Resultado y crónica del Málaga CF - Las Palmas

Fiesta, susto, fiesta (2-1)

  • El Málaga gana de nuevo en La Rosaleda, esta vez a Las Palmas, que fue mejor con once y con diez

  • Sekou marcó de cabeza en el 86’ para salvar al equipo de un deshonroso empate

Las fotos del Málaga CF - Las Palmas

Las fotos del Málaga CF - Las Palmas / Marilú Báez

El Málaga, ay, el Málaga. Le van las emociones fuertes y el más difícil todavía. Ganó a Las Palmas, pero no lo mereció. Si el encuentro se llega a disputar fuera, ya saben qué habría sucedido. El resultado, aunque sabe a gloria, no debe tapar realidad de lo que se vio en el césped. No puede sestear de esa manera con superioridad numérica, un gol de ventaja y 22.000 en las gradas. El tanto de Sekou sirve para consolidar la flor de La Rosaleda y al equipo en zona noble, también para no aguar una fiesta que ni la lluvia coartó.

Se puede explicar, por supuesto, lo que sucedió en los prolegómenos del partido. Vivirlo fue otro rollo. El equipo se vio obligado a asomarse al balcón trasero de La Rosaleda para cantar y bailar con sus aficionados, que brindaron un recibimiento antológico. Luego, el club acertó llenando de niños las bancas vacías. Más de 22.000 personas, como ante el Zaragoza pre pandemia.

A Las Palmas no le intimidó demasiado, se mantuvo ajeno a todo. Parece un conjunto flemático, pero trata el balón con cariño y se lo suele dejar a los que mejor se manejan. El Málaga mantenía las cosas dentro de cierto orden y control, pero el conjunto de Pepe Mel no necesitó mucho para generar ocasiones.

Jonathan Viera guarda un tarro de esencia que de vez en cuando destapa. En una primera mitad rara, el conjunto canario dispuso de varias balas. Óscar clavó una en el palo y luego Dani Martín y Javi Jiménez evitaron algún mal mayor.

Solventado el apuro, el Málaga reaccionó tejiendo un gol con muchos padres. Se entendieron bien Escassi, Paulino y Víctor Gómez hasta que el lateral vio un pequeño pasillo y un desmarque de Brandon Thomas. El mallorquín, de gran maniobra, se giró y pudo dirigir el balón al corazón el área pequeña, donde Antoñín la terminó de materializar entrando por detrás con voracidad.

El 1-0 hizo estallar la algarabía en las gradas de Martiricos, pero el partido continuó bajo los términos iniciales. Las Palmas trató de equilibrar en los últimos cinco minutos de la primera mitad, con Jesé mandando dos avisos de fogueo por su izquierda y uno de verdad apareciendo por la derecha que se marchó por poco. Le quedó tiempo para otra en la que Viera halló a Óscar, cuyo disparo mandó a córner Dani Martín tras tocar en Javi Jiménez.

El propio Viera inauguró la segunda con un chut que el meta asturiano abortó. Tenía que frenar el Málaga al genio canario, que comenzaba a gobernar el partido con una facilidad pasmosa. Pero el conjunto amarillo se pegó un tiro en el pie cuando Loiodice vio la segunda amonestación pasado el 50’ por una entrada a Paulino.

A pesar de la superioridad numérica, Las Palmas acaparó más balón del que debería haber permitido el Málaga. Hasta Jesé logró el 1-1 tras una acción en la que había cometido clara falta. Procuró José Alberto corregir algo el rumbo dando entrada a Jozabed. Pero no, la posesión era del cuadro canario y los blanquiazules llevaban muchos minutos sin pasar por los dominios de Raúl Fernández.

Lo acabó pagando caro el Málaga y no es porque no se estuviese viendo venir. Una llegada forzada a línea de fondo de Las Palmas, un intento de cesión de Peybernes en el área (con el pecho) y un extremo listo. No hizo falta mucho más. Injustificable. No el empate, sino propiciarlo.

Cuando todo parecía abocado a la decepción, se invitó Sekou Gassama a la fiesta. Un córner servido por el exquisito Jozabed que el delantero cabeceó sin piedad a la red. Lo celebró haciendo el perrito o algo así y con una patada que rompió parte de la publicidad. Ardía el estadio y el Málaga, por fin, jugó con oficio y algo de criterio ante un rival herido de muerte.

Debe servir este aviso para que el equipo no caiga en la autocomplacencia en casa. Las fiestas, a poder ser, a posteriori, cuando se cumple.

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