Tranquilidad para el Málaga: "Lo mejor para Chupete es estar donde está"

Antonio Ruiz, padre del jugador: "Me decía que este año la reventaba y que tenía que acabar jugando en La Rosaleda"

En el once ideal de la jornada

Chupete celebra con sus compañeros un gol al Sporting
Chupete celebra con sus compañeros un gol al Sporting / Carlos Guerrero

Antonio Ruiz es el orgulloso padre de Chupete. Sabía que su hijo llegaría al fútbol profesional y que precisamente éste sería su año. “Él lo tenía muy claro, decía que este año la reventaba. Me decía que tenía que acabar jugando en La Rosaleda. Cuando empezó con el filial y marca 10 goles en seis partidos... Si termina toda la temporada con el Malagueño si no llega a los 40 goles le falta poco. Pero claro, está en el primer equipo, está valorado y querido, se siente importante, así que bien. La humildad no la debe perder nunca. Hay gente cercana con su agencia, con un trabajador que está encima de él, fue futbolista y sabe qué es todo esto. Este año también le ayuda un preparador personal, Adri, que le ayuda mucho. Es un entorno que le ayuda para que no deje de trabajar. No ha hecho nada, tiene que seguir trabajando”, dijo en los micrófonos de COPE Málaga.

“Es inexplicable, un cúmulo de sensaciones que se le vienen a uno. Desde pequeño su sueño era ser futbolistas profesional. Cuando ves que se cumple, que está en un sitio que lo quieren, que corean su nombre... Eso es inexplicable”, confesaba, aunque tuvo alguna duda:“Con el primer equipo siempre tienes la duda de la categoría. Él empezó con el primer equipo la pretemporada y faltando poco tiempo bajó al filial, a su equipo. Cuando vi que metió un hattrick en Lucena, un doblete... Pensaba que lo iba a hacer bien, pero claro, el salto de Tercera RFEF a Segunda, jugadores profesionales, experto... Poco a poco, con el apoyo de todos, fue progresando. No esperaba que el salto fuera tan rápido. Gracias a Dios estamos disfrutando del momento”.

Nadie mejor que su padre para describirle con detalle:“Es un trabajador nato, tienen un gen competitivo es superior a todo. Se pone la camiseta y esté más o menos cansado se olvida. Él sólo quiere competir. Había jugado 85 minutos ante el Granada y al día siguiente me decía que quería salir de titular con el filial, que él no se lesionaba. Es lo que le gusta, jugar al fútbol. De siempre. Tiene el gen competitivo y es lo que le lleva a donde está”.

Chupete es presente, pero quiere vivir un futuro brillante. “En ese aspecto tenemos gente al lado que nos asesora muy bien. Ahora mismo lo mejor para el niño es estar donde está. Ojalá juegue en Primera División en La Rosaleda. Cómo se pone el campo ahora, imagínate cómo debe ser contra los mejores... Yo pienso que sí es posible llegar a Primera, se quedan todos y la camada del Malagueño que viene, la temporada que hicieron es de locos... El portero Andrés, Rafita, los centrales, Rafa, Arriaza, Alexis, Ismael, el muchacho nuevo Juanma... Ese es un equipazo. Más que ellos no va a mirar por el club nadie”, contó Antonio Ruiz.

No ha sido un camino fácil para la familia Ruiz Rubio: “Tras su segundo año de cadete vino la Covid y tras los dos años de infantil y cadete en el Sevilla volvió al Séneca y a mitad de temporada le salieron varias ofertas, con el Betis y el Sevilla. Pero sus primeros torneos fuera del Séneca fueron con el Málaga y estuvo muy a gusto, luego firmó por el Sevilla y tenía la espinita clavada. Entonces dijo Málaga, Málaga, Málaga... Era juvenil de segundo entonces, aún no tenía 17 años. Su primer año en Sevilla iba y venía en AVE a Córdoba, lo recogía en el colegio y se iba. Ya al siguiente año se fue a la residencia del Sevilla. Cuando te llama y te dice que le duele esto u otro pues le das muchas vueltas a la almohada... Sólo lo pasa el que lo vive. Es muy duro el proceso. Cuando sales de tu casa es porque eres bueno, pero en otro sitio ya no juegas tanto, estudios, comidas... Aunque él se lo come todo. Tras salir del Sevilla entra la duda, pero hay gente que te dice que no se acaba aquí. En el Séneca es su casa, su hermano mayor es entrenador allí, está allí desde prebenjamín desde primer año. Mi hijo mayor jugó al fútbol antes y ahora es entrenador”.

Ya se ha contado varias veces el origen de su nombre, pero nunca sobra recordarlo:“Chupe viene de cuando el mayor empezó a jugar, se lleva siete años. Mi mujer se lo llevaba al club del barrio, en la ribera del Guadalquivir. Mi mujer lo pelaba y lo rapaba. Le gustaba tanto el fútbol que con cuatro años jugaba con los prebenjamines mientras su hermano jugaba. En todos los partidos colaba goles. Un entrenador le dijo que se parecía a Chupete Suazo, delantero chileno que jugaba en el Zaragoza. Y él ya se fue de España, pero a Carlos se le decía Chupete. Y mira, empezó a decírselo y ahora igual le llamas Carlos y no vuelve la cabeza, pero sí con Chupe o Chupete”.

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