Mundial 2030 y Málaga: Entre el ridículo y el cartón piedra
Una ciudad que persigue presencia y relevancia renuncia a acoger la segunda gran cita universal del deporte después de anhelarla, un fiel reflejo de la dinámica de la sociedad malagueña
El enésimo fracaso internacional de la ciudad
"Malaguista, lo hacemos por ti". En esencia, fue el resumen de la comparecencia institucional, concentrada en el alcalde De la Torre, para explicar la renuncia de Málaga a ser sede de la Copa del Mundo de fútbol en 2030. Quiere jugar constantemente en Primera División, con demasiada frecuencia a golpe de capricho, y cuesta entender el decir que no a ser parte del segundo evento deportivo más seguido del planeta en competencia con los Juegos Olímpicos. Se buscan las excusas ahora pero el camino se ha pavimentado con una negligencia tras otra. Las caras y los gestos de los responsables tras el anuncio denotaban el alivio tras el delirio en el que había entrado la situación, con el alcalde liderando esa carrera que se ha detenido. Es posible que para tres o cuatro partidos sin mucha relevancia, pero la quinta área metropolitana de España no estará ahí. De la Torre defendía la credibilidad institucional después del sainete. Muy convencido.
Bien explicada y razonada desde el principio, se hubiera entendido la renuncia, hay más prioridades en la sociedad. El sentido común aconsejaba desde hace tiempo atrás echarse a un lado. No cuadraban las cuentas, no cuadraban los plazos, el plan hacía aguas por todas partes, aunque se era pertinaz. Es lo que había que hacer, pero cuesta escuchar ahora los argumentos, en boca de quienes lo negaban hace semanas, siquiera días, para renunciar. No, ahora no vale decir que "Málaga no necesita el Mundial", que "aporta poca visibilidad más" o que "no es un fracaso, es fruto de la reflexión". El ridículo es tremendo aunque hubiera que tragarse el sapo. Meses de estudios e inversión económica en la búsqueda de inversión privada que no ha aparecido por ningún lado, lógico tras un compromiso colectivo de las instituciones por sufragarlo. La contratación de un director de grandes infraestructuras, con su equipo, de facto para este proyecto que no ha valido. Para decir que "Málaga no necesita el Mundial". No todo vale.
Si es tacticismo electoral, voladura controlada para evitar más daños, un pacto colectivo para que Valencia entre y todos quedar bien o simple incompetencia (posiblemente de todo un poco) lo saben los que rigen. Pero la decisión es un buen retrato de la sociedad malagueña, no se salva prácticamente nadie. La realidad es más dura que el decorado de cartón piedra dulcificado de la ciudad de moda. Hay quien ha entendido ahora el modelo y el funcionamiento, nunca es tarde. El fútbol no es sólo opio, es la vida misma. Y su fuerza ha obligado a recular a quien es poderoso en las urnas. Se observaba bien en la foto de familia de la reunión y en los que se quedaban fuera. Los que no salían lo lamentaban (con su dosis de razón). Los que estaban dentro ya no bramaban tanto, se les había dado su sitio. Refleja bien las dinámicas de Málaga, es un buen retrato de cómo fluctúa. El Málaga CF es ahora mismo una entidad débil, intervenida desde hace mucho tiempo judicialmente, sin fortaleza, con mucha gente con ínfulas merodeando. Su gran fuerza es el grupo, el creciente malaguismo, que no es poco en una época en la que se van difuminando las identidades y los rasgos comunes. Pero tiene un techo de cristal, aunque su potencial para inflluir en la sociedad se ha comprobado estos días.
Planificado o no, se ha construido un relato para la negación final. "Lo hacemos por el Málaga y por la ciudad". En una semana se ha pasado de aprobar un convenio entre las tres instituciones para acelerar las obras a renunciar a albergarlo. Habla también de lo despegada que vive la clase política con demasiada frecuencia de la realidad. ¿No esperaban una reacción masiva rebajando a la mitad la capacidad de la casa provisional? Cuesta mucho creerlo. Pero fue el principio del fin. Patada al balón, a la casilla de salida, un estadio nuevo sin lugar y plazos, y a seguir jugando. Es mucho pedir, pero haría falta un debate sosegado, maduro, sobre dónde es el mejor lugar, seguramente lejos del actual, es de esperar que con una nueva propiedad participando desde el origen, si es posible adquiriendo parte o la totalidad del suelo.
Cuando Belgrado se ganó organizar la Expo 2027 ante Málaga, basando mucho argumento en la música y deporte, se escuchó una reflexión de alguien importante. "Con los deportistas que tenemos en Málaga y Andalucía...", decía. La capital serbia esgrimía, por ejemplo, al mejor tenista de la historia, Novak Djokovic, y a Nikola Jokic, el mejor baloncestista del mundo entonces, ahí anda hoy. Es un reflejo del marco mental creado sobre las bondades de Málaga, mucho postureo hueco y pérdida de la conexión con la realidad. Como en esta candidatura del Mundial, avalada por la FIFA con la mejor nota en varios conceptos (alojamiento, transporte...) en la evaluación, pero que ya dejaba dudas sobre La Rosaleda. No iban desencaminados. No siempre es porque nos tienen manía. Málaga es una ciudad maravillosa, pero no siempre y a todas horas.
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