horas de cirugía al final, hay que acabar durmiéndolos. Son pacientes muy seleccionados. Tienen que tener la lesión en el lado izquierdo que es donde en la mayoría de los casos reside el área del lenguaje y tener unas mínimas capacidades personales, intelectuales... Cualquiera no puede aguantar una cirugía de esta guisa.

-¿Cuál fue la novedad la operación hecha por el equipo?

-Que las áreas relacionadas con el lenguaje musical no se habían explorado más que una vez en todo el mundo. Fue el caso de un guitarrista en California, en EEUU, en junio de 2015. La segunda vez que se ha hecho algo parecido ha sido aquí en Málaga en octubre de 2015, que es cuando operamos a Carlos. Y es de esa exploración específica relacionadas con el lenguaje musical de la que se sabe poco. Sabemos que el lenguaje musical es extraordinariamente complejo donde influyen muchas áreas, tanto del hemisferio derecho como izquierdo. Sabemos que en las personas que han empezado antes de los 9 o 12 años con estudios musicales, la parte donde se fija más ese aprendizaje es en el lado izquierdo.

-Tenemos distinto color de ojos o de pelo. ¿El cerebro es distinto?

-Somos más parecidos por dentro que por fuera. Las áreas cerebrales siempre están por las mismas zonas, pero hay ciertas variaciones. Pueden variar si por ejemplo ha habido algún tumor que ha ido creciendo durante mucho tiempo y el cerebro se va adaptando. Porque el cerebro tiene cierta plasticidad.

-¿Todo lo tienen que hacer operando con microscopio?

-La resección quirúrgica [quitar el tumor], con el microscopio.

-¿Es muy difícil?

-Bueno, es una costumbre que empieza en el periodo de formación. La formación en Neurocirugía son cinco años. Al principio es más difícil, hay que adaptarse.

-¿A personas con otras habilidades tienes que pedirle que hagan otras cosas en la operación?

-Si tuviéramos un paciente con determinadas habilidades por ejemplo en cálculo matemático quizás deberíamos diseñar tests específicos. Si operáramos a un matemático probablemente tendríamos que ponerle a hacer cálculos complejos. Ahí tendríamos que ver quien nos ayuda con el resultado para saber si lo está haciendo bien o mal...

-¿Qué siente usted en esas operaciones?

-En cirugía con paciente despierto tenemos tranquilidad porque vemos que el paciente está bien. En las horas siguientes, tenemos cierto miedo a complicaciones, como inflamación o hemorragias. Por eso, nuestros pacientes siempre van a la UCI. Pero el postoperatorio ni siquiera acaba cuando el paciente se va de alta. Cuando se va de alta está razonablemente fuera de peligro, pero hasta que no pasa un mes o mes y medio no consideramos cerrado el capítulo de complicaciones postquirúrgicas.

-¿Qué es lo más difícil de su trabajo diario?

-Quizás lo más difícil es tratar de sobreponerse cada día a la tremenda presión asistencial que tenemos. Somos el único Servicio de Neurocirugía de la provincia de Málaga, nos mandan enfermos de otras provincias para hacerles técnicas especiales. Tenemos a Dios gracias buena fama y muchos pacientes de Andalucía quieren venir a operarse con nosotros. Estamos encantados en ese sentido, pero tenemos una sobrecarga muy importante. Nuestros pacientes suelen esperar bastante para las operaciones. Todo eso genera estrés que a veces se hace insoportable en el día a día. Uno de los sitios donde uno está más tranquilo es en quirófano porque aunque la operación sea complicada, solo tienes que pensar en ese caso. El quirófano es como una especie de santuario en el que estamos refugiados y en el que solamente tenemos que poner nuestra mente en ese caso.

-¿La solución es crear otro Servicio de Neurocirugía en otro hospital o reforzar el del Regional?

-Aumentar este. Se está trabajando para ello para aumentar la oferta porque la demanda es muy elevada. Nosotros llevamos años trabajando muy duro, haciendo las cosas lo mejor posible. Somos un servicio con proyección internacional gracias al doctor Arráez y a todos los que trabajamos aquí. Somos el único centro a nivel nacional designado por la Federación Mundial de Neurocirugía para formación de neurocirujanos de países en vías en desarrollo. Ahora están rotando dos compañeros de Indonesia. Hemos tenido de Azerbaiyán, Cuba, Polonia...

