El tren litoral de Málaga: el proyecto más demandado
20 años de 'Málaga Hoy'
La conexión ferroviaria con Marbella ha pasado de ser una ilusionante actuación para impulsar la movilidad sostenible a un agravio de primer nivel en la provincia
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Dos décadas de una transformación en marcha
Málaga/Unos meses antes de que este periódico saliese por primera vez a los quioscos, Manuel Chaves, presidente de la Junta de Andalucía, ponía la primera semilla de un proyecto para unir con tren Málaga y Marbella. Era diciembre de 2003 y el corredor ferroviario de la Costa era una de sus grandes apuestas para volver a optar a la presidencia autonómica. Dos décadas después, muchas han sido las promesas y quizás más han sido los cajones en las que se han guardado, de poner unas vías que, dos décadas después siguen en el limbo.
Pasa, que en esas dos décadas que han transcurrido desde que por vez primera se pretendió llevar el tren a Marbella en este siglo –ya lo habían hecho en repetidas ocasiones y con el mismo destino– el proyecto ha pasado de ser una ilusionante oportunidad para impulsar el transporte público y sostenible a poder ser denominado un agravio de primer nivel.
Muchos son los motivos que lo justifican, empezando porque la costasoleña es la única ciudad con más de 100.000 habitantes en España que aún no está conectada por raíles. Además, no es que Marbella sea una burbuja en medio de un páramo habitacional, sino todo lo contrario. Mijas, la primera de las ciudades a las que no llega el Cercanías cuenta ya con unos nada desdeñables 80.000 habitantes y Estepona, siguiendo la línea costera, roza los 70.000.
En total, en la provincia de Málaga hay 1,75 millones de habitantes censados –a los que habría que añadir aquellos que, pese a vivir aquí gran parte del año, la tienen como segunda residencia– y el INE espera que dentro de quince se superen los dos millones, igualando a Sevilla. Pero, no sólo de sus habitantes vive el tren en Málaga. Este 2023 pasaron por el aeropuerto de Málaga más de 22 millones de viajeros, la cifra más alta de la historia que, a tenor de los datos de los primeros meses de este 2024, se va a superar este año.
También ha sido un año histórico para la conexión ferroviaria con Madrid, tras la entrada de los operadores privados y, aún a la espera de Ouigo, ha dejado pequeña, en muchos momentos, la estación María Zambrano de Málaga. En las distancias más cortas, el Cercanías, abonado a la gratuidad, superó en 2023 los 16 millones de viajeros, poniendo también el techo de su historia. Cabe recordar que en 2019 –último año natural sin pandemia ni abono gratuito– el Cercanías de Málaga fue el más rentable de España, al cubrir un 76% de los gastos que genera con sus ingresos.
Sin embargo, eso no sirvió para liberar las atestadas carreteras de la Costa del Sol, que cada vez más dan más cuenta de la necesidad de una mejora de la movilidad y registran a diario atascos en puntos como la entrada de San Pedro Alcántara o la conexión de la capital con el Este. En el occidente del litoral, una vez se acerca el verano –aunque con la desestacionalización del turismo cada vez se da más este fenómeno durante todo el año–, la autovía desde Los Pacos, en Fuengirola (donde acaba el Cercanías), hasta prácticamente Estepona vive un continúo embotellamiento. Tráfico lento en el mejor de los casos. Pero, ¿cuántos coches podría quitar de la atestada A-7 un tren? El Ministerio de Transición Ecológica, citando al MIT, lo tiene claro: para transportar a 1.000 personas son necesarios 650 coches, 20 autobuses o un único tren.
Pese a ello, múltiples han sido las negativas que ha recibido el proyecto de tren para la Costa del Sol –hasta tres veces se le ha mandado de manera rotunda a dormir el sueño de los justos desde instancias ministeriales– siendo la última muy reciente. Óscar Puente, actual titular de Transporte, aseguró que la prolongación del Cercanías hasta Marbella "no es competitiva" por los tiempos de viaje y que el impulso de una nueva solución ferroviaria no se haría "en un tiempo razonable".
Antes fue Ana Pastor quien desechó un proyecto de la Junta de Andalucía –que años antes había llegado a licitar, incluso, la construcción de un primer tramo del Cercanías hasta Mijas, proyecto que la crisis se llevó por delante– y quiso impulsar una idea propia. Esta fue creciendo hasta que en 2018 su sucesor, Íñigo de la Serna, presentase en Marbella una propuesta de tren que, parecía, era realizable.
Pese a ello, y a que un año más tarde todas las fuerzas políticas con representación en el Congreso firmaron un pacto para impulsar la infraestructura con la Plataforma por el Tren Litoral, la conexión entre Málaga y Marbella sigue varada en la inejecución de los poco más de los insuficientes 600.000 euros que se han reservado desde el Gobierno central para estudios del mismo. Esperemos que, dentro de 20 años, la historia sea cómo la nueva línea ferroviaria cambió el transporte sostenible en la provincia.
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