Adri López, de luchar por su vida a volver al fútbol: "Yo al Málaga CF se lo debo todo"
Así contó su inspiradora historia en Málaga Hoy el jugador del Atlético Malagueño, que le ganó un pulso a la muerte y ha logrado volver a los terrenos de juego en tiempo récord
Cordero, su mejor amigo, vuelve a España
No se confundan, lo mejor que le ha pasado al Málaga CF en este año 2025 es el renacer de Adri López (Jódar, 2005). De luchar por su vida a regresar a los terrenos de juego en un proceso que le ha hecho madurar como persona a pasos agigantados. Habría firmado hace año y pico haber podido llevar solamente una vida normal tras meses de incertidumbre médica, de sufrir una meningitis por el camino, de despedirse de su madre por si acaso. Ahora lo mismo se le hace un nudo en la garganta que le da la risa floja. Era la pareja de baile de Cordero en el Malagueño, Pellicer estaba a punto de hacerle debutar y le tocó jugar el partido de su vida. Está agradecido al club, a Funes, a Loren, a sus compañeros, al doctor Arráez y a los servicios médicos de la entidad. Lo cuenta en ‘Málaga Hoy’. Después de lo sufrido, a ver quién es el guapo que le para.
Pregunta.-Bueno, Adri, ¿qué siente cuando ve este campo de La Academia?
Respuesta.-Es una alegría inmensa, después de todo lo que ha pasado, de cómo se ha sido todo, que fue un campo. A seguir igual que estaba antes, ha sido un trabajo duro, pero bueno, yo he tenido la recompensa. Hecho un gran esfuerzo para volver.
P.-Lo suyo se considera casi milagroso. Cuéntele su historia bien a la gente. Merece que se sepa de principio a fin.
R.-Fue un remate de cabeza, estábamos empezando a entrenar, un miércoles o jueves, un día normal en la federación, hace ya dos años de eso. Y nada, noté un crujido muy fuerte en la parte de la nuca. Me dolió mucho, pero seguí entrenando porque me acuerdo que también venían los play off, nos enfrentábamos a la Almería y quería jugar porque venía jugándolo todo y tenía una buena dinámica. Yo ya hablé con el físio y los doctores, que me empezó a doler la cabeza, cuando estaba de pie sobre todo. Y nada, forcé para el partido de Almería, que fue en el Power Horse. Entré en el minuto 60 y a los 5 minutos me tuve que salir porque me empecé a marear. Entré al vestuario, allí no quiero ni contar lo que pasó y ya me trasladaron en ambulancia. Me sedaron un poco y demás y después me fui a casa. Ahí empezó como un proceso muy dubitativo porque había muchas opiniones de médicos y demás. Entre ellos no se ponían muy de acuerdo. Ya era recaída tras recaída, los médicos no sabían hasta qué punto llegaba lo que tenía, no sabían tampoco la realidad de lo que era. Y hasta que un día estaba en la cama ya muy mal, otra recaída que tuve y me llevaron a un hospital de allí al lado de mi pueblo, Úbeda. Y después de un análisis y demás me dijo que tenía la enfermedad de Arnold-Chiari. Pues imagínese que nos digan, a mi padre por ejemplo, a mi madre, que su hijo tiene una enfermedad...
P.-¿Qué enfermedad es?
R.-Arnold-Chiari. Una enfermedad rara, por así decirlo, que no se escucha mucho, pero la gente padece también. Hay gente que a lo mejor la tiene, pero no tiene síntomas. Y ese médico me dijo que yo empecé a desarrollarlo, porque el cerebelo se veía un poco más bajo de lo normal, que se metía en un hueso y eso chocaba. A partir de ahí ya empezaron a hacerme diferentes pruebas. Aquí en Málaga se valoraba más que fuese una fisura. Como yo había notado un crujido en un remate de cabeza, se valoraba más. Yo estaba en casa en este proceso, cada vez que recaía iba allí a los médicos de la Seguridad Social y ellos mantenían lo de Arnold-Chiari. Y en Málaga seguían con lo de la fisura. Pues yo alternaba, cuando recaía yo me iba a la Seguridad Social y cuando venía aquí,el mismo club me llevaba a Vithas, por ejemplo, y me hacía diferentes pruebas buscando esa fisura. Tras muchísimas pruebas, no daban con esa fisura porque eso era una cosa milimétrica y no daban con ella. Hasta que un día, haciéndome una prueba de esa, pillé una meningitis, se complicó todo, estuve más de un mes ingresado y ahí tuve el momento más crítico de lo que fue realmente la lesión. Porque imagínese, ya llevábamos más de un año sin saber lo que realmente yo tenía. Eso psicológicamente para mí, para mi madre, para mi padre, era muy... Si tú sabes lo que tienes, pues luchas contra ello. Tienes esto, 100%, pues tú luchas. Pero yo no me quería creer lo de la enfermedad porque eso es una cosa de nacimiento, ¿sabe? Y yo nunca me he notado...
