Resultado y crónica del Málaga CF - Real Sociedad B

Más viejos y más diablos (2-1)

  • El Málaga vuelve a ganar en La Rosaleda, esta vez ante una Real Sociedad B que se adelantó a los siete minutos

  • Antoñín asistió a Roberto y Paulino para obrar una remontada merecida

El Málaga CF celebra el 1-1 a la Real Sociedad B

El Málaga CF celebra el 1-1 a la Real Sociedad B / javier albiñana

Es más viejo y también es más diablo el Málaga que la Real Sociedad B. Superó a su rival porque conoce trucos del oficio que los chicos de Xabi Alonso tienen que aprender a base de tropiezos, de vida. Aun así, es un oponente tremendo. Ágil y con colmillo, sabiendo que están de paso y a la mayoría les espera una gran carrera más pronto que tarde. No es mal espejo la Real como club. Pero la plantilla confeccionada por Manolo Gaspar también tiene esa insolencia de la juventud y sus propios demonios. Tan prometedores como cualquiera, tan de presente que abruman.

El comienzo del partido fue trepidante. Cuando José Alberto López avisó del peligro del conjunto donostiarra en la previa. No era una tirita. El equipo que ha cocinado Xabi Alonso es un espectáculo. Aun con los pecados propios de un filial, manejan muchos conceptos, son dinámicos y les sobra la velocidad y el talento.

Siete minutos tardó el cuadro guipuzcoano el hacer un gol en La Rosaleda, lo mismo que había concedido en toda la temporada. Todo lo hacían con intención, como niños traviesos. Pero el Málaga también sabía cómo afrontar el encuentro.

Lejos de confundirse, el cuadro malacitano también leyó bien dónde herir a su bisoño contrincante. El técnico asturiano le dio un lavado de cara a su ataque. Después de perder a Sekou y Chavarría, regresó Roberto Fernández a un once que nunca debió abandonar. Entraron con él Antoñín, en lugar del castigado Kevin, Brandon Thomas y Paulino. Y todos fueron protagonistas.

Antoñín gozó de una bien merecida titularidad después de su progresión. Le sentó de fábula al malagueño, que arrancó la moto y se comió a sus rivales. Coronó su primera parte con dos servicios de categoría. Uno de extremo puro y el otro de jugón. Roberto demostró que está para competir al máximo nivel con un remate de cabeza de killer, adelantándose a su par en el primer palo y con un giro de cuello perfecto.

La otra asistencia llegó 20 minutos después y la hizo buena Paulino, enchufadísimo, colándose hasta la cocina por detrás de los defensas y hasta de Roberto para, de exquisito toque con el empeine, batir a Ayesa.

Se le bajaron un poco los humos al filial donostiarra y hasta le pudo caer algún tanto más. Eso no significaba que estuviese ausente. Al contrario, siempre impertinente, los pupilos de Xabi Alonso también gozaron de algunas llegadas, la más clara tras un error de Juande.

La segunda parte comenzó con una tónica similar a como acabó la primera pero menos revoluciones. Un error de Javi Jiménez casi acaba con la paz, pero el lateral acabó enmendando el desaguisado. Después de un par de llegadas, José Alberto movió ficha. Retiró al ovacionado Antoñín y puso a su hermano Kevin.

Estuvo apunto de repetir pecado en otra acción a balón parado. Y no llegaban uno sino dos hombres al remate claro al segundo palo. No se puede dilatar más tiempo reparar esa fuga. Xabi Alonso agotó sus cambios con una triple sustitución que incluía a la sensación Karrikaburu. José Alberto aprovechó para meter a Ramón y tratar de controlar el partido.

El propio Ramón pudo sentenciar en una presión altísima cuando la Real sobaba el balón cerca de su portería. Se le señaló falta. Dudosa y protestada. El partido estaba donde quería el Málaga, jugando con los tiempos con y sin balón. Perdonó el 1-3 Paulino en una contra larguísima que intentó finalizar con una cucharita que se olió el portero.

Triunfo merecido y con remontada, que es un plus que sumar a la lista de logros blanquiazul. Al menos, en La Rosaleda no pierde compás. Toca romper el patrón en Cartagena este domingo.

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