Málaga CF | Entrevista a Antonio Cortés Heredia

Antoñín: "Mi padre y yo nos prometimos que no me vería jugar hasta llegar a profesionales"

  • La nueva perla de la cantera blanquiazul atiende a 'Málaga Hoy' para narrar su intenso viaje hasta el fútbol profesional

  • De recogepelotas en La Rosaleda a titular con el Málaga

Antoñín posa ante la cámara de 'Málaga Hoy'.

Antoñín posa ante la cámara de 'Málaga Hoy'. / Javier Albiñana

Antoñín es Antonio Cortés Heredia, un malagueño del año 2000, un malaguista insultantemente joven que combina humildad y descaro. Es el nuevo producto de la factoría de La Academia, pero con el 26 de Febrero en el ADN y una valiosa mochila cargada con una prematura y adolescente Erasmus en Alemania y una mili de calidad en El Palo. Suficientes vueltas como para aprender que nadie regala nada. Suficiente calle como para entender que donde el talento no alcanza tiene que reinar el trabajo. Su fetiche blanquiazul es Baptista, visualiza su chilena al Getafe para hacerla suya, soñando con ese primer gol en La Rosaleda. De fondo suena flamenco y promesas cumplidas. Familia y barrio. Habla Antonio Cortés Heredia.

–De recogepelotas al primer equipo, menudo viaje.

–Un viaje muy largo. Fui recogepelotas de pequeño, siempre me gustó el Málaga, el equipo de mi ciudad. Como ya conté me pilló en la banda de Ricca y ahora estoy en el primer equipo.

–¿Cómo ha sido el trayecto?

–Complicado. Todo tiene su esfuerzo pero mire, al final he recogido la recompensa.

–¿Se lo esperaba?

–Hombre, es algo con lo que sueñas siempre desde pequeño. Sabía que sería difícil, pero entrenaba duro cada día y cada partido. Ahora a aprovechar la oportunidad al máximo.

–¿Cuándo supo que quería ser futbolista?

–Desde muy pequeño. Yo se lo dije a mi familia: “Quiero fútbol, fútbol e intentar llegar lo más lejos posible”. ¿Qué me decían? Que adelante. Evidentemente también me recomendaron que no dejase los estudios. Pero por circunstancias tuve que irme a jugar fuera y los tuve que dejar un poco apartados.

–¿Piensa retomarlos?

–Sí. Quiero hacer algún curso o algo, porque nunca sabes cuando te puede salir algo mal. Nunca está de más.

–¿Qué es lo que más le está costando en este proceso de llegar a profesional?

–Es complicado porque soy joven y a todos los jóvenes les gusta salir, entrar, andar con chicas... Pero tienes que sacrificarte y poner de tu parte.

–¿Siente que renuncia a muchas cosas?

–Hombres, claro. Un día te llama un amigo a las 10 u 11 de la noche para ir a cenar o tomar algo, y nada, le tienes que decir que no, que al día siguiente tienes que entrenar a las 9:00 y hay que quedarse en casa a descansar. Se renuncia a muchas cosas. Los amigos lo comprenden.

–¿Cómo fue aquella aventura de Alemania?

–Fue muy compleja por el tema del idioma, la convivencia... Es otro rollo. Me pilló muy pequeño. Si me pilla con esta edad, ya profesionalmente, me iría donde fuese. En Alemania vivíamos seis o siete jugadores en una casa, una casa muy grande. Había una cocinera allí hasta las tres de la tarde. Tenía 16 años, pero me metieron allí con los sub 19.

–¿Cómo se comunicaba?

–Uf, complicado. A través del traductor, un poquito de inglés. Como podía. Yo creo que el idioma fue la gran barrera.

–Y se vuelve para Málaga.

–Sí, al 26 de Febrero. ¿Un paso atrás?Hombre, venía del Schalke 04... Le dije a mi representante que era muy complicado, que yo era muy pequeño, que iba a seguir entrenando a muerte y que pasara lo que tuviera que pasar.

–¿Cómo es el 26 de Febrero?

–Es un equipo de barrio, de barrio humilde. Pero ellos trabajan para sacar a la gente de allí. Ya se sabe que hay familias complicadas, pero ellos acogen a niños, les dan sus botas, su ropa... Todo para que se diviertan y se alejen del exterior y del mal ambiente. Y al final salen de allí muy buenos futbolistas.

