Resultado y crónica del Málaga CF - Amorebieta

Ya no hay coartada (1-2)

  • El Amorebieta saca los colores al Málaga y rompe la racha de La Rosaleda

  • Los vasco se pusieron 0-2 en la primera mitad y los blanquiazules, con diez hombres, maquillaron en el 94'

Sekou trata de llevarse el balón.

Sekou trata de llevarse el balón. / Marilú Báez

El Málaga perdió con el Amorebieta. Y bien, sin excusas ni coartadas. Después de 19 jornadas toca rendir cuentas. Se puede perder, pero no de esta manera. El conjunto de Íñigo Vélez, con un par de ideas y mucho orden, anuló al conjunto blanquiazul y rompió su magia en La Rosaleda. No compitió, que es un verbo que de tanto usarse comienza a perder su efecto.

Nadie merece ser salvado aunque haya errores que señalan más a unos que a otros. El técnico también tiene que ser parte de la solución porque el equipo está perdiendo credibilidad. Y esto no quiere decir que el Málaga no haya venido acumulando méritos y esté tratando de coserse ante las importantes bajas que tiene y ha tenido. Pero el fútbol son dinámicas y estos vientos no anuncian nada bueno. La próxima parada es Ipurúa.

Jairo fue la gran entrada en el once blanquiazul gracias a sus minutos en Burgos y Tafalla, si bien José Alberto introdujo algún retoque más como la inclusión de Cufré en el lateral zurdo por Javi Jiménez, que venía siendo fijo en las últimas jornadas. Además, Paulino continuó jugando por el centro, al igual que ante el Peña Sport.

Entró el Málaga muy en su línea en el partido, sumando el factor Sekou en la elaboración. Su físico condiciona enormemente a los adversarios y empieza a demostrarlo aunque con cierta torpeza. Hasta amagó con sacarse un penalti de la chistera. Los de José Alberto se gustaron, incluso en una acción paciente y bien trenzada. Y, de repente, 0-1.

Luengo envió un balón a la espalda de la defensa, Peybernes se durmió y Guruzeta se escapó con el balón. Cuando quiso reaccionar el francés, que pedía un inexistente y desesperado fuera de juego, el punta se había plantado en el área y batió a Dani Martín por su palo. El central viene acumulando errores graves. Al meta se le puede pedir algo más.

Salvo por el empuje del público, el escenario era el de cualquier visita. Volvió a trenzar el Málaga un buen ataque y Sekou reclamó un nuevo penalti. Tras minutos de VAR, Trujillo Suárez lo dejó en fuera de juego. Lo era.

Entre el viento y el césped el Málaga terminó de perder un poco el orden y el sentido. Apunto estuvo el Amorebieta de dar otra estocada en una acción similar en la que Obi disparó fuera mientras Víctor Gómez y Lombán trataban de impedirlo. No sería la última de ese estilo que probaría el conjunto de Íñigo Vélez.En el 38’ llegó el segundo tanto, con el sello nuevamente de Guruzeta por el palo del portero, otra vez aprovechando los despistes defensivos, sin oposición.

Se venía rumiando pero los triunfos cegaban. El Málaga no ganaba en La Rosaleda con la misma fuerza con la que era vapuleado más allá de sus murallas. Sus dos caras cada día parecen más una. Acabó la primera mitad –que se plantó en 49 minutos– tratando de empujar al Amorebieta contra su portería, pero como casi todo, estuvo lleno de tropezones.

Llegó la hora de partido y el único cambio en el césped fue la entrada de Kevin por Brandon. El canterano trató de volver loco a los vascos con su gama de recursos, pero nadie acompañaba.

Con el equipo un tanto perdido, llegó un córner accidentado en el que mientras Escassi se quejaba sobre el césped, Víctor Gómez aprovechó para buscarse un gol que entró después de dar en el poste. Peybernes, en fuera de luego, se abrió de piernas pero no tocó balón. Se interpretó que condiciona la acción y se anuló.

Buscó agitar el último tramo de partido José Alberto con Antoñín y Dani Lorenzo, que debutó en Segunda División tras hacerlo en Copa del Rey. Cuando vas 0-2 en casa contra el Amorebieta se espera más. De todos. Ahí llegó la expulsión por roja directa a Genaro tras acudir Trujillo Suárez al VAR.

Con diez y en el 84’, se fue Lombán para dar entrada a Chavarría. La osadía es otra cosa. El Málaga olía desesperación, al estudiante al que se le caen los apuntes mientras intenta repasar a minutos de empezar el examen. El gol en la prolongación fue puro maquillaje, un accidente, para agitar los dos últimos minutos.

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