Ser transexual es como estar atrapado en un cuerpo con el sexo equivocado. Un estudio desvela que la edad media en la que se es consciente de la transexualidad son los 10,8 años. Sin embargo, el niño lo guarda en secreto más de siete años. A los 18, de media, es cuando se lo comunica por primera vez a algún familiar, que generalmente es la madre. "Esto podría indicar las dificultades que se perciben a la hora de evidenciar las discrepancias entre el sexo biológico y la identidad sexual de la persona". Los datos y la reflexión forman parte de un estudio de la Universidad de Málaga (UMA), el primero sobre transexualidad en España.

Según ese trabajo -hecho con encuestas a 153 transexuales-, el 86,9% recibe tratamiento hormonal para adecuarse a su sexo (de este total, el 10,5% tienen que hacerlo fuera de su comunidad). El porcentaje baja al 55,6% a la hora de hacerse operaciones como ponerse mamas o quitárselas, según el sexo que sientan como propio (para ello, el 36,5% tiene que salir de su comunidad). Y cae aún más en la última etapa del proceso ya que solo el 15% se somete a reconstrucción genital de vulva o pene (el 43,5% tiene que operarse en otra comunidad). El escaso porcentaje de reconstrucción genital se atribuye al temor a un resultado quirúrgico insatisfactorio, a que se ve innecesaria esta operación para sentirse realizado y al agotamiento emocional por "un itinerario terapéutico excesivamente largo". Solo Andalucía, Madrid, Cataluña, País Vasco, Canarias y Asturias dan cobertura sanitaria pública a la transexualidad y solo las tres primeras comunidades cubren todo el proceso completo hasta la reconstrucción genital. Por ello, la Unidad de Trastornos de Identidad de Género del Hospital Carlos Haya -que fue la primera de España- es receptora de casos de muchas comunidades. "Y eso engrosa las listas de espera", denunció la presidenta de la Asociación de Transexuales de Andalucía, Mar Cambrollé.

El trabajo -financiado por la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales y realizado por Juan Manuel Domínguez, Patricia García y María- señala que son los amigos los que más apoyo emocional aportan, algo que podría deberse "a la posibilidad de que en el contexto de las amistades exista un mayor nivel de aceptación hacia la transexualidad que en el contexto familiar". Y dentro de la familia, el mayor respaldo viene de la madre. El apoyo del padre, en cambio, es ínfimo. En el periodo educativo, el 32,8% dice haber tenido bastante o mucho conflicto con los compañeros tras visibilizar su condición sexual. En el ámbito laboral, ese porcentaje se eleva al 55,9%, "lo que revela el nivel de rechazo social del colectivo".