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Málaga CF - Recreativo Granada: Magia en manteca (3-0)

Los jugadores saludan a la afición tras el partido

Los jugadores saludan a la afición tras el partido / Carlos Guerrero

El Málaga y Málaga están disfrutando. Se debían este baile, cantar a la alegría y darse los abrazos que tanto tiempo estuvieron pendientes, como esa llamada que siempre se piensa y nunca se hace. Decíamos que el viento había cambiado y por ahora sopla en la misma dirección y en el mismo sentido. Ante el Recreativo Granada dio un paso adelante más. Pellicer se abraza a los jugones y la magia es una consecuencia. Ha soltado en el patio a los que se sientan en la última fila y eso en el recreo es diversión garantizada.

Hay síntomas estimulantes. Ya habrá tiempo de pulir los defectos, que lógicamente existen y que ante equipos que no sean filiales te pueden costar algún disgusto. Pero ese es un debate de lunes. Un sábado noche así es para no mirar el reloj y que el chivatazo te lo dé el sol. Soltarse también es un arma. Darle a la gente puntos y circo más aún si cabe. La ovación a Dioni se escuchó de Martiricos a La Butibamba. ¡Viva el lomo en manteca!, que pregonaba Tabletom en uno de sus temas.

Pellicer volvió a mantener el núcleo de su once con algún toque de autor. Siguió Juande pese a que Galilea estaba disponible e introdujo a Sangalli por Dani Lorenzo. Lo que no tocó fue el póquer ofensivo que forman Larrubia, Kevin, Dioni y Roberto.

El filial del Granada entró con ganas de discutir al Málaga el balón, amenazando la salida y llegando incluso a gozar de una buena ocasión tras un error de Víctor García. Fueron unos pocos minutos de dudas que se corrigieron rápidamente, además con la fortuna del gol.

Kevin mostraba más ganas que nadie de enseñar parte de su catálogo. Descifrar al malagueño es una tarea ardua a veces. Tiene duende, es un duende. Rompe pizarras y planes por puro talento callejero. Aunque no siempre escoja la tecla correcta. Remendó un mal pase lanzándose al césped para recuperar el balón, internarse en el área y probar fortuna. Ahora, con el viento de cara, eso termina en gol, aunque lo empuje quien no quiere.

El 1-0 terminó de encender a un estadio -con casi 20.000 espectadores presentes- que ya venía disfrutón. Al cuadro nazarí se le vino el mundo encima por la crueldad del tanto y por la constatación de que el rival se había puesto serio. Acumuló llegadas el Málaga de diferente valor, pero casi siempre intentando acabar jugada como los disparos de Gabilondo y Víctor desde lejos, que permitían regresar al equipo plácidamente y ocupar posiciones.

Le pidió prestada la chistera Sangalli a Kevin en una acción en la que el centrocampista se metió hasta la cocina arrancando desde su mitad del verde. Lo deslució un fuera de juego de Roberto. El malagueño pidió la vez de nuevo y acabó generando el 2-0. Se estaba gustando, encontró a Roberto, que lució zancada. Al cordobés dos defensas le cerraron el paso, pero dio con Dioni, que se coló hacia dentro y sacó un disparo con escaso ángulo al primer palo que el portero no atajó.

El Recreativo no las veía venir y apenas mostraba resistencia con la fe de Pablo, insuficiente para doblegar al Málaga. Los de Pellicer pudieron sentenciar con varias aproximaciones más combinadas con jugadas que complacían a un estadio que hacía mucho que no se divertía así. Tuvo la mejor Roberto en el 43’ tras robar. Quizás pudo mirar a los dos compañeros que andaban en el área, pero está en racha y quería más. Se la jugó y la madera le negó el 3-0.

El propio cordobés tuvo una vaselina al comienzo de la segunda mitad pero de nuevo se topó con un poste. Habría matado definitivamente al adversario sin duda. Ahí Milla realizó un par de cambios y su equipo mejoró, llegando a rondar el gol en un par de acciones capitaneadas, cómo no, por el diablo Pablo.

Pellicer tiró de Dani Lorenzo y debutante Manu Molina para tener más control del partido, pero estaba casi roto y en ese caos pudo pescar algo más el filial nazarí, al que anularon un gol por fuera de juego. Se inquietó el de Nules, que hizo otros tres cambios sin anestesia: Juanpe, Juan Hernández y Loren al césped por Roberto, Larrubia y Kevin.

Fue Juan Hernández el que cazó de una vez por todas un balón que sí encontró portería sin que maderas ni piernas perdidas frustraran lo que debía ser un triunfo incontestable. Eso permitió a La Rosaleda continuar con su particular fiesta hasta que llegó el pitio final del almeriense Morales Moreno. Qué merecida liberación.

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