A vueltas con el IBI y el Catastro
El Ayuntamiento tiene vía libre para actualizar los valores catastrales, lo que le permitirá minimizar el impacto de la subida del impuesto el año próximo
A ocho meses de las elecciones municipales, el debate sobre la política fiscal que aplicará el equipo de gobierno encabezado por Francisco de la Torre el próximo año está servido. Tanto es así que, a la espera de que, previsiblemente a final de semana, se ponga la luz sobre los detalles finales de los impuestos y tasas municipales del ejercicio venidero, los grupos de la oposición han encendido la mecha.
Aprovechando la Comisión de Economía y Hacienda celebrada ayer, los concejales socialistas quisieron interpelar a la concejala del ramo, María del Mar Martín Rojo, acerca de la petición que a principios de año se hizo al Gobierno central para actualizar el Catastro y, en la medida de lo posible, controlar la subida que, entre otros tributos, debe sufrir el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) hasta el año 2018. La cuestión es central si se tiene en cuenta que el incremento en la presente anualidad del recibo ha sido causa de malestar entre muchos vecinos.
En el seno del área de Economía se asume como afirmativa la posición del Ministerio de Hacienda. Más en concreto, consideran que es positiva tanto en cuanto no formuló alegación alguna a la propuesta de actualizar los valores catastrales. El interrogante, que se espera resolver en los próximos días, reside en el coeficiente a aplicar. Al respecto, fuentes municipales confiaron en que el mismo incluya una reducción, lo que permitiría al equipo de gobierno del PP minimizar la repercusión que, de facto, debería seguir teniendo la revisión catastral realizada en 2008 sobre el IBI.
Nadie, al menos oficialmente, se atreve a hablar de bajada, aunque sí de "subidas o bajadas reducidas; de uno o dos euros, a lo sumo". Esta reacción tiene lugar seis años después de que los recibos no hayan reflejado de forma cierta el incremento real que se tendría que haber aplicado tras la revisión del Catastro en 2008. Siempre en términos generales, esta decisión tendría que haber supuesto una subida anual hasta 2018 de un 10% cada ejercicio. A la espera de disponer de todos los detalles, los técnicos de Economía y Hacienda han realizado "hasta una decena de simulaciones", según informaron ayer mismo en la comisión municipal.
A modo de ejemplo, un fuente indicaba que si se diese el caso de que se aplicase una reducción del 20% en el coeficiente, ello no implica que la reducción del IBI fuese esa. "La repercusión de la actualización catastral no es tan directa en el caso de IBI", insistieron, al tiempo que sí reconocieron que ello debe permitir que los incrementos marcados para 2015 y años posteriores "se difuminen".
En los tres primeros años de aplicación de los nuevos valores catastrales en la ciudad, el Ayuntamiento bonificó íntegramente la subida, con lo que el efecto fue nulo; en los dos últimos, incluido 2014, se optó por bajar el tipo impositivo hasta el 0,45. Esta determinación ha posibilitado que, de media, el IBI haya subido en Málaga un 2,2% (6,7 euros) esta anualidad. El problema se produce a partir de 2015, dado que en el área de Economía se asume la dificultad de reducir más el tipo impositivo. Por ello, la actualización de los valores surge como la única herramienta mediante la que controlar el incremento del recibo.
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