La crisis multifactorial del Málaga CF

Cuatro derrotas consecutivas dejan al equipo en zona descenso y le bajan a la tierra tras un verano en el que se soñó con algo más antes de que la realidad golpeara

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Los jugadores del Málaga CF, tras el partido. / La Otra Foto

El panorama luminoso de agosto se ha tornado sombrío en octubre. El proyecto confeccionado para "algo más" que la salvación se tambalea. El fútbol no espera y el Málaga CF ha descarrilado, está en puestos de descenso a Primera RFEF. Son cuatro derrotas consecutivas, contra segundo, tercero, sexto y séptimo de la tabla. Y la próxima cita es ante el líder, el Deportivo de La Coruña. Con lesiones abundantes, con rendimientos bajos, con poca contundencia en las dos áreas... Pero con un baño de realidad.

El origen de la situación es multifactorial y muy preocupante porque el equipo ha entrado en ese peligroso territorio en el que todo lo que puede salir mal se torna aún peor. Véase el partido ante el Racing. En un partido bastante correcto hasta entonces, el jugador que debía dar un salto de calidad a la zaga, Javi Montero, hizo una entrada temeraria en el regreso a su antiguo campo y dejó al equipo una hora con un jugador menos, firmando su sentencia (lo de rearbitrar a cámara lenta es otro cantar). Montero era el único jugador titular llegado esta temporada y, junto a Lobete, el único no canterano o que no estuviera en Primera RFEF en el once titular en El Sardinero. Existen lesiones importantes y de más de medio equipo titular, no se puede deslindar del análisis, igual que la recurrente cantidad de bajas que hay en las últimas temporadas y la gestión y recuperación de las mismas. Se han confirmado cambios en las últimas semanas en la gestión y apoyo médico al club. Pero la impresión es que lo que ha mejorado el proyecto deportivamente es el crecimiento que ha tenido ese grupo que obró el milagro en Tarragona, no ha habido ayuda externa para subir a otra dimensión.

Existe un inevitable sentimiento de gratitud hacia un entrenador que ya es leyenda malaguista como Sergio Pellicer, al que van las miradas cuando las cosas van mal, y por ese grupo de jugadores que sacó del fango al club. Pero ahora mismo hace falta algo más y no llega. En la planificación liderada por Loren Juarros, el hecho de ocupar fichas con jugadores como Ramón, Moussa y Haitam, con lesiones de larga duración aunque el marroquí ya da pasos y tuvo algún minuto, no ha sido una buena idea, en época en la que se recrudecen los problemas físicos se echan en falta alternativas y soluciones en el fondo de armario.

Existen ahora mismo vibraciones de la temporada 2022/23, la que comenzó con ambición después de que aflojara la corbata económica y se saliera de la sanción de las 18 fichas, con contrataciones de renombre e ilusionantes, y acabó con el descenso. El único nombre común es José María Muñoz, el administrador judicial, más allá del tramo final a la desesperada de Pellicer y algún canterano con papel residual entonces. Remite a una coyuntura que ya se prolonga durante más de cinco años y a la que se ha dado pátina de normalidad pero que estrangula el futuro del club. No obsta para que el Málaga actual tenga el quinto límite salarial de la categoría, pero en este ya lustro largo de mando desde los juzgados el equipo ha funcionado mejor cuando el club se ha movido en la austeridad extrema y a golpe de ERE que cuando ha habido algo de dinero para construir algo más ambicioso. Es un patrón que se vuelve a repetir ahora y seguramente no sea casual.

Se apostó por prescindir de jugadores veteranos y que hacían vestuario y ahora se echa en falta jerarquía y poso en estas situaciones. Las comparecencias tras el partido en Santander parecían más de abril que de octubre. Hay detalles competitivos que marcan. En El Sardinero, Andrés Martín está tres minutos tirado en el suelo hasta que se revisa en el VAR la entrada a Montero y ve la roja. Se retorcía por el golpe pero en el minuto 80 estaba marcando el 3-0 sin problemas. En el segundo tiempo, Íñigo Vicente (tan buen pelotero como pendenciero y mal colega) hace una entrada similar a Gabilondo, aunque el golpe es el aire. Después de que el jugador del Racing le reprochara, se levanta y aquí no ha pasado nada. Es también el otro fútbol que hay que saber jugar en contextos de máxima dificultad e igualdad como es esta Segunda División. En octubre, otra vez los 50 puntos es la meta malaguista.

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