Málaga

Los tratamientos por adicción a la cocaína superan ya a los del alcohol

  • El consumo registra la subida más alta en los últimos nueve años y hay 1.136 personas en desintoxicación

  • El kilo se vendía hasta hace un trienio a 34.000 euros y ahora a 29.000

Su precio en el mercado negro ha experimentado una bajada significativa entre los narcotraficantes. El kilo, según fuentes policiales, se vendía hace tres años a 34.000 euros, mientras que ahora ha caído a los 29.000. Aunque la cocaína se considera una de las sustancias ilegales de moda en contextos de ocio desde hace más de una década, es ahora cuando se está constatando que los tratamientos de desintoxicación superan a los del alcohol. Así se desprende del Sistema de Información del Plan Andaluz sobre Drogas y Adicciones de la Junta de Andalucía, que refleja que en la provincia de Málaga hubo durante 2017 un total de 757 admisiones para iniciar una terapia por adicción. La cocaína lideraba así, con un 28,50%, las demandas de tratamientos. A escasa distancia se situaba el alcohol, que generó 731 solicitudes, un 27,52% del total.

Pese a que los datos corresponden al pasado ejercicio -que fue el que registró la cifra más alta de terapias desde 2009 (cuando hubo 712) la tendencia en lo que va de 2018 está siendo similar. A fecha de 13 de abril, son 1.136 las personas que están sometidas a un tratamiento para dejar la cocaína -582 en la capital y 552 en la provincia-. De ellas, 1.004 son hombres y 132 mujeres. "Hay un cambio respecto a 2016, cuando el alcohol suponía el 30% del total de admisiones a tratamientos. Curiosamente, ahora la cocaína está un punto por encima", explicó el subdirector general de Drogodependencias de la Junta de Andalucía, Fernando Arenas. No obstante, precisó, hace ya un tiempo se vaticinaba una "invasión" en el consumo de esta droga y, sin embargo, desde hace unos años se mantiene "en los mismos niveles".

En el caso del Centro Provincial de Drogodependencias (CPD) de la Diputación de Málaga, no se ha detectado, según el director, Juan Jesús Ruiz, un repunte en la demanda de tratamientos por consumo de esta sustancia, pero es frecuente su mezcla con alcohol, lo que agrava los efectos. "El etanol es un depresor que provoca cierta euforia. La cocaína es un estimulante. Ambos forman un compuesto que hace muchísimo daño tanto a nivel cerebral como epático", apuntó. Por sí sola, la cocaína, provoca un "aumento de la tensión y de la frecuencia cardiaca, un estado de hipervigilancia y, según la frecuencia de consumo, un cuadro paranoico con ideas de persecución". Puede ocasionar, además, un trastorno bipolar depresivo. "Esto es muy frecuente", resaltó el responsable del centro, que también señaló las "alteraciones en la dinámica familiar, laboral y de pareja" que la cocaína lleva consigo. De hecho, algunos adictos han llegado al centro acompañados, entre otros, de su jefe de empresa. "Hay pacientes que empiezan a consumir alcohol y recurren a la cocaína para despejarse, como ellos dicen, de la borrachera. Nunca o casi nunca la consumen estando sobrios. En otros casos, acuden al depresor del alcohol para bajar los efectos de esta droga e incluso toman pastillas para dormir", añadió.

El perfil del adicto a la cocaína ha variado en los últimos años. Al principio se relacionaba con los sectores más adinerados. Hoy en día, en palabras del portavoz del centro de drogodependencias, se ha "socializado de manera que está presente en todas las clases sociales". A diferencia de otras sustancias, los consumidores no suelen delinquir para conseguir dinero, salvo que se trate de "un consumo muy elevado y entren en el trapicheo para autoabastecerse".

Los expertos consultados muestran también su preocupación por el consumo de alcohol que resulta cada vez más frecuente entre los jóvenes, ya que, agregó el subdirector de Drogodependencias, los indicadores de riesgo son "bastante alarmantes". "Es nuestro caballo de batalla", apostilló, al tiempo que se refirió a los "atracones" y al hecho de ingerir "en menos de una hora cuatro o cinco copas". "Las borracheras se han incrementado, es por lo que más trabajamos en materia de prevención", aseveró.

En cuanto al cannabis, hay 560 personas en tratamiento (464 hombres y 96 mujeres). Durante 2017, en la provincia hubo 474 admisiones a tratamiento, situándose así en la tercera sustancia que generaba más terapias. En el centro de drogodependencias, en 2009, el 70% de los tratamientos estaban relacionados con los opiáceos. Ese año, la demanda fue un 5% inferior y ahora, sin embargo, ha subido un 18%. "El consumo de esta sustancia en la población general es tremendo. Lo que más llama la atención es que se han minimizado tanto los riesgos que ya se consideran algo secundario", advirtió.

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