Las fotos de la entrevista a Antoñín Las fotos de la entrevista a Antoñín

Las fotos de la entrevista a Antoñín / Javier Albiñana

–Como Luis Muñoz.

–¡Hombre! Luis es un pedazo de jugador y es mi hermano. Con él todo es más fácil, me ayuda lo máximo, constantemente.

–¿Y a él cómo lo ve?

–Futbolísticamente es un jugador de muchísima calidad y polivalente. Me encanta, aparte de lo personal. Es más grande que yo. Iba a verle a jugar al 26. Me he criado con él en La Palmilla.

–Cantera de futbolistas.

–El mítico Apoño. Muy buen jugador y como persona es un grande. ¿Si lo vi jugar? Era muy pequeño pero iba a La Rosaleda a verlo. Y su hermano Juanillo también es un grandísimo jugador.

–También pasó por otro club emblemático como El Palo.

–Yo estaba en el División de Honor del Málaga, pero no me fue muy bien, no estaba disputando muchos minutos. Entonces hablé con mi representante para que le dijese a mi entrenador que si podían cederme a El Palo. Me fue muy bien. El entrenador, Funes, me ayudó un montón, como todos los jugadores. Me hinché de meter goles.

–¿Dónde estaría si no fuera futbolista?

–No sé, trabajando o más bien buscando curro [Risas].

–¿Y la familia?

–Imagínese... Yo le hice una promesa a mi padre de pequeño que no podía venir a verme a los partidos hasta que no llegase a profesional, si es que llegaba. Y el otro día, en mi primer partido en La Rosaleda le conseguí las entradas y entró a verme. Imagine cómo estaba...

–¡Era la primera vez que le veía!

–Me había visto por la tele y tal, pero de pequeño nos hicimos esta promesa. A veces me pedía que le dejara ir, pero yo me mantuve firme. Le dije que me había puesto esa meta y quería cumplirla. Y al final el otro día en La Rosaleda pudo venir con mi madre.

–¿Opina de su juego?

–Me dice que juegue con libertad, que sea como siempre, con mi desparpajo y como yo soy. Me dice que no cambie por estar arriba, es decir, que cambie lo que tenga que mejorar pero que siga siendo yo, que lo intente si tengo que hacer un uno contra uno. Mi padre es muy correcto para eso.

–Pero eso no hacía que se lo dijera su padre...

–[Ríe] No, no, yo llevo desde pequeño jugando así y si encima el míster me da confianza como es el caso, yo, palante.

–¿En el campo hay que ser sinvergüenza?

–Un poco. Y más en Segunda con tanta gente veterana. Yo soy joven, pero intento tener esa veteranía también. No soy de los que se asusta.

–Tiene pinta de no achantarse.

–Yo soy muy buena persona, ¿vale? [Risas] Pero es verdad que en el campo soy un poco cabrón. Pero bueno, eso es cosa del fútbol y luego se queda en el campo.

–Son códigos del fútbol, se entiende por dónde va.

–Así es.

–Aunque lleva poco jugado aún, ¿se ha encontrado ya a algún defensa especialmente duro?

–En casi todos los equipos te encuentras a alguno.

–¿Alguno le ha intentado amedrentar por la edad?

–No, pero el que lo haga se va a dar cuenta de que eso va dar igual.

–Con eso se nace.

–Sí, se nace. Puede ser eso que llaman futbolista de barrio. Tú coges la pelota y... ¡bam! No me corto esté donde esté.

Las fotos de la entrevista a Antoñín Las fotos de la entrevista a Antoñín

Las fotos de la entrevista a Antoñín / Javier Albiñana

–¿Qué le gusta más, marcar o asistir?

–Por mi posición, el gol es importante. Los goles son los goles, pero si no se puede y hay un compañero bien posicionado...

–¿A quién le va a dedicar el primero?

–A mi familia, lo tengo claro.

–¿Y la primera camiseta quién la tiene?

–Un amigo mío que me ha apoyado siempre, desde pequeño. Se llama Jonathan. Me lleva a los entrenos, está conmigo siempre.

–¿Con qué disfruta en el fútbol?

