"Van a entrar ustedes en una zona restringida. No hay agua potable por lo que los agentes de seguridad no le van a quitar los líquidos pero sí cualquier otro objeto con el que no se pueda volar, como navajitas, etcétera". Pasaban las 9:30 y unas 200 personas estaban atentas a las explicaciones de Mercedes Aznar, una de las responsables de la organización de pruebas en la nueva terminal del aeropuerto de Málaga, la T3. Las caras de los figurantes reflejaban sueño, cierto nerviosismo y desazón por no saber exactamente qué se quería de ellos.

Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena) celebró ayer el quinto examen con extras para comprobar que la nueva infraestructura funcionará perfectamente cuando se inaugure de forma oficial, lo que se prevé que ocurra en marzo. Ayer tocaba facturar las maletas y realizar los controles de seguridad de 12 vuelos, 10 de salida y dos de llegada. Repartidos en seis grupos, los 191 participantes recibieron un papel en el que se le decía el vuelo que debían coger y que iban a Granada, Gerona o Stuttgart. A partir de ahí, había que buscarse la vida. Los actores tenían que buscar en las pantallas el vuelo, mirar en qué puerta podían facturar, coger unas maletas numeradas que Aena había previamente colocado en filas, facturar, coger el billete y dirigirse hacia el arco de seguridad, pasando sus pertenencias por el scanner y siendo revisados por agentes de la Guardia Civil. A priori era un trabajo fácil aunque a algunos asistentes Aena les ponía pequeñas trampas, es decir, equipajes especiales para facturar o elementos prohibidos en los vuelos para verificar si eran o no detectados por la seguridad.

Ayer se movieron 1.080 maletas, un elemento clave. "El equipaje es de los asuntos más preocupantes y es de las pruebas en las que ponemos más atención porque entran en juego varios sistemas y hay una mayor complejidad. Empezamos con unas 600 maletas y terminaremos probando unas 5.000", afirmó Ángel Gallego, director de Transición de Aena. Este directivo destacó la importancia de realizar ensayos previos a la apertura oficial de la terminal. "Es fundamental. Algunos aeropuertos en Europa han cometido el error de no hacerlas y luego lo han pagado el día de la puesta en explotación", explicó Gallego, quien subrayó que en Málaga se está aplicando la misma metodología que se hiciera en la T4 de Barajas (Madrid), y en los aeropuertos de Barcelona, Valencia o Zaragoza. Eso sí, el director de Transición de Aena aseguró sentirse "sorprendido" con el número de solicitudes para ser figurante. "Ha habido más peticiones que en otros sitios. En los cuatro o cinco primeros días ya teníamos 16.000 solicitudes y necesitábamos 3.000 personas", continuó.

Se están realizado dos tipos de pruebas. Las primeras empezaron el 1 de diciembre y, en ocho jornadas, se comprobaron los sistemas internos, siendo el resultado "satisfactorio pues sólo detectamos algunos problemas en tarjetas o con la megafonía que se solucionaron". El segundo tipo de prueba, las presenciales con extras, se iniciaron el 26 de enero y acabarán en los diez primeros días de marzo. En teoría, en esa fecha la terminal debería garantizar un funcionamiento pleno y sin problemas, "por lo que posiblemente se pueda abrir antes de Semana Santa", indicó Gallego.

Los figurantes, el personal de Aena, los obreros y los periodistas que ayer pudieron entrar han sido los únicos privilegiados que han podido ver la nueva terminal, un edificio enorme y lleno de luz gracias a sus inmensos ventanales. Ocupa una superficie de 250.000 metros cuadrados y, en un dique de 241 metros de largo, ofrece 86 nuevos mostradores de facturación. También dispone de un moderno sistema automatizado para el tratamiento de equipajes y veinte puertas de embarque, doce en conexión directa con las aeronaves y ocho en remoto.

En la nueva terminal se podrá atender a 9.000 pasajeros a la hora, el doble que la actual, y tiene capacidad, según Gallego, para ser utilizado por 30 millones de viajeros al año. En estos momentos aún se está lejos de alcanzar esa cifra -el aeropuerto tuvo un tráfico el año pasado de 11,6 millones de pasajeros, un 9,3% menos que en 2008- aunque en Aena se confía en que la nueva terminal impulse el número de viajeros. De hecho, el presidente de Ryanair, Michael O'Leary, anunció en enero en Málaga que esta compañía abrirá en junio 19 nuevas rutas desde el aeropuerto Pablo Ruiz Picasso a ciudades europeas y españolas. Pondrá en marcha 360 vuelos semanales que, según el máximo dirigente de Ryanair, serán utilizados por dos millones de pasajeros.

Otra cosa es ver cómo se organiza todo ese volumen. El director del aeropuerto, Mario Otero, explicó que todos los viajeros entrarán en la zona de embarque, a través de las puertas de seguridad, por la nueva terminal. No obstante, en la T3 facturarán el equipaje todos aquellos pasajeros que viajen a países firmantes del acuerdo Schengen -España y la mayoría de estados europeos salvo Gran Bretaña, Irlanda, Rumanía, Chipre y Bulgaria-. En estos cinco países es necesario el control de pasaportes y se seguirá facturando el equipaje en la actual terminal 2. Es un hecho llamativo ya que el aeropuerto de Londres Gatwick es el principal destino de los usuarios del aeropuerto malagueño, y también están en el top ten de destinos los aeródromos de Luton y Stansted en Londres, Manchester, Dublín, Nottingham, Birminghan y Liverpool. La aerolínea británica de bajo coste Easyjet es la primera en Málaga y, a partir de este año, competirá con Ryanair por mantener ese liderato. Por tanto, las dos mayores aerolíneas que operan en Málaga harán la facturación en la terminal 2. La terminal 1, que albergaba los vuelos de terceros países y Melilla, se cerrará.

Los figurantes no volaron ayer a ninguna parte aunque, en compensación, recibieron un sueldo de 45 euros y un aperitivo. Un viaje corto y barato con origen y destino la Costa del Sol.

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