P.-Quería pensar que era una lesión, no una enfermedad.
R.-Eso es, sí, porque yo sabía cómo me la había hecho, yo noté cómo me la había hecho y no era que iba de menos a más como una enfermedad como esa. Yo estaba 100% seguro que no tenía eso. Y después ya de pillar la meningitis, tras una prueba que me hicieron aquí en Málaga, pues gracias a Dios salió que tenía una fisura en la C2. Y a raíz de eso hablamos con el cirujano Arráez, que le debo la vida al cirujano. Yo desde que vi a ese hombre no dije que me operaba a él. No quería que me operara a nadie más que a él.
P.-¿De dónde es el cirujano?
R.-Es de Málaga. Creo que trabaja tanto en la pública como en lo privado. Le debo la vida a él y desde que lo vi dije: Me opera a él, porque la seguridad del hombre era abismal. A las dos semanas estaba operado y estaba bien. Fue un proceso muy duro el posoperatorio. Más de un mes tuve que estar acostado, porque el líquido no... Yo siempre lo he explicado como una botella. Cuando la botella la pones de pie, el tapón de la botella no le llega el líquido. Pero cuando estás tumbado, si corre el líquido. Pues tuve que estar acostado más de un mes y a raíz de eso tuve la revisión. A las dos semanas o unas semanas tuve que estar ya aquí preparándome para entrenar.
"Estuve un año y tres meses sin saber lo que tenía"
P.¿Cuánto tiempo duró este proceso?
R.-Un año y seis meses.
P.-¿Y de ese tiempo cuánto tiempo fue de incertidumbre? ¿Más de un año?
R.-Más de un año.
P.-Eso psicológicamente es demoledor.
R.-Desde que me dijeron que tenía la fisura fueron tres meses. Un año y seis meses. Un año y tres meses sin saber lo que tengo y sin saber nada. Porque no salía en las pruebas. Solo en la Seguridad Social ya me metieron en lista de espera para operarme del Chiari. Porque estaban 100% seguros de eso. Gracias a Dios salió la prueba de que tenía la fisura.
P.-En ese tiempo no se puede hacer nada. Solo esperar y además esperar sin saber qué va a pasar.
R.-Esperar y fue muy duro porque no sabía... A mí me decían los médicos que yo no iba a poder hacer vida normal. Yo no podía hacer nada físico. Montamos en mi pueblo una tiendecita y demás por si no podía hacer nada. Porque mi padre, por ejemplo, es albañil. Y yo, aunque tenga mis estudios, puedo trabajar en deporte pero no puedo ejercerlo. Porque como es físico, no puedo ejercerlo. Tengo un grado medio de educación física y también tengo un grado medio de entrenador. Es físico y no podía ejercer. Así que montamos una tienda para trabajar allí ya. En mi familia, todos teníamos un mínimo de esperanza, pero con el tiempo se fue perdiendo.
P.-Es lógico que se fuera perdiendo. Ya no es que pensase en ser futbolista, sino en tener una vida normal.
R.-Yo ya más que ser futbolista, solo le pedí a Diego tener una vida normal. Y a raíz de eso, si luego tenía que volver, volvería. Si me tuviera que quedar en mi casa, me quedaría en mi casa. Pero tener una vida normal sin problema. Porque lo primero... Y esta lección me la ha dado la vida, lo primero es la salud. La salud y luego ya que venga lo demás. Que venga la pobreza, la riqueza, lo que sea. Pero lo primero es la salud en esta vida.
P.-Y de repente se ve de nuevo en un campo de fútbol. Ya no en la Federación, ya en La Academia. Que me imagino que seguía viendo los partidos. Porque son sus amigos, son su gente.
R.-Me pilló que esto estaba haciéndose en obra y demás. Y a raíz de que me pasara eso, el año siguiente ya empezaron a jugar aquí. Y yo lo veía un poco extraño porque no había jugado aquí. Pero ya pude debutar. Y la verdad es que súper bien. Está muy chulo esto.
P.-¿Qué día le dicen que no solo es que esté bien, sino que va a poder volver a intentarlo.