–Es que ahora mismo estoy en una nube, estoy que no me lo creo. Desde crío luchando por esto y ahora donde estoy... A veces es que me cuesta creerlo.

–Es curioso porque esos consejos que contaba antes que le dio su padre coinciden con lo que usted confesó que le dijo Víctor. ¿Son los entrenadores un poco padres?

–Según el entrenador que te toque. Víctor llevaba muchísimo tiempo en el fútbol y como técnico es muy especial, es muy cercano. Como con todos los compañeros. Desde el primer día me está apoyando una pila. Por eso cuando entro al campo trato de demostrar lo máximo para devolver esa confianza.

–¿Y los compañeros?

–En el vestuario hay un ambiente muy bueno y los compañeros me ayudan en todo lo que pueden.

–¿Quién está siendo más padre con usted?

–Mi hermano Luis (Muñoz). También los capitanes. Adrián, David [Lombán], Keko...

–¿Alguien le ha dado algún consejo que haya puesto en práctica ya?

–Luis Hernández me ayuda un montón. Me dice que aproveche mis virtudes, que busque la espalda de las defensas, que aproveche la velocidad. Lo que me dice lo pongo en práctica, como todo lo que me digan los de arriba, los veteranos.

–¿Ha visualizado ya su primer gol con el Málaga?

–No, todavía ni me lo imagino. ¿Cómo me gustaría que fuera? Hombre, puestos a elegir que fuera de chilena [Risas].

–Como la de Baptista al Getafe.

–Eso, eso, como la mítica.

–Dice que es muy de Cristiano.

–Sí, me gusta mucho desde pequeñito. Su velocidad, la mentalidad ganadora que tiene siempre. Hace poco decía en una entrevista que él siempre se ve el mejor, aunque le comparen con Messi y digan lo que sea. Quiere ser el mejor, tiene esa mentalidad, y para mí es un espejo donde reflejarse.

–¿Y usted cree que él es mejor que Messi?

–No. Futbolísticamente, Messi es el mejor jugador. Pero me reflejo en el sentido del estilo de juego. Es velocidad, potencia. Ahí me guío mucho. Yo digo la realidad. Messi es mejor, pero la mentalidad ganadora, la lucha, el trabajo... eso es Cristiano. Tiene mucho mérito porque en parte se ha hecho a sí mismo. Messi nace con el don, algo innato, es talento. Cristiano también tiene lo suyo pero lucha cada día para conseguir más.

Las fotos de la entrevista a Antoñín Las fotos de la entrevista a Antoñín

Las fotos de la entrevista a Antoñín / Javier Albiñana

–¿Y qué ídolo blanquiazul ha tenido?

–Baptista. Me ha gustado mucho. También Isco y Cazorla, pero como Baptista... Llegué a verle jugar de pequeñito. Cuando me decían: “Qué equipazo tiene el Málaga”. Yo respondía que sí, pero que el mejor era Baptista.

–¿Tiene alguna manía? ¿Qué hace antes de saltar al campo?

–Siempre doy las gracias a Dios antes de saltar porque soy muy creyente. Rezo un poco y le agradezco que me dé esa oportunidad. A la iglesia no voy mucho, pero me gusta leer la Biblia y seguir la palabra de Dios.

–¿Lleva tatuajes?

–Llevo uno (una corona y el nombre de Kevin). Es por un primo mío que murió con solo dos añitos y también por mi sobrino, al que le pusieron el mismo nombre. A mí no me gustan los tatuajes, pero me los hice por ellos. Sé que no es muy de futbolista, pero cada uno...

–¿Cómo es un día cualquiera en su vida?

–Lo normal. Voy a casa, como, descanso un poco y luego llamo a alguien. A Luis (Muñoz)o a algún compañero. Tengo muchos amigos también en el filial.

–Ya que lo menciona, ¿cómo ve el Malagueño?

–Muy buen equipo. Somos gente joven pero de muchísima calidad. Estamos compitiendo bien. Ha habido varios empates que no merecíamos, pero bueno.

–¿A quién ve derribando ahora la puerta del primer equipo?

–Hay muchos jugadores buenos, de mucho talento. Que todavía no haya debutado, Julio. Es un goleador. Se mueve muy bien y tiene ese don de manejarte en el área. Mike también apunta muy alto.

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