Resultado y crónica del Sabadell - Málaga CF

(1-2) Orden restaurado

  • El Málaga vuelve a ganar tras los varapalos ante Mallorca y Espanyol y retoma la competición desde donde la había dejado 

Las fotos del Sabadell-Málaga CF

Las fotos del Sabadell-Málaga CF / La Otra Foto

El Málaga restaura su orden natural previo a los repasos de Mallorca y Espanyol. Volvió al camino correcto, a sus adoquines amarillos, como la premonitoria camiseta que lució (y que alguno pretende acusar de gafe ya sin argumentos). Fue un conjunto de Segunda División más, con sus síes y sus noes, con defectos escondidos y con luces de repuesto. La victoria ante el Sabadell reestablece el patrón que le había llevado a moverse por la parte guapa de la tabla y refuerza el sentido del trabajo realizado. Siguen insistiendo en ciertos pecados pero desde la atalaya del triunfo es más fácil seguir limando.

Se espera cada jornada el once del Málaga con interés porque las rotaciones están siendo continuas. Sobre un esqueleto más o menos clásico en este primer tramo de temporada, Pellicer dejó su sello volviendo a llevar a Iván Calero a la izquierda y dando una oportunidad premium al canterano Julio.

El conjunto malacitano se despojó de los complejos y cambió la sensación de inferioridad mostrada ante Mallorca y Espanyol clavando la bandera desde bien pronto en la mitad del campo del Sabadell. Intenso pero con sentido, enchufado ante las pérdidas y más dinámico. Un regreso a su fórmula más eficaz. Así se cocinó el 0-1, con Iván Calero colado en el área rival tras una pared milimétrica de Jairo y colocando el borde interno.

Era la primera sonrisa sincera del Málaga en partidos, pero duró poco. A la vez que impulsó su sensaciones ofensivas, a nivel de defensa se desordenó a nada que el Sabadell organizaba alguna guerrilla menos numerosa pero de ideas claras. No fue sólo el empate, que llegó demasiado pronto con Stoichkov a los fogones y Ozkoidi y Néstor finalizando de manual.

El equipo que pretende ser el Málaga no puede ser desordenado con tanta frecuencia por cualquier tipo de contrario no conceder tantos remates en el área pequeña y su perímetro más cercano. Pellicer aprovechó el descanso para ajustar el equipo y tiró de Cristian Rodríguez, que ocupó el lugar del desafortunado Mejías. Luis Muñoz dio un paso atrás –fantástico como central– y el dibujo no varió. El siguiente paso fue tirar de Rahmani.

No terminaba de fluir el fútbol, todo estaba resultando demasiado previsible, una fase en la que había más miedo a conceder que ganas de ganar. Sin embargo el Málaga supo hacer de la paciencia virtud y cosió un gol vigorizante. Una acción que pasó de un extremo a otro, donde Rahmani volvió a asociarse con Chavarría, como en Zaragoza, para que el argentino culminara su buen partido con el tercero de sus goles.

“Cabeza”, precisamente, les reclamaba Pellicer a sus jugadores durante la celebración. No quería un segundo capítulo del empate. Los jugadores entendieron el mensaje y empezaron a jugar con las interrupciones y el reloj, estirado siete minutos por el colegiado. Aguantó el marcador el Málaga con muchas tablas y sacrificio, que retoma la senda de las victorias.

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