Ópera

El humor y la melancolía de 'Don Pasquale' abren el curso en el Maestranza

  • La ópera de Donizetti, una "comedia cruel", se representa a partir del sábado en una versión "chispeante" con la dirección escénica de Laurent Pelly y la musical de Corrado Rovaris

El equipo de la ópera, fotografiado en la escenografía de esta producción.

El equipo de la ópera, fotografiado en la escenografía de esta producción. / Víctor Rodríguez

Gaetano Donizetti (Bérgamo, 1797-1848) compuso ya en los últimos años de su vida –sólo firmó dos óperas más– Don Pasquale, y quizás por ello abordó en su obra, la historia de un anciano que busca esposa, un tema hoy "tan actual como el miedo a envejecer", sostiene el director artístico del Teatro Maestranza, Javier Menéndez. El gestor se siente "especialmente vinculado" a esta pieza y ha querido abrir la primera temporada lírica que programa en el coliseo del Paseo Colón con este título, que se verá en Sevilla desde este sábado hasta el día 19 y que cuenta con la dirección musical de Corrado Rovaris y la dirección de escena de Laurent Pelly.

Para Menéndez, la alianza de ambos creadores, la "frescura monumental" que imprime Rovaris a la partitura y el "trabajo maravilloso" de Pelly en la escenografía, ha dado forma a una producción "frizzante [burbujeante, chispeante], como dirían los italianos", que bajo el aspecto de una "comedia divertida, una fiesta", posee también "una crueldad que se refleja en la música", celebra el director del Maestranza, cautivado por la "genialidad mayúscula" que concibió Donizetti y que han sabido reinterpretar Pelly y Rovaris.

El cartel de la ópera El cartel de la ópera

El cartel de la ópera / Víctor Rodríguez

No es habitual, subraya Menéndez, que un profesional tan solicitado y "con tantos compromisos" como Pelly "se haya desplazado hasta aquí. Tratándose de una producción que ya se ha visto en otros sitios [en las óperas de Santa Fe o San Francisco y en el Liceo de Barcelona]", expone el asturiano, "lo habitual es que se mande a un asistente a reponer el trabajo. Pero se nota mucho cuando el director trabaja desde el primer día con los actores".

Pelly, que hace un par de años presentó en el Maestranza una gozosa La fille du régiment, ha concebido un "espectáculo sencillo, en el que busco la fuerza en los actores" y cuya escenografía (diseño de Chantal Thomas) ilustra con una butaca colocada del revés la idea de que la bella Norina vuelve la casa de Don Pasquale patas arriba. "Nunca he buscado el realismo", afirma el director francés, que este año revisó el Falstaff de Verdi en el Teatro Real de Madrid y que en sus propuestas reivindica la imaginación y un tono juguetón y delicioso. "En una ópera los personajes cuentan lo que les ocurre cantando: ya ese punto de partida te libra de perseguir la verosimilitud", argumenta Pelly, que considera Don Pasquale "una gran comedia, algo raro de encontrar en el repertorio lírico. Una comedia que también es oscura, patética y emotiva, como lo son las grandes obras".

Carlos Chausson encarna al protagonista, un personaje con el que ya visitó Sevilla en 2003

Rovaris, natural de Bérgamo como Donizetti, expresa su entusiasmo por haber dado con un director de escena "que es admirador" del compositor de Lucia di Lammermoor o L’elisir d’amore. El maestro admite que revivir una de sus partituras no es fácil: "Las orquestas antes eran más ligeras, los instrumentos hoy no son iguales, hay que hacer un trabajo por aligerar el conjunto", detalla. Pero la grandeza del material bien vale la pena el esfuerzo. Rovaris define Don Pasquale como "una comedia melancólica, con un poco de lágrima. Tiene un punto chispeante y otro más nostálgico, y hay que encontrar el equilibrio".

Para Rovaris, hay que hallar el equilibrio entre “el punto chispeante y otro más nostágico”

El aragonés Carlos Chausson regresa al personaje protagonista, al que ya encarnó en 2003 en el Maestranza. "No quiero llamarlo viejo, pero está en su momento para este papel. Y vocalmente está espectacular", señala Javier Menéndez. Chausson asiente con modestia: "Empecé a hacer de Don Pasquale con cuarenta y pocos y ahora tengo 69 años. En algún momento de la ópera se dice que es un hombre que está en los 70, así que todo es correcto", concede con una sonrisa. "Hace dos décadas yo memorizaba una partitura, me aprendía todas las indicaciones de escena en un momento... y ahora no, ahora casi tengo que pedirle a Sara [Blanch, la soprano que hace de Norina] que me guíe. Siento que todos estos jóvenes del reparto tienen que aguantar al abuelo", bromea con cierta pesadumbre.

Aunque ya había interpretado la ópera de Donizetti en multitud de ocasiones, Chausson ha captado de la mano de Pelly nuevos matices. "Laurent propone una lectura que hace hincapié en la humillación que sufre Don Pasquale, una clave que yo no había tocado hasta ahora. Esta versión incide en la destrucción de su mundo", opina el cantante. "De todos modos, no importa que hayas encarnado más o menos a un personaje. Yo siempre digo que, pese a tu experiencia, cada noche que actúas es distinta", concluye Chausson, antes de augurar que su compañera Sara Blach "va a ser una bomba, un descubrimiento espectacular". Joan Martín-Royo, como el doctor Malatesta; Anicio Zorzi Giustiniani como Ernesto y Francisco Escala, miembro del coro de la Asociación de Amigos del Maestranza y que encarna aquí al notario, completan el reparto de esta ópera que, como un buen espumoso, está dispuesta a elevar los ánimos del público con su enredo no exento de hondura.

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