-¿Hace falta un nuevo Carlos Haya?

-Creo que sí. La relación cama de hospital/población de Andalucía es desfavorable y la de Málaga es la peor de Andalucía. El Hospital Carlos Haya no es más ampliable; da de sí lo que da de sí. Y la demanda crece. Un nuevo Carlos Haya no me lo estoy inventando, lleva en la cabeza de los que dirigen el sistema de salud bastante tiempo. La población de referencia de nuestro servicio es de más de dos millones de habitantes. Atendemos casos de Melilla, el Campo de Gibraltar, Jaén, Almería y otras provincias andaluzas. El doctor Arráez tiene una amplia experiencia en cirugía de base de cráneo y recibe casos incluso de fuera de la comunidad. Aquí se ha operado algún paciente de Logroño.

-¿Cuántas camas tiene su servicio?

-Tenemos 56, que son muchísimas. Pero nos gustaría tener más quirófanos para poder sacar adelante la gran demanda que tenemos y para tener más quirófanos necesitamos más gente, más neurocirujanos, más enfermeros, más auxiliares. No podemos abrir otra consulta u otro quirófano si no hay más plantilla, pero estamos orgullosos de los medios que tenemos. No tenemos nada que envidiar a Houston o a la Clínica Mayo de Estados Unidos.

-¿Se pierde en el centro con tanto cambio en el tráfico por las obras del Metro?

-Ya me conozco el desvío, pero hay cierto lío. Ahora el Metro no sirve para mucho. Yo vivo en Teatinos y solo lo uso cuando tengo que ir a tomar el AVE. Pero cuando el Metro llegue al centro compensará todos los trastornos actuales en el tráfico.

-¿Qué le falta de Málaga?

-Le pondría más zonas verdes. Yo vengo de Vitoria que es una de las ciudades más verdes de Europa, fue green capital a nivel europeo en 2014. Y Málaga es completamente diferente. Hay zonas de Carretera de Cádiz donde sólo hay edificios. Es de la zona de más densidad de población a nivel europeo.

-Ahora se está planteando un parque en los terrenos de Repsol...

-Justamente se están recogiendo firmas y yo he firmado en change.org para que en ese descampado se haga un parque. Ahí se planteó un proyecto para hacer rascacielos y ahí hace falta una zona verde como el comer. En Málaga, como hay playa, durante muchos años han pensado que con eso era suficiente como zona de esparcimiento. Pero la ciudad necesita más espacios públicos, más espacios verdes para el disfrute de los malagueños. Yo vivo en un barrio diferente. En Teatinos, donde hay avenidas anchas, zonas verdes porque es de una urbanización más moderna y reciente. Pero hay zonas de Málaga que apenas hay una acera y poco más.

-¿Cree que habrá demanda en Málaga para tanta oferta museística?

-Yo pienso que sí. En los años que llevo aquí he notado una progresiva mejora en la oferta cultural. Yo procuro llevar a mis hijos a museos, al teatro, que son las cosas que una gran ciudad debe tener. Se diferencia de otros núcleos poblacionales por poder ofertar a sus ciudadanos más actividades culturales. Eso es bueno.

-Digo porque todavía falta abrir el Museo de la Aduana...

-Con la actividad turística creciente, con el muelle de cruceros, una buena oferta de museos puede atraer aún más turistas. Y modular el paradigma de turismo en Málaga que siempre ha sido de sol y playa. Se tiene que abrir el abanico hacia un turismo más cultural, que se ve atraído por el sol y la playa, pero que también quiere otro tipo de cosas. No solo museos. También está la baza gastronómica. En Málaga está habiendo un desarrollo extraordinario en ese sentido. Hay grandes restaurantes con grandes cocineros. Eso es igualmente oferta cultural. Yo estoy encantado de que todo eso crezca y se desarrolle. Ahora el malagueño no está acostumbrado a tener esa oferta. Hace falta cierto progreso de educación para que el malagueño se interese por todo eso que se le está ofertando.

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