Málaga

Un vuelo soñado para celebrar el centenario del aeropuerto de Málaga

  • Los pilotos Francisco Cuevas e Ignacio Gil partieron ayer rumbo a Toulouse y vuelven el sábado

Francisco Cuevas e Ignacio Gil, ayer, en el aeródromo de Vélez-Málaga, antes de emprender el viaje.

Francisco Cuevas e Ignacio Gil, ayer, en el aeródromo de Vélez-Málaga, antes de emprender el viaje. / Carlos Guevara

Los pilotos Francisco Cuevas e Ignacio Gil iniciaron ayer un sueño, un proyecto en el que llevan varios meses inmersos y que, pese a que no son precisamente jovenzuelos, les ha llenado de ilusión: repetir la gesta que en marzo de 1919 hicieron los franceses Lemaitre y Latècoére y que supuso el nacimiento informal del aeropuerto internacional de Málaga-Costa del Sol, que hoy en día acoge anualmente a más de 18 millones de pasajeros.

Salieron pasadas las 8:00 del aeródromo de Vélez-Málaga en un avión Piper PA28-161 Warrior III monoplano que alcanza una velocidad de crucero de 185 kilómetros por hora y que ha sido fabricado en Estados Unidos. La idea inicial era hacer escala por la zona de Navarra, pero las condiciones meteorológicas lo desaconsejaban. Optaron por volar hasta Castellón y repostar allí. En la tarde del lunes tenían dudas sobre si podrían continuar hasta Toulouse porque había unas fuertes ráfagas de viento que podrían afectar la estabilidad del avión pero finalmente lo consiguieron y aterrizaron en suelo francés a las 17:45.

Cuevas y Gil van representando al Aeroclub y llevan un uniforme especial conmemorativo del centenario con un logotipo diseñado por el propio Gil. También transportan una carta del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, que prevén entregar al alcalde de Toulouse y una caja con 1.500 sobres y sellos gracias al apoyo de la Asociación de Filatelia de España, ya que hay que recordar que los dos pilotos franceses que iniciaron la aventura hace un siglo hacían el correo postal. El 8 de marzo de 1919 el piloto Lemaitre y el ingeniero mecánico Pierre G. Latècoére salieron de Toulouse en un avión Salmson 2.A2, un biplano con dos asientos para observación y bombardeo que fue fabricado en 1918 y que tenía una velocidad de crucero de 135 kilómetros por hora.

Un siglo después realizarán el mismo trayecto que hicieron Lemaitre y Latècoére

Su objetivo era abrir una ruta aérea postal desde esa ciudad gala hasta Casablanca, aunque también estaban abiertos al transporte de personas. Pararon en Perpignan, Barcelona y Alicante ese 8 de marzo y a la mañana siguiente, 9 de marzo de 1919, partieron rumbo a Málaga. Les llovió –algo que no era precisamente cómodo en un avión en el que iban prácticamente al descubierto– hasta que asomaron por el monte San Antón ante la expectación de miles de malagueños que les esperaban.

En principio iban a aterrizar en la zona de Huelin pero el terreno, pese a ser llano, estaba completamente encharcado por lo que podía ser peligroso. Tras dar varias vueltas en el aire, acabaron aterrizando en un cortijo llamado El Rompedizo a las 10:30. Llegaron a un acuerdo con el dueño, crearon un hangar y pasó a ser el aeropuerto de Málaga.

Justo un siglo después, Cuevas y Gil van a hacer el mismo viaje de regreso desde Toulouse, haciendo las mismas paradas para, si no hay ningún impedimento, aterrizar en el aeropuerto de Málaga este sábado 9 de marzo sobre las 10:30. No vendrán solos porque este proyecto ha entusiasmado a los miembros de la Fundación Latècoére en Francia y se han ofrecido a acompañar a los pilotos españoles con otro avión –que incluso podrían llegar a ser dos– en la misma ruta. Serán recibidos el sábado en el pabellón de autoridades del aeropuerto y Cuevas y Gil llevarán una bandera de España, mientras que los galos llevarán la francesa, en comunión por una iniciativa alocada hace un siglo que ha dado un impulso fundamental a la economía malagueña.

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