El Huesca le da un golpe de resultadismo al Málaga CF (1-0)
Hachazo mortal en el minuto 94 de partido que deja como pardillos a los de Pellicer
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Lo del Málaga en Huesca es un golpe de resultadismo. Es lícito, sobre todo entendiendo el contexto en que se llegaba, mejor en puntos y sensaciones que en otra cosa, porque se tuvo que dejar en casa tres titulares. Pero para eso están las plantillas y para eso están los entrenadores. Y Sergio Pellicer apostó por ser rocoso, limitar el daño del rival y, si el partido lo permitía, incluso rebañar un triunfo agónico. Sin embargo, cuando la apuesta es el resultado, el análisis sólo puede partir de él. Si se gana, gloria. Si se pierde, cicuta.
Puede ser, como analizó Pellicer, que el duelo tuviese un par de caras diferentes. En la primera, pese a la ocasión aislada de Julen Lobete, el Huesca tuvo más empaque y energía, se asomó con asiduidad tanto trenzando como en balón parado.
En la segunda fue otra cosa porque se varió el dibujo y se añadieron algunos ingredientes, pero tampoco como para decir que el Málaga mereció llevarse por delante a los aragoneses.
Fue un partido de Segunda puro. El Huesca tiene claro que se apoya en sus tres centrales y el Málaga replicó un poco la fórmula de final de curso, con Murillo de lateral-central y un extremo sacrificándose en banda que en este caso fue Joaquín.
Demasiado experimental todo y limitante porque la presencia de arranque de Joaquín, Larrubia y Lobete provocó que no hubiese un alborotador en la segunda mitad y cuando Pellicer quiso remediarlo, sentó al vasco para dar el bastón de mando a Brasanac.
El desplazamiento de fichas normalizó la alineación, pero no lograron brillar en demasía los de segunda línea. Dotor ni delante ni detrás. Joaquín tuvo una escapada con disparo sin brújula y Larrubia una acción personal con regate y el final de siempre. Esta vez desvió el guardameta.
No le dieron mala energía Dani Lorenzo y Rafa Rodríguez, pero tampoco una cosa para volverse locos. Quizás pecó de bisoño el Málaga, al menos eso lamenta el entrenador. En el análisis del gol de Liberto (en el 94’, un guion calcado al del curso anterior), habló de la pérdida de Rafa, que pareció falta, sinceramente. Y de ahí hasta el gol quedaban muchos metros, hubo muchos otros jugadores y gente que sale en la foto.
El mismo Brasanac, que parece que le podrá dar muchas cosas al equipo, leyó regular esa acción. Tampoco los centrales, que habían sido de lo mejorcito -incluido el debutante Recio-, y Víctor, que fue de menos a más en El Alcoraz.
En general, el Málaga fue blandito y perdió en lo que es su especialidad, el marcar por derribo y fe. Escuece y mucho que te tumben en el añadido, otra vez, en El Alcoraz. La herida sanará, pero hay una cosa clara, no dejar la portería a cero te aleja siempre de la victoria. “Derrota de pardillos”. Lo bautizó Pellicer.
Quebró el Málaga, que tenía un aura bonita, que desprendía un halo de contar con un nosequé especial. Disipada esa ensoñación, la vista puesta en el Cádiz, que no es el conjunto apurado del curso anterior.
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