La vuelta de la esperanza

Marta Jiménez Málaga

27 de marzo 2014 - 01:00

Hasta este martes y desde hace un mes colgaba un cartel en la puerta de la casa hermandad de la Salud en el que se avisaba que no habría de reparto de alimentos hasta nuevo aviso. Ayer, el vocal de obra social de la cofradía del Domingo de Ramos, Juan Francisco Rosales, pudo despegar el letrero mientras explicaba que ya habían sido avisadas las familias de que se reanudaba la entrega. De hecho en cuanto marcó el relój las 18:00, la cola para la citada recogida no tardó en formarse.

Esto ha sido posible gracias a una partida de 9.500 kilos de alimentos enviada por la Cruz Roja, entidad que colabora con la hermandad trinitaria desde hace ocho años. Con esta partida prevén tener fondos para cumplir con el reparto de aquí a cuatro meses. Ésta será la última que vendrá sufragada por la Unión Europea, las siguientes vendrán de parte del Gobierno español por lo que aún se desconoce con qué cantidad de productos podrán contar para abastecer a las 350 familias que se abastecen de esta iniciativa. Fundamentalmente son vecinos del barrio de la Trinidad y de El Perchel norte que tienen que acreditar su situación de desempleo o si reciben algún tipo de ayuda. De igual manera se asiste a los inmigrantes que demuestren una situación legal así como a hermanos de la cofradía que lo soliciten. En este punto convergen la estrecha colaboración con Cáritas parroquial de San Pablo y los servicios sociales.

Desde el pasado mes de octubre la hermandad viene realizando llamamiento a los hermanos para hacer recogidas mensuales, pero "la crisis afecta a todos" y aunque hay repuntes de donaciones la cofradía se plantea hacer recogidas en las puertas de los supermercados para poder nutrir su almacén con alimentos, un lugar que permitió entregar a lo largo del años 2013 más de 20 toneladas de comida.

Además de esta actividad, la Salud es una de las cofradías de la Fundación Corinto, a través de la cual ayuda a 31 familias, y también ayudan a sufragar gastos de medicamentos o facturas de luz o agua. Incluso, de manera oficiosa, guardan un pequeño retén de ropa usada para entregarlo a los necesitados.

A veces, las necesidades van más allá de lo material y "lo que quieren es hablar". "La gente está muy hundida y tenemos que ser un rayo de esperanza para ellos", concluyen.

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