Los vertederos, al límite
medio ambiente | un problema para laS ADMINISTRACIONES Y LAS EMPRESAS
La vida útil de los tres espacios que hay en la provincia se agota y sólo el reciclaje puede aumentarla
De media en una década no habrá posibilidad de crecer en algunos de ellos
Los tres vertederos de la provincia de Málaga están al límite de su capacidad. La vida útil de estos se agota y en el caso del complejo ambiental de Valsequillo, que se encarga del tratamiento de los residuos de 91 de los 103 malagueños, el margen es de apenas ocho años a menos que el aumento del reciclaje le dé un respiro de unos años más. El incremento progresivo de la población, y por lo tanto de los residuos que se generan, supondrá no en mucho tiempo un verdadero problema para las administraciones y empresas encargadas de su gestión por la falta de espacio para aquellos desechos que no son recuperados ni reutilizados.
Una década es de media el tiempo que les queda a éstas para buscar soluciones antes de que la realidad se imponga. Todas de una u otra forma ya están trabajando en ello, pero las medidas planteadas dependen en gran parte de la colaboración ciudadana. La delegada de Medio Ambiente y Promoción del Territorio de la Diputación provincial de Málaga, Marina Bravo, aseguró que la primera opción a corto plazo es "aumentar el reciclaje y la recuperación de los residuos porque así se disminuirá también el volumen de desechos que va al vertedero", lo que permitiría contar con un par de años más de vida de Valsequillo una vez que el de Casarabonela está a punto de ser clausurado definitivamente por falta de espacio.
En el complejo ambiental situado en Antequera, y que gestiona el Consorcio Provincial de Residuos dependiente de la institución supramunicipal, no hay espacio para más vasos de desechos, es decir, los espacios subterráneos habilitados para depositar los residuos que no han podido recuperarse durante el proceso. Ya han sido sellados seis y hay un séptimo en explotación, pero el porcentaje de residuos que terminan en él sigue siendo muy alto: casi el 50% del volumen total que llega al complejo ambiental.
Según Bravo, cuando la planta de compostaje funcione y se pueda tratar la materia orgánica que llega del contenedor gris, "el rechazo máximo debe ser del 40%" y eso señaló "lo podemos conseguir pero seguiremos teniendo el problema de estar por encima de lo que marca Europa que debe ir a vertedero y además seguiremos llenándolo". Hay que ir más allá a medio y largo plazo para mejorar esas cifras y, a su juicio, una de las opciones es la valorización energética y que consiste en quemar los residuos desechados de forma controlada y en instalaciones adecuadas para obtener energía y gas. Máxime cuando la opción de construir nuevos vertederos en otros municipios está prácticamente descartada.
Pero tampoco se descartan otro tipo de medidas que afecten directamente a la ciudadanía, porque la delegada dijo que "no se puede seguir trabajando como hasta ahora únicamente con la concienciación y si tenemos que optar por otras coercitivas lo haremos". En Málaga capital, donde es la empresa mixta de limpieza Limasa la que se encarga de la gestión de los residuos, el plazo que se maneja es también 2025 aunque en este caso aún habría opción de disponer de más espacio en el centro ambiental Los Ruices. Sin embargo, de las 200.000 toneladas de residuos domiciliarios que llegan al año, el porcentaje de rechazo se sitúa entre el 60y el 65%.
Eso ha obligado a buscar nuevas alternativas. El pasado mes de enero se dio por terminada la explotación de la primera fase de la superficie de vertido, que comenzó su actividad en 2011 y que tenía una capacidad para dos millones de metros cúbicos, y se anunció la puesta en marcha de un plan de actuación por el que se ha ampliado la planta de biogás con la colocación de 18 nuevos pozos de desgasificación hasta llegar a un total de 68. Esta segunda fase está más alejada del entorno residencial de la zona y, con una superficie de 10 hectáreas, tiene una capacidad de 3,7 millones de metros cúbicos que da tranquilidad para los próximos ocho años.
En las zonas de vertido que se van cerrando se está realizando la explotación del biogás para generar energía. El sistema de desgasificación de Los Ruices, que desde hace años permite el aprovechamiento eléctrico del biogás generado por la descomposición de los residuos orgánicos, es uno de los elementos claves para reducir la contaminación odorífera que genera esta actividad.
El único que cuenta con más margen es el complejo medioambiental de Casares, donde van los residuos que generan once municipios del litoral occidental y que es propiedad de la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol. Allí ya ha sido clausurado el llamado vaso uno, con capacidad para 640.000 metros cúbicos de residuos que se introducen prensados en balas de un metro de altura cada una aproximadamente y cada tres o cuatro de ellas se cubre con tierra hasta llenarlo, mientras que el número dos está colmatado y pendiente de sellar también.
Hay en explotación, por tanto, un tercero con capacidad para tres millones de metros cúbicos y que garantiza espacio suficiente hasta 2028. Pero a pesar de eso, los responsables del complejo se han anticipado ya al futuro y están trabajando en un plan de inversiones para los próximos 20 años tras realizar un diagnóstico de cuál será la situación en función de la evolución de la población y la proyección de los residuos que se van a generar. Y la conclusión es que no habrá más remedio que aumentar el vertedero de rechazo.
Así, se contemplan dos posibles ampliaciones más dentro de la misma planta y anexo al vertedero actual. Un cuarto vaso con 1.850.000 millones de metros cúbicos y un quinto con 1,4 millones de metros cúbicos de capacidad que garantizarían la gestión de los residuos de la Costa del Sol occidental, al menos, hasta 2036. No queda más remedio a tenor de los datos, y que distan poco del resto de vertederos. De las 330.000 toneladas de residuos domiciliarios que entran cada año en la planta, aproximadamente el 60% va al vertedero.
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