El turismo rural suspende la asignatura de verano

La crisis sacude a los alojamientos de interior, que apenas superan estos meses el 60% de la ocupación · Los empresarios confían en las reservas de última hora como vía de escape a los retrocesos consecutivos de los últimos cuatro años

Cortijo de Teba reconvertido en casas rurales para turistas.
Cortijo de Teba reconvertido en casas rurales para turistas.
Celina Clavijo / Málaga

06 de agosto 2012 - 01:00

El turismo de interior, tradicional alternativa a las vacaciones de sol y playa, no consigue despegar en verano. Así lo avalan las cifras registradas por Rural Andalus, agencia especializada del sector que acoge 717 casas rurales y 96 hoteles de toda la región y en torno al 50% de los establecimientos de este tipo que funcionan en la provincia. La ocupación, a fecha de 23 de julio, era del 61%, lo que supone un 17% menos que el año anterior. No obstante, a tenor del ritmo de las reservas de última hora, la previsión era cerrar el mes con una reducción inferior, aproximadamente de un 5%. Por su parte, las cifras del mes de junio experimentaron un incremento leve (0,25%).

En lo que a agosto se refiere, la caída con respecto al ejercicio pasado, por el momento, es muy elevada, del 40%. Un dato desalentador que los empresarios del sector se resisten a dar por definitivo, ya que confían en la demora en la planificación de los viajes que caracteriza al público nacional, tal y como detalló a Málaga Hoy Nuria García, una de las socias de Rural Andalus.

Como consecuencia de la rebaja en las contrataciones que se ha producido en los últimos cuatro años, la plantilla empleada por los establecimientos rurales de la provincia de Málaga también se ha visto afectada. Así, han pasado de contar con un total de 831 trabajadores en 2011 a 733 en los cinco primeros meses de 2012.

Pese al descenso que las ventas han sufrido desde el inicio de la temporada alta, los datos recogidos a lo largo del ejercicio por el Instituto Nacional de Estadística parecían anunciar un año halagüeño. El grado de ocupación anual en la provincia se incrementó un 11,32% hasta mayo de 2012 con respecto al último periodo.

Por otro lado, aunque la media de alojamientos rurales abiertos en Málaga ha bajado progresivamente desde 2009, lo cierto es que este año la oferta de establecimientos, que se sitúa en 570, ha logrado esquivar los efectos de la crisis, con un aumento del 5,17% en relación con 2011, cuando se mantuvo en 542.

Mariló Sánchez es una de las propietarias que está padeciendo la desaceleración del sector en el periodo estival. Dispone de tres establecimientos rurales, todos ellos situados muy cerca de Sayalonga. Un ejemplo lo constituye la casa El Parador de los Olivos, que, con diez habitaciones, porche, barbacoa, piscina y vistas a la Sierra de Tejeda y Almijara, tiene capacidad para grupos de unas 20 personas. El precio, en este caso, oscila entre los 18 y los 20 euros por huésped y noche. "Este año me he visto obligada a ofrecer costes de temporada baja e incluso a reducir la estancia mínima, que hasta ahora había sido de una semana", explica. A diferencia de otros veranos, época en la que sus casas rurales han llegado a estar ocupadas desde el 15 de julio hasta mediados del mes siguiente, el panorama de estos días se torna pesimista. En agosto, por el momento, solo dos semanas se encuentran reservadas, mientras que algunos fines de semana de junio y julio han sobrevivido con alquileres de última hora.

El balance del invierno tampoco ha arrojado cifras positivas. Los meses de enero, febrero y marzo, en los que la finca que regenta Mariló no ha registrado apenas ningún arrendamiento, han resultado devastadores. Este año, dice, ha sido el peor. Una situación que achaca, en gran parte, a la proliferación de casas ilegales. "He encontrado portales de turismo foráneo con anuncios de hasta 36 hospedajes en Sayalonga. Son casitas de campo de extranjeros que han estado viviendo aquí y que ahora las alquilan en páginas alemanas o inglesas. Nos están haciendo la competencia", se lamenta la dueña.

Con el objetivo de evitar el intrusismo, Rural Andalus, por su parte, tiene la consigna de solicitar el alta del alojamiento en el registro de actividades turísticas para incorporarlo a su oferta. Sin embargo, es "complicado" controlar la competencia desleal de estos establecimientos. Solo en caso de que el cliente presente una hoja de reclamación y, posteriormente, denuncie al dueño de la casa, podría descubrirse que ésta no figura entre las autorizadas.

Mari Carmen, dueña de Los Garabitos, considera que el aumento progresivo de alquileres ilegales no es la única razón que justifica la caída de los ingresos del sector del turismo de interior en verano. "Cuando hay dinero, hay casas para todo el mundo. Ocurre que la gente se gastaba antes el dinero con mucha facilidad y ahora ya no lo hace", afirma. La convulsa situación económica lastra las expectativas de reservas para septiembre, pese a que en julio y agosto los resultados han sido moderadamente satisfactorios. La demanda durante estos meses, asegura la propietaria, se ha desplomado un 50% en comparación con años anteriores.

La crisis continúa dejando huella en el segmento rural pero no parece que apunte siempre hacia la misma dirección. Juan Antonio, dueño de Mansión Piedras Blancas, en Colmenar, ya ha colgado el cartel de 'lleno absoluto'.

La ocupación, en su caso, permanece casi intacta respecto a otras épocas estivales. Aunque ha logrado cubrir la ocupación para julio, agosto y parte de septiembre, reconoce que la gente "reserva cada vez menos tiempo". La estancia mínima que exige es de dos noches, pero en los meses de calor los visitantes se inclinan por una semana completa. El secreto de su éxito estriba, según el dueño, en ofrecer "calidad y buen servicio" a precios asequibles, que se mantienen entre los 15 y los 20 euros por noche, aunque varían en función del número de días que la casa se alquile. En temporada baja, propone descuentos especiales a partir de estancias de, al menos, cuatro días. El perfil de personas que suelen visitar la Mansión Piedras Blancas responde, sobre todo en verano, al de familias con hijos pequeños.

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