En Málaga el gol se escribe Superbasti
Así fue la emotiva y divertida presentación del libro biográfico del mito blanquiazul
Una presentación mágica en fotos

Se escapaba California Dreamin’ del tono de un móvil. Qué inoportuno y qué oportuno a la vez. Justo antes de arrancar un evento especial y cálido, con la sala de prensa de La Rosaleda abarrotada, rompiendo la preliturgia. A la vez, con ese aroma a nostalgia que acabaría inundando la sala Juan Cortés. La vida y obra de Basti, digna de un libro y de mucho más. Casi un cuento de hadas más que un sueño, pero también con Cara B.
Sebastián Fernández Reyes (Málaga, 1974) lleva toda una vida haciendo historia y rompiendo barreras. Vistió las camisetas del Club Deportivo Málaga, Atlético Malagueño y Málaga Club de Fútbol. Un icono atemporal, ídolo de varias generaciones de malaguistas, cierra el círculo con un libro autobiográfico firmado por el polifacético periodista Daniel Marín. La historia del gol en negro sobre blanco. Celeste sobre blanco. Azul sobre blanco. La vida y obra de un humilde joven gitano que llevó al equipo de su tierra a lo más alto. Escalón a escalón, barrera tras barrera. El GOAT de los ascensos.
Superbasti, Van Basti, Bastigol o como le quieran apodar, nunca lo tuvo fácil, pero siempre logró abrirse paso. Eso y mucho más se recoge el recién bautizado libro, que contó con una puesta en escena de película. Fue tierno y emotivo, divertido, musical, vivo. Un homenaje a un cincuentón que hizo del gol un arte, justo el que le falta -ironías de la vida- para tocar las palmas a compás.
Logró el más difícil todavía, consiguió lo que no pudo hacer en todos los años como profesional: “Tus valores son los míos, doña Carmen Reyes Reyes”. Se bajó para entregar un ramo de flores a su madre, que nunca le vio jugar. “Que ella esté aquí es el mejor gol que he metido en mi vida”. Con un alegato para que agarremos a dos manos todos los segundos que nos puedan quedar para compartir con nuestras madres.
Con la naturalidad y gracia que le caracterizan, Basti fue pasando lista. De gente que ha sido clave para él, que estuvieron todos menos los que ya nos han dejado, desde su padre a Pepe Sánchez, pasando por Juanito, Fernando Puche o Juan Godoy. No se guardó lágrimas -ni risas- ni un mensaje cariñoso para la larga lista de personas que adora y le adoran. Cada vez que levantaba la vista del papel, sumaba a alguien más. Nene, Jaime, sus hijos Marta y 'Minibasti', Lucas Rodríguez, Ben Barek, su familia de sangre y la que lo es sin serlo como Jesús, Vito y Gabi. A Nelson Monte, Alfonso Herrero, a periodistas de ayer y hoy, a los currantes del club, a Loren... A los 1.000 kilómetros de Ismael Díaz. A Pellicer: “Gracias por querer tanto al Málaga”. A sus genuinos: “Tengo 80 hijos más”.
Hubo que tragar saliva en no pocos momentos, tanto por parte de Basti como por los principales culpables del libro como Alberto Jiménez o el mismo autor Daniel Marín García, que ya había plasmado en su momento la memoria de Sandrito (junto a José Luis Malo), y que ha sabido recoger todo el “carisma real” del paleño. Y se cantó como colofón “Super, Superbasti”, como antaño, gracias a la canción sorpresa de Joaquín Crespo. ‘Superbasti. El Palo y gol’. Qué título tan acertado.
También te puede interesar
Lo último