R.-El 4 de julio tuve la cita con el doctor. Y ahí me dice el doctor que podía hacer vida normal. El doctor del Málaga, Pablo, me dice que puedo hacer vida normal, que todo ha ido bien. Y el 7 estaba aquí ya con las pilas puestas. Deseando entrenar, deseando de jugar… (Ríe)
P.-¿Le da la risa?
R.-Sí, sí.
P.-Le emociona todavía.
R.-Sí, porque ahí, joder, ya se acabó todo. Y mi madre y mi padre ya respiraron y dijeron que acabó todo y a disfrutar otra vez. Y poco a poco a volver a recuperar sensaciones y a disfrutar. Porque ahora ves las cosas de otra manera. Lo que venga vendrá y lo que no...
P.-Ahora, seis meses después, ¿cómo resumiría el proceso de reincorporación?
R.-A la misma vez que largo se me ha hecho corto. Porque yo, como le he dicho, no podía hacer nada físico y demás. Llegué con kilos de más, la verdad. Y lo primero que hice fue meterme en el gimnasio. Y la verdad es que me lo he tomado muy en serio. Ha ido la cosa muy rápido. Se han impresionado. Hasta yo mismo me he impresionado. Yo hablaba con mi padre, que es el que más relación tiene con el fútbol, que hasta diciembre, enero, febrero no iba a jugar un partido normal. Y no iba a debutar. Y en octubre, noviembre, estaba debutando ya otra vez. Y ha sido un proceso duro porque al final tienes que volver. Las piernas, por los dolores musculares. Y además por los compañeros que estaban en un nivel altísimo. Tienes que volver a coger sensaciones y demás.
"No me iría a ningún otro sitio, yo le debo la vida al Málaga; Loren se quedó en Almería con mis padres estando yo sedado y les llamó cada semana"
P.-Y más usted, que es un jugador de chispa.
R.-Sí, sí, sí. Yo soy un jugador de estos explosivos. Y la verdad es que tenía que volver a hacerme potente, como era. Veloz, rápido. Y bueno, así que...
P.-Y también, qué bonito, qué importante, que el Málaga le ha guardado la silla.
R.-Yo al Málaga se lo debo todo. En el momento en que estoy, me dicen que viene cualquier equipo, el que sea, y yo de aquí no me voy. Yo le debo todo, la vida al Málaga. Todo. Yo se lo debo todo. Si antes le debía... Yo llevo nueve años aquí. Yo he estado en la residencia. He pasado noches allí solo desde los 12 años que llegué aquí. Tengo 20. Y yo al Málaga se lo debo todo. Se lo debía y se lo debo. A Loren... yo estoy agradecido a Loren. Loren llamaba a mis padres cada semana. Pablo, Mario, los doctores de aquí, llamaban a mi madre todos los días. El día que me pasó, Loren se quedó con mis padres allí en Almería, mientras que yo estaba sedado y demás. Comieron juntos. Yo le soy sincero. Otro director deportivo se hubiese ido a su casa... Ellos demostraron que tenía valor, que yo era un jugador de valor. Y yo creo que cualquier compañero, cualquier que lo hubiese pasado, ellos hubiesen estado ahí. Eso habla mucho de ellos.
P.-Tiene contrato.
R.-Sí, me acaba en junio. Me acaba en junio este año. Pero estoy tranquilo. No pienso en eso.
P.-Con lo que ha pasado, como para pensar en junio otra vez.
R.-Me da igual. No pienso en eso y ya está.
P.-Y es que es lo mejor que puede hacer.
R.-Sí, no pienso.
P.-Por suerte o por desgracia, ya ha aprendido una lección que algunos no lo aprenden en una vida entera.
R.-Ahora lo ves todo de otra manera. Porque antes llegabas, te frustrabas. Cuando no te salía un día bien, estaba todo el día rayado. Pero ahora no. Ahora lo vas a disfrutar.
P.-¿Cómo viene a cada entreno?
R.-Tengo ganas de entrenar todos los días, de dar lo máximo. De comerme el césped, literalmente. De darlo todo y ya está.
P.-¿Se pone metas?
R.-Metas siempre hay. Al final, cada jugador yo creo que tiene su meta, su objetivo. Pero estoy tranquilo, quiero disfrutar. Y yo creo que ahora, con la lección ue me ha dado la vida, disfrutando es cuando llegan las cosas. Cuando te frustras, cuando no estás bien psicológicamente, es cuando no avanzas de verdad. Pero disfrutando, haciendo las cosas bien... Y trabajando para prepararme, por si algún día, si quieren llamarme, ahí estaré.
