"Se han usado explosiones de gas o excavadoras para reventar cajeros"

Prácticamente todo el mundo tiene una tarjeta de crédito o débito en su cartera. Conviene no perderla de vista porque es dinero fácil y rápido para los delincuentes. El abogado José María López ha escrito un libro sobre fraudes con este sistema de pago universal que ayer presentó en el Colegio de Abogados de Málaga. Y ya está preparando otro sobre la gran estafa por internet: el phising.

-Un abogado que escribe un libro sobre fraudes con tarjetas bancarias, ¿por qué?

-España es uno de los países más avanzados tecnológicamente en el uso de tarjetas aunque no nos lo parezca. Tenemos 75 millones de tarjetas bancarias en circulación, sin incluir las que puedan dar los comercios con sus financieras. Cabemos casi a dos tarjetas por persona y a eso hay que sumar las que se han emitido fuera de España y el pago a través de internet, por lo que ese número se eleva a cientos de millones. Pese a estos datos no hay una ley que regule su funcionamiento.

-¿Por qué no existe esa ley?

-Hay algunas normas a nivel comunitario o algunos compromisos asumidos libremente por las entidades bancarias, pero no hay una ley que regule en conjunto este sistema de pago. Nos encontramos con muchas tarjetas sin regulación y lo que más me choca es que están sustituyendo al dinero.

-¿Cuáles son los fraudes considerados más habituales?

-En los comercios lo más habitual es la estafa, es decir, que alguien coja una tarjeta falsa, se vaya a una tienda, presente un DNI o un pasaporte falso y compre, por ejemplo, un televisor de plasma. Luego resulta que cuando el verdadero cliente, al que le han cobrado en la cuenta, reclama, el banco le retira el dinero abonado al comercio por lo que este último se queda sin televisor y sin dinero.

-¿El banco no le da el dinero al comercio?

-Depende, habría que analizarlo según los hechos. Hay casos en los que el comercio difícilmente puede detectar que es víctima de un fraude y ahí sí se puede discutir. Pero si va un particular con la tarjeta de un tercero y el comercio no le pide el DNI entonces no puede reclamar.

-¿Sigue habiendo muchas estafas en los cajeros automáticos?

-Sí, sigue habiendo muchos cajeros que están manipulados, en ocasiones, por verdaderos artistas porque te clonan la tarjeta y no eres consciente de ello. Al meter la tarjeta te clonan la banda magnética y además colocan una cámara de vídeo en la parte superior, muchas veces del tamaño de un grano de arroz, para ver el pin. Teniendo la tarjeta y el pin pueden sacarte el dinero del cajero, hacer pagos por internet, etcétera. A finales de este año las entidades financieras están obligadas a cambiar la banda magnética por un chip en las tarjetas.

-¿Qué recomienda en ese caso?

-Recomiendo que se vaya siempre al mismo cajero para que si hay algún cambio nos podamos dar cuenta.

-Pero imagino que la gente no se fija en esas cosas.

-Bueno, a veces se puede percibir algo raro porque el hábito cuenta.

-¿No deberían vigilar los trabajadores de las entidades financieras que no se manipulen los cajeros?

-Sí, y se hace pero es más difícil controlar los cajeros que están en polígonos o en centros comerciales. Son los más golosos para los delincuentes.

-En pleno siglo XXI, ¿sigue habiendo picaresca?

-Sí, no todo es tecnología. Hay también casos más burdos. Pueden llegar dos personas y mientras un titular está haciendo un reintegro en un cajero, uno le golpea, el titular se da la vuelta, y en ese momento llega otro y le quita la tarjeta o le mira el pin. O te tiran un vaso de agua y mientras uno se ofrece a ayudarte el otro se lleva el dinero que está en la rendija del cajero. También conocemos casos de que intentan destrozar un cajero con una excavadora, con explosiones de gas...

-¿Explosiones de gas?

-Sí, colocan una bombona, le meten una cerilla y revientan el cajero entero. No son tan sofisticados y lo curioso es que no suelen acceder a la caja fuerte.

-¿Qué responsabilidad penal hay?

-Si se tipifica como robo o estafa tiene cárcel aunque la más grave es la falsificación de tarjeta porque el Código Penal la equipara con la falsificación de moneda y se castiga con pena de prisión de 8 a 12 años.