Festival Interestelar

Me estoy quitando

  • En la tarde del viernes comenzó la primera jornada del Festival Interestelar en las amplias instalaciones del CAAC, con los conciertos de Iván Ferreiro, Lori Meyers y Viva Suecia como grandes atracciones del cartel

Rafa Val, de Viva Suecia

Rafa Val, de Viva Suecia / Interestelar Sevilla

Llevo escribiendo del Festival Interestelar en estas páginas desde que comenzó a celebrarse. Y contra viento y marea de muchísimas de las críticas que se vertían sobre él desde el principio, me situé en las filas de los partidarios. Pero hoy, parafraseando al egregio Rockberto Tabletón, debo decir que me estoy quitando. Y me temo que, al igual que yo, lo está haciendo también mucha gente. Si repaso los titulares de crónicas como esta desde 2018, veo frases como Interestelar, soy fan de ti; otras en las que declaraba que durante el festival, aquí como en ningún lado; hablaba sobre cómo unas impecables instalaciones y un gran ambiente festivo nos hacían estar pasando de todo, pasándolo bien; incluso los problemas de lluvia no impedían que con el ánimo empapado, siguiésemos disfrutando. El año pasado ya dudé de la manera que tenía este festival de agonizar de éxito. Pero lo de este año ha superado todas las expectativas que colocamos por debajo del listón que sirve para marcar el límite entre las cosas que debemos exigirle a un festival.

Y lo más curioso es que si el Interestelar pasa de agonizar a morir de éxito no va a ser porque el público que acude a su llamada sobrepase las capacidades que el festival puede ofrecer. El comunicado oficial de la promotora The Music Republic dice que esta primera jornada se celebró con más del 85% del aforo total de los asistentes, pero mi percepción fue muy distinta. No sé si en la segunda jornada, al reclamo de Vetusta Morla, que siempre es superlativo, volveremos a la situación del año pasado en la que era prácticamente imposible caminar por la pradera desde los escenarios principales hasta la zona de restauración y en la barra central se tardaba una media de 45 minutos para conseguir que te sirviesen una cerveza; y todo eso mientras que en alguno de los escenarios actuaba alguno de los artistas cabeza de cartel. En esta primera noche, sin embargo, mientras Lori Meyers estaba en el escenario Cruzcampo, con muchísima gente agolpada ante ellos, claro está, desde las últimas filas del público que los veía hasta la zona de las mesas donde la gente recobraba fuerzas, la pradera era un desierto apenas transitado y tanto la gran barra central como la situada entre los escenarios Johnnie Walker y Astro Club estaban prácticamente vacías.

Nos estamos quitando. Ayer faltaban en el recinto muchos de los espectadores realmente melómanos, a los que no consiguió atraer el cartel más uniforme, repetido y lleno de clichés musicales de la historia del festival, y también muchos de los espectadores que iban porque Interestelar era el sitio en el que había que estar, aunque la experiencia musical que vivieran no fuese lo más importante para ellos. Quizás a estos les han echado para atrás las incomodidades de otros años y los precios, rayanos en el abuso, de la comida y la bebida; aunque este festival sevillano no se diferencia de los demás en eso. Esta vez creo poder afirmar que la mayoría del público realmente quería disfrutar de la música de las bandas que actuaban, atraída de verdad por la oferta musical del festival; por eso era tan cómodo moverse por el resto del recinto cuando toda ella se agolpaba delante de alguno de los dos escenarios principales, sobre todo del Cruzcampo, muchísimo más atractivo que el Johnnie Walker, tanto en el componente visual, con su amplitud y grandes pantallas, como en la calidad de sonido, además de porque por el primero fueron pasando los artistas más aclamados, Iván Ferreiro, Lori Meyers y Viva Suecia. Un público que también mostró su perfil más gregario al finalizar cada concierto colapsando peligrosamente los accesos a los servicios masculinos por usar de forma indistinta la entrada y salida en tropel o agolpándose ante el lado más cercano al escenario de la barra central, mientras el lado opuesto y las dos largas aristas laterales, casi vacías, estaban llenas de camareras con los brazos cruzados esperando clientes.

La Casa Azul La Casa Azul

La Casa Azul / Interestelar Sevilla

En el aspecto artístico no hubo nada mucho más destacable que las actuaciones más orgánicas de Rufus T. Firefly y Viva Suecia por encima de los conciertos medidos y estereotipados de las demás bandas. Iván Ferreiro venía presentando su disco Trinchera Pop, aunque intercaló sus canciones con alguna otra de su anterior banda de Los Piratas, en un concierto que no mantuvo mi interés y así alejarme hacia el tercer escenario y conocer a Repion, un interesante trío al mando de dos hermanas, con un set de canciones en la línea de Dover, que cuando se hacían más lentas se acercaban más a terrenos de Amaral. Incluso reivindicaron a Shakira con Inevitable de forma muy seductora.

El día y la noche se fundieron a la vez que lo hacían los conciertos de La La Love You y Lori Meyers, a los que también intenté abandonar por Malmo 040 en el escenario más alejado, pero la propuesta de estos no fue tan interesante como la de la banda anterior por lo que volví a integrarme entre los que saltaban con los brazos alzados ante los granadinos -alza tus manos junto a las mías- que reinaban en su Zona de confort. La Casa Azul fue el grupo más efectista de la noche con su humo, confeti, disposición de la banda sobre el escenario, aunque su sonido mostraba unos subgraves asesinos que arrasaban los oídos de la gente de las primeras filas. Ya con Rufus el bajo de Miguel de Lucas se mostró en ese escenario como una apisonadora, sobre todo en una canción tan suave como Nebulosa Jade. Fue también una pena que Rufus se comiese precisamente a la única banda sevillana del Festival, Victorias, al coincidir las dos desde la alfa a la omega y tener un público similar. El escenario Astro Club dejó los conciertos poco después de las once para ofrecer sesiones de DJs, en las que sí brillaron los talentos locales de Elena y Fanny en sus alter egos de La Rubia Pincha y Stereofan, que fue quien clausuró la velada en dura competencia con la valenciana Ley DJ, que pinchaba en el escenario de al lado con muchísimos más decibelios a su servicio.

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