P.-¿Tiene algún miedo? ¿De rematar de cabeza o de algún movimiento?
R.-Al principio sí, la verdad. Más que por mí, porque mi madre estaba todo el día a ver la cabeza, ¿te ha dolido? Y yo ‘no mamá, tranquila’. Pero al principio sí tenía un poco de respeto. Más que de miedo. Me pusieron una plaquita a ver si se movía. Yo estaba ahí... pero nada, ya no. Ya entro con todo.
P.-¿No le han planteado ponerle un casco como Luismi?
R.-Se habló, se habló de ponerme un casco. Pero como la tengo en la nuca, no llegaba. Y dije, pues no, no me lo pongo. Y ya está.
P.-¿Y cuánto echaba de menos las risas del vestuario?
R.-Los compañeros siempre me han apoyado. Por ejemplo, Arriaza. Yo hice un campus en mi pueblo en diciembre, cuando estaba mal y bajó Arriaza a ver el campus. Funes también bajó. Se han portado súper bien todos. Y cada vez que entras al vestuario te da una alegría inmensa. Cuando te suena el despertador, lo que tienes es ganas de venir a entrenar, ver a tus compañeros y disfrutar.
P.-¿En qué situación, por ejemplo, le pilló cuando vio a su colega Cordero meter el gol de Tarragona?
R.-Le llamé. Después del partido le llamé. Estaba eufórico. Y yo me alegré muchísimo por él. Hemos compartido momentos en la residencia. Era como mi mejor amigo aquí en Málaga. Y nos llevábamos muy bien. Hacíamos celebraciones juntos y demás. Y la verdad es que me alegré muchísimo.
Me identifico con Pablo Ráez; la vida te pone obstáculos y hay que superarlos como sea, por la izquierda, por la derecha o saltándolos"
P.-Hacían la fusión de Dragon Ball.
R.-La verdad es que no pensamos en decir que somos la fusión de Goku. Pero luego ya lo vimos en un Instagram. Y dijimos, bueno, se queda el nombre bonito.
P.-Cuando uno está ahí y ve que está Cordero, que sube Ochoa, que sube Chupe. ¿Le queda esa cosita decir: yo estaba en ese momento?
R.-Sí. Yo cuando me pasó eso, pues estaba entrando con el primer equipo también. Estaba con Cordero, Chupe que también subía. Pero bueno, las cosas pasan por algo, también le digo. Y nada, pues ahora vamos a trabajar otra vez. A ver si podemos seguir igual que estábamos antes. O más, o mejor. Y nada, si tiene que ser, será.
P.-Veo que tiene tatuajes. ¿Alguno por este episodio?
R.-Tengo este: ‘Nunca dejes de creer’. Y luego tengo aquí arriba una frase que es posterior y viene de ahí. Y después otro en el pecho, con una frase. Pero bueno.
P.¿Se lo guarda?
R.-(Risas) Sí. Lo dejamos ahí.
P.-¿Qué le parece ver este Málaga lleno de gente que conoce en Segunda y dando nivel?
R.-Pues no me sorprende. Como he compartido con ellos tantos días, tantas semanas, no me sorprende. Sé de la calidad que tiene cada uno, lo que pueden dar. Y yo sé el nivel que tienen ellos y no me sorprende.
P.-Hombre, sí que le sorprenderá, por ejemplo, ver a Rafa metiendo taponazos, ¿no?
R.-(Risas) A ver, aquí también los metía, pero meterlo ahí con la afición delante y demás es más complicado. Pero esa es la cualidad que tiene Rafa. Es un llegador muy buen. Y tiene una potencia brutal y ya lo está demostrando.
P.-¿Y lo de Recio?
R.-Recio es brutal. Yo creo que de los años que llevo aquí no he visto un central igual. Cada vez que le da un pase al portero cómo se abre, la seguridad que tiene en sí mismo, lo rápido que es, lo seguro que es... Me he visto... Vamos, yo que soy delantero, un central como él no... Es complicado, ¿eh? Un central como él es muy complicado.
P.-Luego está Izan...
R.-Izan se veía ya que tenía muchas cualidades. Con la edad que tenía... Yo soy mayor que él, pero con la edad que tenía era abismal la calidad que tenía. Y cómo jugaba, cómo sacaba la pelota... Y hacen lo mismo que hacían cuando jugaban aquí en Tercera o jugaban en juveniles. Hacen lo mismo. Lo que pasa es que ahora lo están demostrando allá arriba y se está notando. Pero los que venimos viéndolo ya sabemos cómo son y lo que pueden hacer.
