Málaga C.F.

Fútbol anticrisis

  • La situación institucional del club resta valor al encuentro ante el Espanyol en Cornellá (16:15)

  • Alberto López se estrena en una convocatoria con el primer equipo y puede debutar

El Málaga disputa hoy su último partido como visitante en Primera División hasta, al menos, 2019. La entidad blanquiazul pasará un año en el ostracismo que es a día de hoy la Segunda División, lejos del foco mediático y embarrado en una categoría que exige perfección, acierto y orden. Curiosamente, son términos antónimos de la temporada que toca a su fin este mes de mayo.

El Málaga ha sido un despropósito de cabo a rabo. Desde la punta de lanza, la plantilla; hasta su empuñadura, el presidente Al-Thani. Un pozo sin fondo de desafortunadas decisiones y opciones, en el campo y fuera de él. Iniciado por una confección de la plantilla terrible por parte de Francesc Arnau -ya en el paro- y Míchel -en el mismo lugar-, al que se le suma la leve injerencia del presidente del club con el Caso Rolón, volviendo a evidenciar que tampoco atina como director deportivo. Los sucesores del catalán y el madrileño, Mario Husillos y José González, no lo hicieron mejor. Auténtica inoperancia reflejada después sobre el césped por unos jugadores que han mostrado, en su mayoría, el nivel competitivo más bajo de su carrera futbolística.

Los últimos coletazos están siendo también sonrojantes. Con todo apalabrado por Husillos para que le técnico blanquiazul en Segunda División fuera Lucas Alcaraz, Al-Thani tumbó el fichaje vía Twitter. Ver para creer. Ahora, el director deportivo está con pie y medio fuera del club, por voluntad propia. Así lo dice en privado.

Así llega el Málaga a Cornellá- El Prat. Inmerso en una de las peores situaciones en los últimos años, en la que todos los ámbitos se han torcido. Hasta el momento, los vaivenes en los despachos y a nivel institucional se habían solventado por una temporada deportiva que mantenía al equipo en Primera División. Y en esta el golpe ha sido doloroso. De hecho, del barco -en este caso el avión- se han bajado todos. De nuevo, tan sólo será Francisco Martín Aguilar el que acompañe a la expedición blanquiazul en su desplazamiento. Ni Mario Husillos, ni Joaquín Jofre ni ninguno de los hijos del presidente estará en Barcelona.

Al Málaga y su afición, la que perdura pase lo que pase, tan solo se agarra estos días al fútbol, ese fútbol que no ha brillado desde hace meses desde la butaca de La Rosaleda o desde el sofá de casa, frente al televisor. Pero no queda otra. Algún coletazo de felicidad que puede traer un gol de En-Nesyri, un tackle de Iturra o el debut de un canterano como Alberto López. El fútbol para el malaguista se ha reducido a esto en una temporada pobre. "Dignidad", expresaba en rueda de prensa José González en la mañana de ayer, y es que no queda otra. El fútbol como sedante, como analgésico de la crisis total de un club que no para de abrir heridas, sin tiempo para cicatrizar.

En frente estará el Espanyol de David Gallego. Entretenido en las últimas semanas, que parece que ha encontrado una fórmula productiva y estable -dos victorias y un empate en los últimos tres partidos-, algo que no pudo hacer Quique Sánchez Flores durante todo el curso.

Será también un partido de reencuentros. El de Andrés Prieto o Roberto por un lado y el de Sergi Darder y Sergio Sánchez por otro. Unos que van, otros que vuelven -y uno al que no le importaría regresar-. El partido de hoy puede ser muchas cosas, pero en casi todas, el que sale malparado, es una vez más el Málaga.

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