Así se vive el apagón en las calles de Málaga: "Esto es como el Covid"
"Al principio con del coronavirus veías el miedo entre los ciudadanos cuando ibas a comprar y ahora se repite un poco eso, sobre todo entre las personas mayores", resumía esta vecina
Málaga, paralizada por el apagón: ni Metro, ni trenes, ni semáforos

Málaga/Así se vive el apagón en las calles de Málaga: "Esto es como el Covid". "Nada funciona", la otra frase más repetida. "Eso es como el principio del Covid". La frase es de Mari Carmen Fernández, una vecina de Cruz de Humilladero que resume a la perfección las escenas que se están viviendo en las calles por el apagón. "Al principio con del coronavirus veías el miedo entre los ciudadanos cuando ibas a comprar y ahora se repite un poco eso, sobre todo entre las personas mayores", resumía esta vecina.
En el centro de Málaga, pese a que la afluencia de visitantes es siempre elevada, esta mañana el bullicio era aún mayor. Muchos turistas y extranjeros preguntaban qué está pasando, malagueños que les respondías con dificultad o con gestos, comerciantes apostados en las puertas, puestos de Atarazanas que aún vendían más, "por lo que pueda pasar", eran las escenas que más se repetían. Otros, en cambio, preferían ver lo que estaba pasando desde las terrazas o balcones de las oficinas de Larios, por ejemplo. Muchos comercios han optado por cerrar sus persianas: "No merece la pena, nada funciona y para estar así es mejor cerrar", asegura el dueño de un negocio de Atarazanas. Otros aguantaban casi estoicos con las luces, lógicamente, apagadas y con los datáfonos funcionando a medio gas.
A Isa y Sergi el apagón les ha pillado comprando unos regalos en el Centro Comercial Larios. “Necesitábamos varias cosas y estábamos ya en la última tienda, haciendo casi la cola para pagar, pero en ese momento se ha venido todo abajo, apagón”, cuentan. En ese momento los dependientes les han invitado a salir, “muchas tiendas estaban ya con las persianas bajadas, las que no desalojando a los clientes”.
Quienes estaban más nerviosos, afirman, “eran los de seguridad, pendientes de que nadie aprovechara que no funcionaban las alarmas para llevarse lo que no debían”. Sin embargo, cuentan que el desalojo se ha dado “con completa normalidad, mucho más civilizado de lo que se podría pensar, no ha habido nada de caos”.
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