Mikel Oyarzabal tiene 26 años, pero ya es una leyenda de la Real Sociedad. Fue el hombre que le dio el primer título en más de 30 años al club txuri urdin en 2021, con aquella final de Copa en plena pandemia ante el Athletic en La Cartuja. Metió el penalti que él se fabricó para batir a Unai Simón. Pero, siendo un hito, lo más importante ha sido la fidelidad a unos colores. Ha tenido oportunidades de salir a clubes muy importantes. Monchi reconoció en su etapa en la Roma que comunicó que pagaba su cláusula. Pero Oyarzabal no quiso salir. Tampoco rumbo a Bilbao, como sí hizo Íñigo Martínez, precisamente quien le hizo aquel penalti en La Cartuja. O algún canto de sirena más.

El eibarrés es el icono de esta imponente Real Sociedad que cuenta con más de una docena de jugadores de la cantera en el primer equipo y que es visto como el espejo en el que se inspira el Málaga para remontar en el escalafón después de haber dado con sus huesos en Primera RFEF. Por un día, esas distancias desaparecen esta noche en La Rosaleda, es una competición de tú a tú a 90 (o 120) minutos. Imanol advirtió de que dispondrá del mejor once posible. No hay competición intersemanal al celebrarse la Supercopa, aunque el calendario es cargado porque sigue de manera brillante en la Champions y de fondo está el sugerente duelo de octavos de final ante el Paris Saint Germain.

Oyarzabal debutó en 2015 con la Real, con 18 años. Rápidamente se consolidó en el primer equipo, metió seis goles esa temporada. Entró en órbita de selecciones españolas. Era compañero de equipo de Ontiveros y Luis Muñoz en la sub 19. Esa zurda mezcla de cañón y seda valía quilates. Fue precisamente Loren Juarros quien le fue abriendo hueco en la confección de plantilla. Barre todo el frente de ataque, puede jugar en cualquiera de los perfiles, también como falso nueve, una posición en la que ganó un Europeo sub 21 con De la Fuente y en la que también ha sido empleado con Imanol, seguramente tenga continuidad ahí con las bajas de Sadiq y André Silva.

Advirtió el técnico realista de que pondrá el mejor once posible en el césped de La Rosaleda. El propio Oyarzabal habló con mucho respeto esta semana del Málaga. "Estamos a tres partidos de jugar unas semifinales de esta competición, algo ilusionante, a ver si somos capaces de sacar lo de Málaga adelante y luego a por ello", decía antes de venir.

Pese a su juventud es el capitán del equipo desde hace tiempo. Sus lágrimas tras ganar la Copa significaban mucho. Un club que en los años 80 del siglo pasado ganó dos Ligas y una Copa y fue dominante, creando escuela, en el fútbol español. Seis jugadores de aquel equipo jugaron el Mundial de España. En la última de De la Fuente había cinco: Remiro, Le Normand, Zubeldia, Merino y el propio Oyarzabal. Un chico que recientemente fue padre, que tiene un grado de Administración y Dirección de Empresas y calza un 48 de pie con su 1.81. Que ha metido 92 goles y repartido 51 asistencias en más de 300 partidos oficiales con el primer equipo. Una zurda que hoy paseará seguramente por La Rosaleda.