El 1 de julio Isabel Ruiz cumplió 50 años. "De cabeza estaba muy bien, pero el cuerpo entero lo tenía machacado", relata su hermana. El 2 de noviembre de 2018 su vida cambió para siempre. Pasó de ser una mujer autosuficiente a quedar postrada en una silla de por vida a causa de una tetraplejia, pues saltó al vacío por una ventana para intentar escapar de Francisco, su ex pareja sentimental, que la agredió y amenazó de muerte con un cuchillo. Casi cuatro años después, una infección que se le complicó y derivó en sepsis le causó la muerte el pasado miércoles.

En mayo de 2021, la Audiencia de Málaga condenó al agresor a ocho años de prisión por un delito de intento de homicidio. Además, se le prohibió acercarse a la víctima a menos de 500 metros o comunicarse con ella durante 15 años y pagar una indemnización de 700.000 euros por las lesiones, secuelas y daños morales a la mujer. En febrero de este año, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ratificó el fallo, aunque desestimó la circunstancia agravante de género y redujo la pena a siete años. 

Después de que al agresor recurriera ambas sentencias, el caso está ahora en manos del Tribunal Supremo. "Nosotros ya nos hemos personado ante este órgano como acusación particular oponiéndonos al recurso que formalice el abogado de oficio que le toque al acusado", explica Manuel Novella, letrado de Isabel. 

Mientras tanto, el agresor aguarda en libertad la ratificación de la sentencia. Una situación que Novella achaca a la primera declaración del acusado. "Cuando ocurrieron los hechos, ella estaba casi muerta en el hospital y no podía hablar. Él dijo que no se conocían de nada y el Juzgado de Instrucción lo dejó en libertad", manifiesta. Aunque la víctima no ha visto cumplir su deseo en vida, el abogado se muestra "optimista" y apunta que el caso ya se encuentra en el último peldaño de la justicia. "Voy a cumplir la última voluntad de Isabel", asegura. 

Sandra, una de las hermanas de la víctima, reconoce no entender "cómo después de casi cuatro años este hombre continúa en la calle". Cuenta que cada vez que visitaba a Isabel a la residencia en la que se encontraba atendida le preguntaba si su agresor había entrado ya en la cárcel; ella siempre le respondía: "Ya queda menos", expresa. 

"Hay testigos y está probado que fue el responsable de su tetraplejia y encima se le permite que recurra dos veces", denuncia Sandra. Casi cuatro años de "sufrimiento y de lucha" que Sandra nunca olvidará -confiesa-. Por ello, pide justicia y que "el responsable cumpla con su merecido".

Así ocurrieron los hechos 

Aquella noche, Isabel se encontró con Francisco en Marbella -ciudad en la que residía-. Al parecer, muchos años atrás fueron pareja y desde entonces mantenían encuentros esporádicos, aclara Sandra. Él la invito a que la acompañara a su vivienda, lugar al que ya había acudido la víctima para desarrollar, entre otros motivos, tareas de limpieza de hogar, según señala la sentencia. 

Todavía en la calle, el agresor la empujó y la insultó. Sin bien, ella aceptó y subió al domicilio. Una vez allí, se produjo una fuerte discusión pues Francisco se alteró, ya que acusó a Isabel de robarle una sustancia estupefaciente así como su cartera.

En el transcurso de este incidente, el agresor la golpeó y propinó un puñetazo a la altura del ojo. Ella cayó al suelo medio inconsciente y se le rompieron las gafas que portaba, siempre según la sentencia. Al recuperar la conciencia y levantarse, el acusado esgrimió un cuchillo, se lo colocó cerca del cuerpo y le dijo “te voy a matar”.

Asustada ante la situación y las amenazas, Isabel intentó huir, aunque no pudo hacerlo por la puerta principal de la casa, ya que Francisco había cerrado con llave. Al ver la ventana de la cocina próxima, se dirigió hacia la misma y se descolgó precipitándose al vacío desde un segundo piso. Tras caer a la vía pública, varios vecinos la asistieron. 

Como consecuencia de dicha agresión y posterior caída, Isabel Ruiz sufrió importantes lesiones y fue trasladada al Hospital Costa Del Sol, donde ingresó en estado muy grave. El parte de daños era innumerable; el diagnóstico principal: tetraplejia.