Antoñín sigue graduándose con el Málaga. Esta vez le llegó el gol en La Rosaleda, algunos ya utilizan el diminutivo de su nombre casi con vergüenza. Pero el palmillero insiste, "siempre, desde pequeño se me ha dicho Antoñín y me tienen que llamar Antoñín". Como sea, ante el Oviedo cuajó otro gran encuentro y el delantero agradece las oportunidades.

"Yo se lo dije a Víctor. 'Míster, la confianza que me has dado te la tengo que devolver en el campo'. Y ya está", decía el canterano con elocuencia tras firmar su segundo tanto blanquiazul, que explica así: "Veo el despeje a la espalda y echo a correr. Tengo al central a la espalda, me doy la vuelta y luego voy siempre a portería y a gol".

Además, provocó el penalti del 2-0. "Noto contacto, me toca en la pierna y caigo al suelo. No lo he visto pero creo que es penalti claro", comentó. Y aunque anda en racha, tiene claros los roles del equipo: "El penalti es siempre para Adrián, no se me ha pasado ni por la cabeza. De hecho se lo digo, 'Adri, a gol'".

Antoñín está en una nube y así lo reconoce: "Desde que tenía tres añitos, siempre he soñado con este partido, en casa, con mi familia, mi afición, con mi gente". Y no quiere oír de un futuro fuera por la situación institucional del club: "Yo siempre, desde pequeñito, he querido estar donde estoy y siempre quiero tener el Málaga en mi corazón".

Eso sí, pese al momento, mantiene los pies en la tierra. En lo personal y por lo colectivo: "Ahora hay que seguir igual, todavía no hemos hecho nada. Llevo dos goles, hay que seguir trabajando y ya está".