El Málaga CF destituye a Sergio Pellicer, una leyenda y una anomalía en el club
Desde que se marchó Javi Gracia ha sido el único entrenador capaz de completar una temporada entera al frente del Málaga
El adiós del técnico
Sergio Pellicer ya no es entrenador del Málaga CF. Por enésima vez emprende el camino de salida del club, primero como jugador y después como entrenador, reiteradamente. Se va una leyenda de este club. Habrá a quien le parezca excesivo el sustantivo, pero la realidad es que el técnico de Nules (1973) ha sostenido en sus hombros durante un periodo oscuro buena parte del peso histórico de una entidad que no deja de peregrinar por el desierto en la última década. Y los únicos oasis con agua han aparecido con él en el banquillo. Un dato es demoledor. Desde que Javi Gracia dejó el club en 2016, después de dos grandes temporadas en las que se rozaron los puestos europeos y se lanzaron a varios jóvenes que dejaron decenas de millones en el club, la única persona que ha conseguido completar una temporada sin ser despedido ha sido Pellicer. Juande Ramos, Gato Romero, Míchel, José González, Juan Ramón Muñiz, Víctor Sánchez del Amo, José Alberto López, Natxo González, Pablo Guede y Pepe Mel, una decena de entrenadores de distinto perfil, estilo y caché, acabaron fuera sin un curso completo.
Pellicer nunca ha sido una persona de pleno consenso en el malaguismo. Se ha valorado su trabajo en líneas generales pero siempre ha habido un pero para él. Que si defensivo, que si juego aburrido, que si cansino en la sala de prensa, que si limitado tácticamente... Ese runrún no ha dejado de estar, apenas el día del ascenso hubo un cántico para él. La realidad es que pocas personas estaban capacitadas para entender lo que sucedía, la anormal normalidad en Martiricos, y optimizar recursos en un club en una época perenne de entreguerras. Primero, en su etapa de cantera, en la última etapa de inversión alta, consiguió la Copa de Campeones juvenil con aquella generación de En-Nesyri, Ontiveros y Luis Muñoz. Después, tras ser parte del cuerpo técnico del primer equipo y salir, regresó al filial y tuvo la alternativa, ya en época de máxima angustia económica, para relevar a Víctor Sánchez del Amo y salvar al equipo en plena era Covid. Otra permanencia con La Rosaleda vacía, el regreso de 2023 como recurso final para relevar a Mel y evitar al descenso, sin éxito, pero a cambio con quizá el momento más emotivo de la historia moderna del club, el ascenso de Tarragona. Un año más de consolidación en Segunda y un intento de salto de calidad que no ha llegado y que le ha costado el puesto.
Fuera de Málaga tampoco ha tenido éxitos en el banquillo Pellicer, que ha ofrecido sus mejores temporadas hasta ahora en un club en el que ha hecho debutar a más de una veintena de canteranos en el primer equipo más la consolidación de muchos otros. Conocedor desde escalones muy bajos de la cantera de lo que venía por detrás, utilizó a Juande Rivas en su debut y así llegó hasta el último de Rafita, una aparición en el lateral derecho con visos de consolidarse, pasando por Ale Benítez, David Larrubia, Isaa Fomba, Alberto Quintana, Loren Zúñiga, Haitam Abaida, Sergio Guerrero Mini, Andrés Caro, Álex Calvo, Bilal, Rafa Rodríguez, Antoñito Cordero, Aaron Ochoa, Carlos López, Izan Merino, Miguel Santaella, Dani Sánchez, Chupete y Ángel Recio. Más la consolidación de Cristian Gutiérrez, Dani Lorenzo o Diego Murillo. Hizo entrenar con los mayores a fenómenos quinceañeros como Dean Huijsen o Salvi Esquivel, ahora internacionales absoluto y sub 21 cuando no había nada que ofrecer para retenerlos. Algunas ventas que fueron árnica para el club y muchos de ellos la formación de un armazón competitivo en el primer equipo que a día de hoy es la base de la primera plantilla.
En este periodo Pellicer se ha encontrado con ese techo de cristal de la media tabla. Alguna vez verbalizó que sueño era acabar en Primera División, pero no ha sido posible. "Me caliento mucho", confesó alguna vez en sala de prensa, convertido en la única voz continua ante la afición, con un desgaste externo y también interno que en las últimas semanas se acentuó con los resultados y las consecuencias habituales que ocurren en un vestuario cuando las cosas no fluyen. No hubo respaldo público y se optó por dejarle que se quemara, los cinco puntos perdidos en los descuentos de Castellón y ante el Córdoba más una noche triste en León, donde muchos jugadores quedaron retratados, le dieron la puntilla. Se marcha un hombre honesto e íntegro, un tremendo gestor en situaciones límites más allá del césped, donde acabó encontrando su límite. Y el tercer entrenador con más partidos de la historia del fútbol profesional en Málaga tras mitos como Antonio Benítez y Joaquín Peiró. El único que ha pervivido en la última década de un club que lo devora casi todo.
También te puede interesar