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Abel Gómez, guante del Málaga B, coleccionista de ascensos y míster del Rayo Majadahonda

  • Jugó en Segunda División con el filial blanquiazul dos temporadas

Abel Gómez, entrenador del Rayo Majadahonda

Abel Gómez, entrenador del Rayo Majadahonda / M. G.

Igual muchos malaguistas ya no lo recuerdan, pero el entrenador del próximo rival del Málaga CF en la Copa del Rey, el Rayo Majadahonda, también tiene su historia como blanquiazul. Se trata de Abel Gómez Moreno, que jugó dos temporadas en el filial malacitano cuando militaba en Segunda División y que después de una larga carrera decidió emprender una aventura en los banquillos donde demuestra tan buenas maneras como de futbolista.

Abel Gómez (20/02/1982) nació en Sevilla pero también es granadino por herencia y ha pasado por tantos clubes y ciudades de la comunidad que es casi un andaluz universal. Como jugador coleccionó ascensos y dejó muestras en los terrenos de juego de su elegancia y golpeo de balón. Como técnico se va afianzando y tiene al otro Rayo peleando con la élite de la Primera RFEF y avanzando en Copa.

Como jugador se formó esencialmente en la cantera del Sevilla hasta que el Málaga le reclutó para la segunda hornada del filial, que acababa de mantener la categoría en Segunda División pero que tenía cambio generacional. Se vio en una plantilla con Iñaki Goitia, Geijo, Jesús Gámez, César Navas, Perico, Silva, Diego Castro, Usero, Armando, Paco Esteban, Alberto Aguilar, Manolo Reina... Lograron una merecida permanencia con transición Tapia-Bakero.

En la temporada siguiente, con más galones aún, sentó las bases de su incipiente carrera. Con el Málaga B disputó 68 partidos, marcando siete goles y siendo uno de los referentes en la ejecución de acciones a balón parado. Llegó a ser convocado en tres ocasiones por el primer equipo sin llegar a debutar. 

Dio un salto tremendo uniéndose a las filas de un Real Murcia que entrenaba Lucas Alcaraz y que ascendió con suma facilidad a Primera (ese año el Málaga ya estaba en Segunda tras su primer descenso). Eso le llevó a debutar en la máxima categoría, en la que firmó cinco tantos. Nada mal. Luego llegó el Xerez, con el que también ascendió a la élite y empezó a forjar su leyenda.

Tras bajar de Primera con los jerezanos se marchó al Granada, uno de los equipos de su corazón. Efectivamente, también ascendió. Para no poder el ritmo, repitió con el Córdoba, a quien acompañó en su histórico regreso a LaLiga. Cerró su serie de brillantes ascenso un escalón más abajo con el Cádiz y el Lorca, de Segunda B a Segunda.

Colgó las botas en el Atlético Sanluqueño, donde ejerció de entrenador las dos últimas temporadas. Asumió el mando del Rayo Majadahonda en la recta final del curso anterior y ahora aspira a regresar a Segunda con un club que lo fía todo a este joven técnico que lleva toda su vida logrando ascensos.

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