Cómo hemos cambiado

La relación entre plantilla, entrenador y afición se deterioró rápidamente en siete meses

El club se quedó a medias en las peticiones de Juande

Al-Thani, Arnau, Juande y Kameni charlan amistosamente en un partido del Malagueño.
Al-Thani, Arnau, Juande y Kameni charlan amistosamente en un partido del Malagueño. / Javier Albiñana
F. Navajas

Málaga, 24 de diciembre 2016 - 02:09

Fue el 27 de mayo cuando Juande Ramos y el malaguismo disfrutaba de la presentación del técnico, que regresaba al club costasoleño con muy pocas dudas en torno a su fichaje. Desde el club siempre se creyó en su experiencia, por ello su contratación se cerró rápidamente. La afición, por aquel entonces, pobló La Rosaleda para dar la bienvenida a un entrenador que aumentó las expectativas del malaguismo, que veían en el manchego a la persona perfecta para relanzar al equipo a, como Juande dijo en rueda de prensa, luchar por una plaza europea.

Llegó el verano, y con él las primeras grietas. Juande contemplaba cómo lo prometido no iba a llegar. Camacho, por el que creía que iban a sacar una importante cantidad económica, terminaba quedándose y cerrando el grifo para las peticiones del de Pedro Muñoz. El ansiado delantero terminó por quedarse en el olvido y Juande, a pesar de contar con una plantilla más completa de la que dispuso su predecesor, asumió que todo no era tan bonito como se lo habían pintado.

La temporada se inició, y en la afición seguía paladeándose un aroma de crecimiento. Sin embargo, los resultados no llegaron, lo que provocó las primeras dudas en los seguidores. Se le comenzó a achacar a Juande que el equipo no funcionaba, que en defensa se concedía demasiado y que el cambio no estaba llegando. De esa forma se llegó a Las Palmas. El Málaga cedió por 1-0 y Juande, en sala de prensa, mandó un contundente mensaje.

Seguramente no fue una buena idea que el manchego achacara a la "falta de calidad" los errores de cara a portería. Aquellas declaraciones no sentaron del todo bien dentro del vestuario. Quizá fue la primera gran piedra que Juande se echó a su propio tejado, aunque la forma de actuar del técnico siempre ha sido la de decir las cosas sin pensar en represalias. Nunca ha ocultado sus pensamientos y aquella noche no fue una excepción.

Las buenas noticias fueron cada vez más en el terreno de juego, a pesar de las múltiples lesiones que ha venido sufriendo el primer equipo. Las actuaciones individuales salvaban los errores defensivos, una constante en esta segunda etapa de Juande. Aun así, la imagen del entrenador continuó decayendo ostensiblemente hasta el trasvase entre Boyko y Kameni, posiblemente el mayor lunar del manchego.

La sustitución del camerunés por un hombre de su confianza, como es Boyko, y sobre todo la falta de explicaciones en torno a la decisión terminaron por fracturar a la afición y, lo más importante, a parte del vestuario. Una cronología de motivos por los que Juande pasó de venerado a ser ya ex técnico del Málaga.

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