El Ayuntamiento de Mijas ha invertido 80.000 euros en la retirada de algas durante los meses de junio y julio para dejar en perfecto estado el litoral mijeño para el baño, para lo que ha recogido en este período más de 300 toneladas de esta vegetación marina, según ha anunciado este jueves el concejal de Playas, José Carlos Martín.

El edil ha destacado que "nuestras playas son uno de los reclamos turísticos más recurrentes en esta temporada tras la pandemia”, por lo que señaló que el Consistorio de Mijas afronta “la adversidad que supone la llegada de especies vegetales invasoras con un 'plan de choque' contra este vegetal", ha detallado. Además, ha añadido al respecto de este sistema de actuación que "nos hace, por un lado, eliminar cada día las algas para dejar el mar limpio y, por otro, prevenir la llegada de más ejemplares". 

En lo que respecta a la primera línea del 'plan de choque' cabe destacar que ya se han retirado en estos dos primeros meses del verano más de 3.000 toneladas de algas. Los tractores comienzan a las 02:00 horas y el resto maquinaria y camiones a las 05:00 horas diariamente para poder lograr el objetivo de dejar impoluta la costa mijeña. "Los restos que recogemos van a la planta de reciclaje y se está investigando junto con el Instituto de Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (IFAPA) su utilización en proceso de compostaje para su uso como biofertilizante”, ha matizado Martín. 

En lo que referido a la segunda vertiente del 'plan de choque' dirigida a la prevención y a la lucha en conjunto con otras entidades y administraciones, Mijas está adherida al 'Foro Alga Invasora' con el objetivo de proteger el patrimonio natural y autóctono marino. El Instituto de Biotecnología y Desarrollo Azul-IBYDA de la Universidad de Málaga, el Campus de Excelencia Internacional Global del Mar, el Instituto Español de Oceanografía, el Clúster Marino-Marítimo de Andalucía, la Cátedra de Ciencias del Litoral de la Universidad de Málaga y la asociación Equilibrio Marino constituyen el ‘Foro Alga Invasora’ para afrontar la invasión biológica del alga parda de origen asiático Rugulopteryx okamurae, que amenaza seriamente la supervivencia del ecosistema marino mediterráneo.