P.-Ahora tiene que ir quemando otras etapas, pero sabe bien que el Málaga es el mejor sitio que hay para dar el salto.
R.-Sin duda, es el mejor sitio. Como he dicho antes, tengo que renovar y mi intención es quedarme aquí muchos años más. Y sé que el sitio donde estoy es lo mejor que hay. Y nada, a ver si algún día puede ser, pues ojalá. Voy a trabajar para ello.
P.-Y encima ahora con Funes. ¿Estuvo muy pendiente?
R.-Sí, Funes también se preocupó mucho. Llamó a mi madre y a mi padre muchas veces. Como le he dicho, bajó a mi campus. A mí me llamaba cada dos o tres semanas para ver cómo estaba. El día que le anuncié que volvía se puso muy contento también. Y estaba deseando que volviera. Y nada, en el proceso que ha estado aquí con nosotros, este principio de temporada, pues estaba muy encima de mí, de que me exigiera, que yo tenía que volver, pero que con tranquilidad, que había que tener mucho cuidado conmigo. Se han portado todos súper bien. No tengo ninguna queja. Desde el primero al último ha sido todo espectacular.
P.-Bueno, hablamos antes de Cordero, al que veremos pronto en España. Adri tiene información privilegiada…
R.-(Ríe) Yo hablo con él. Hablo con él y, bueno, él está tranquilo. No tuvo muchos minutos allí. El gol que metió le da mucha importancia, le dio mucho nombre. Cordero es muy bueno. Tiene una llegada y una finalización increíble. Y un golpeo brutal. Y, bueno, ojalá verlo por España, que llevo sin verlo ya mucho tiempo.
P.-¿Se arrepiente de haber salido del Málaga?
R.-De esas cosas no he hablado con él. ¿Si echa de menos esto? Yo creo que sí. Al final, el club que te da la oportunidad y demás. Yo creo que sí. Tiene que echarlo de menos. Es un club que no se encuentra en muchos sitios. Yo conozco a Cordero y creo que sí, que echa de menos.
P.-¿Coincidió con Dean Huijsen?
R.-Sí. Yo llegué en infantil de segundo año. Él estaba aquí. En el cadete del San Félix también lo pasamos. En Cadete A, que él ya estaba alternando con Juvenil. Y ahí ya se fue a la Juve. El otro día hablé con él.
P.-¿Mantenían contacto?
R.-Sí, sí. Nos manteníamos en contacto. Y la verdad es que te sorprende a ese nivel que llega. Porque al final nosotros estamos acostumbrados a ver jugadores que juegan en Segunda. Pero ese nivel que ha alcanzado Dean... Aunque ya se le notaba el último año sobre todo que era muy superior. Muy superior.
P.-En Cadete, ¿no?
R.-Eso es. En Cadete, que lo llama Pellicer para el primer equipo. Ahí se notaba mucho que ya dio un paso más que todos. Pero de verlo en la Juventus. Ahora Madrid, Champions. Te sorprende mucho. Pero Dean tenía unas cualidades brutales también.
P.-¿Es tan chill?
R.-Sí. Dean es muy chill. Es muy calmado. Va muy a lo suyo. Está como desorientado un poco. Pero luego como un tío genial. Su familia también espectacular. Y bueno, tiene muchas ganas de volver también. De algún día volver, ¿no? Para una retirada o lo que sea. Ojalá, ojalá. Me acuerdo que se iba mucho con la selección también. Ambidiestro no era. Pasa que una vez... Ya estábamos en infantil en el segundo, creo. Y nos quedamos todos... Estábamos todos estirando. Y él cogió dos o tres balones, me acuerdo. Y se puso con la pierna zurda a pegarle faltas. Y todos cuchicheando. Lo típico de niños, así: ‘¿Dónde vas con la izquierda?, ‘No sé qué’… Y al final, míralo. Al final el que quiere lo consigue. Es tremendo.
P.-Le hicimos la foto con Pablo Ráez, que ya sabe lo que significa. Se puede identificar con lo de la lucha.
R.-Sí, bueno. La vida te pone... La vida te pone obstáculos. Y al final, esos obstáculos tienes que superarlos de alguna manera o de otra. Yo me decía: Por la izquierda o por la derecha hay que superar los obstáculos. Saltándolos, como sea. Y la verdad que... Yo me siento muy identificado con esa parte.
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