Antonio Banderas, el malagueño más internacional, no está en La Rosaleda las veces que quiere, pero sí todas las que puede. Y ayer fue una de ellas. El actor director y productor, ataviado con un polo del Málaga, se dejó notar en una mañana en la que no era tan fácil destacar, puesto que La Rosaleda configuró el palco presidencial más extravagante de la competición.

Y es que en primer término, presidiendo, estuvieron Abdullah Al-Thani y Layhoon Chan, los máximos dirigentes de Málaga y Valencia; catarí él, singapurense ella. Otro paisano de ella, Anil Murthy, consejero ché, le acompañó. Fue curioso el mosaico, ya que también andaba por allí el marroquí Ben Barek, consejero consultivo del Málaga.