Málaga CF-Andorra: El Málaga descarga su mochila (4-1)

Cada gol del Málaga CF al Andorra quitaba una piedra de la mochila. De la de Sergio Pellicer, siempre en el punto de mira. De la de David Larrubia, que ansiaba tanto ese gol que lloró celebrándolo. También liberó a Julen Lobete y Eneko Jauregi, faltos de estadísticas y tangibles. Y liberó al bloque, que cuajó un partido serio y coral. Fue bueno con 11 en el campo y fue mejor con 10 durante prácticamente toda la segunda mitad. Mucho futbolista sobresaliente.

Toca normalizar que el fútbol es esto. Un día goleas y a tu rival se lo come la madera. Otro día eres tú el plato principal del menú. Es lo que más falta le hace a este Málaga, como equipo y como club. No se puede vivir en el incendio constante.

Pellicer se imaginó un partido mucho antes de que el balón echase a rodar, de ahí su once. Sorprendió ver fuera del mismo a Juanpe, Izan Merino o Rafita. Se la jugó con Brasanac y Dotor junto a Dani Lorenzo. Ante un Andorra al que le gusta sobar el balón parecía un poco raro de entrada renunciar a músculo. Le salió bien.

No fue tan fiero como ante el Deportivo, no, pero el Málaga jugó un partido inteligente, al fallo del rival. Tenía bien estudiado al Andorra, un conjunto pizpireto pero bisoño a veces. Le supo presionar arriba sin desdibujarse y le encontró las cosquillas. Larrubia fue el comandante principal. Un disparo de aviso suyo y otro de Joaquín como antelasa del gol.

El portero falló en la salida y el diez la recuperó. Luego la condujo cosida, rompió a Molina y definió con la derecha. Un tanto liberador, que provocó sus lágrimas. Lo necesitaba más que nadie. Tres minutos después cabalgó metros y metros hasta plantarse frente a Aron. El meta le tapó bien.

Se desató el malagueño, que puso en bandeja un gol a Dotor después de recuperar un balón como una culebra y progresar por las inmediaciones del área sin que nadie fuese oposición. Hubo otro buen balón a Chupete que anuló el colegiado por fuera de juego.

El Málaga jugaba alegre, pero el marcador no era tan amplio como para ir de sobrado. El Andorra tuvo dos muy seria. Una a la media hora de Marc Domenech que pegó en ambos palos para no entrar. Otra cerca del descanso en la que Rafita leyó mal la salida y perdió ante el cuero ante Jastin, que abrió para Le Normand. Herrero la tocó lo justo con la mano para que perdiese brío, pero aun así iba para dentro. El propio Rafita lo arregló sacándola bajo palos.

Retocó su once Ibai metiendo a Villahermosa y a Álex Calvo, muy pitado por La Rosaleda. Pero el extremo no fue el que cambió el partido sino el árbitro. Expulsó por roja directa a Brasanac en un balón dividido al que llegó antes el serbio pero que con la inercia impactó peligrosamente sobre el contrario.

Pellicer introdujo a Juanpe y Lobete para reafirmarse en un 4-4-1. Y no tardó en llegar el 2-0. Saliendo desde atrás, en una bonita combinación de Larrubia para Rafita, el lateral para Chupe y vuelta a Larru en el área. El malagueño hizo de las suyas y acabó encontrando a Lobete, que definió en boca de gol.

Empujó el conjunto andorrano, que tuvo ocasiones para recortar. Murillo frustró un nuevo buen intento de Minsu y Carrique mandó un tiro al travesaño. Estaba un poco enloquecido el choque, con el Málaga animándose más de lo que suele hacerlo un equipo con diez y 2-0 de ventaja en casa.

Cuando es tu día, es tu día. El Málaga montó una contra con Lobete y Eneko Jauregi que supuso el 3-0. Todo parecía estar visto para sentencia, pero el Andorra recortó con un tanto de Nieto tras un córner tocado en corto que pilló a los blanquiazules de resaca.

Pitó La Rosaleda los ocho minutos de extensión del encuentro. Sin embargo, dio para pedir la dimisión de José María Muñoz por parte del estadio y para redondear con el 4-1, obra de Eneko trastabillándose. Himno a capela y para casa.