Que el equipo no funcione en lo colectivo implica que hay que mirar los rendimientos individuales. Así que la tarde llevó a una doble decepción, puesto que pocos se escaparon de la quema. Repitieron dos de los que habitualmente acaban con saldo positivo: Caballero e Iturra.

El meta no tuvo que enfrentarse a un bombardeo continuo, sino selectivo. Sin nada que hacer en el tanto de Ighalo, antes ya había abortado el tanto en una doble opción rojiblanca. Si hubo opciones de empatar hasta el final es porque en el minuto 70 salvó otro mano a mano frente a Aranda. El chileno, en su línea habitual de buen trabajo en la medular, dio un paso más adelante en la primera mitad. Ello le valió para asomarse un par de veces por la frontal. Tuvo el empate en un pase de Joaquín, pero en su intento de recortar a Diego Mainz perdió el cuero.

En tonos ámbar se mostró Pedro Morales, que de nuevo a balón parado dio otra dimensión. Un tiro y un servicio espectacular a Sergio Sánchez que no fue gol por poco le rescató para el club de aprobados. Isco tuvo un repunte con respecto a otras tardes. Más activo y driblador, capitaneó la reacción en la reanudación, aunque le faltó tino y fuerza en el disparo. Horrible fue la tarde de Baptista, de las peores que se le han visto, y la de Lucas Piazon, al que sigue recurriendo Pellegrini a pesar de que sigue en una gran depresión futbolística.