Málaga-Osasuna

Romper el espejo

  • El Málaga, que muchos años se ha mirado en el modelo del Villarreal, quiere una victoria de prestigio para reforzar su candidatura esta temporada El césped estará más recuperado

Durante años, aún hoy no se han extinguido las voces, por las oficinas de Martiricos se ha insistido en el modelo del Villarreal para triunfar en el fútbol moderno. Un club donde se cuida muy bien el factor humano de la cantera y sus infraestructuras, y que enarbola una gran política de fichajes y ojeadores como esqueleto para construir un club estable y ambicioso. El Villarreal juega un fútbol bonito, en el Villarreal se hacen las cosas bien, podríamos ser como el Villarreal. Después de mucho tiempo buscando espejos en el que mirarse, el proyecto deportivo del Málaga marca un rumbo fijo. Sin mirar a nadie, siendo uno mismo. Una forma más que pertinente de demostrar es vencer al conjunto amarillo, llamado a estar arriba al final por más crisis veraniega que haya atravesado. En el fondo, además, son estos triunfos los que diferencian a un equipo de la zona cómoda de los que pretende estar arriba.

El paso por la Champions, justo con el Villarreal en Segunda pagando el peaje de haberla disputado el año anterior, permitió al Málaga ser superior, pero fue una grande efímera, coyuntural. La idea de crecimiento en Martiricos pasa por crear un proyecto que permita todos los años mirar hacia arriba y mantenerse ahí. Teniendo que vender para subsistir, pero también invirtiendo sin ambages en buenos y jóvenes jugadores. Los amarillos vienen de acusar un doble varapalo, la destitución de Marcelino a finales del verano y la eliminación en la fase previa de la Liga de Campeones a manos del Mónaco. Con lesiones y dudas en algunos fichajes. El Málaga, por el contrario, al fin ha disfrutado de un verano tranquilo y feliz. Gastando mucho dinero y reteniendo a los jugadores susceptibles de salir.

Bajo esas coordenadas, y con un par de empates en las dos jornadas por parte de ambos equipos, saltarán a jugar a La Rosaleda. Aparentemente, el césped dejará de ser una tortura previa. El primer contacto con los nuevos tepes ofreció algo de resuello a los jugadores, tanto de uno u otro bando, pues en Villarreal andaban muy pendientes de que permitiera hacer correr el balón. Y es que la defensa de un fútbol ofensivo distingue a unos y otros. Con el matiz de que a los de Juande Ramos seguramente les venga mejor que sea su rival el que tome la iniciativa. Hay ganas de ver al equipo definido claramente a la contra y haciendo valer la tremenda velocidad de sus jugadores más adelantados.

Ello pasa también por ofrecer mayor solvencia en el eje de la zaga, cosa que no ha ocurrido en el arranque liguero y que, lamentablemente, costó puntos frente a Osasuna y Espanyol. Las molestias musculares de Koné sirvieron el cambio en bandeja a Juande Ramos, quien no obstante ya tenía claras en su mente algunas variantes. Todo se alfombraba para el regreso de Weligton, ya recuperado, aunque Miguel Torres le ha adelantado por la derecha en los últimos entrenamientos y está llamado a ser la nueva pareja de Diego Llorente. Ambos canteranos del Real Madrid, de diferentes épocas, tienen muy buena relación. Comunicación y cohesión es precisamente lo que hace falta atrás. Igualmente, Juan Carlos se añadirá para completar el cambio de la mitad de la zaga. Ricca sólo se pudo ejercitar ayer y pagó el peaje de los viajes transoceánicos. Lo mismo que En-Nesyri, quien disputó los dos encuentros para los que fue reclutado por Marruecos. Queda claro que el manchego espera alinear un equipo al cien por cien que cante la primera victoria y aleje dudas que nunca resultan constructivas con la competición tan incipiente. Eso sí, las necesidades no nublan los alicientes: como el duelo de hermanos entre Juanpi y Samu Castillejo o ver si se estrena Boyko en el banquillo.

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