Un "mercado de la droga" abierto 24 horas en Fuengirola con niñas 'despachando'
La Policía desarticula un clan familiar que, por turnos, vendía hachís y cocaína, incluso a menores
Los clientes sin dinero ofrecían, entre otros, patinetes robados a cambio de ‘papelinas’
Cae un clan en Fuengirola dedicado al tráfico de droga: sus sedes, dos viviendas con dobles puertas de seguridad

Un “mercado abierto” las 24 horas, con droga take away (para llevar) y, en el mostrador, despachando, la hija del presunto jefe del clan y una amiga suya, que compartían las ganancias. Ambas, de 15 y 17 años. Al otro lado, clientes de todos los perfiles, incluso menores. El escenario, dos narcopisos con dobles puertas de acceso reforzadas en el barrio de Los Núcleos, en Fuengirola. Uno de ellos, ocupado ilegalmente y, el otro, una zona común que la banda había habilitado como vivienda clandestina. Un negocio con éxito garantizado que daba una buena perspectiva de los entresijos de este submundo de la droga. “Había gente esperando en la calle. Hacían cola para comprar”, explica en una entrevista con este periódico el responsable del equipo contra el menudeo de Fuengirola que ha destapado la trama y detenido a cuatro de sus miembros.
De la investigación se desprende que el grupo de presuntos narcos trabajaba por turnos y se distribuía las tareas delictivas. Sin interrupción. La mercancía que ofrecían, hachís y cocaína, adquirida, sobre todo, por toxicómanos. Para que la falta de cash no fuera un hándicap, los vendedores permitían a los clientes canjear el estupefaciente por productos robados a los que pudieran darles salida en el mercado negro. Desde patinetes de 300 euros hasta televisores se intercambiaban con un par de papelinas, que les habría costado unos 120. “Aceptaban toda moneda de cambio, con cualquier objeto de valor hacían negocio”, atestigua el portavoz del Grupo de Menudeo, que habla de incontables horas de vigilancia para llevar ante el juez los movimientos de cada uno de los implicados.
La operación dio comienzo tras las primeras sospechas de que en estos dos inmuebles, okupados, se estaba vendiendo droga. Con todos los indicios, y orden judicial en mano, los policías que habían tirado del hilo descubrieron que se trataba de dos narcopisos. Allí se toparon con una resistencia estructural a su entrada con puertas de acceso reforzadas y diseñadas para dificultar el acceso. “Costó bastante entrar, cada vez más. Esto va mejorando, y todo para retrasar nuestra actuación. En este caso, hubo que romper el marco de la puerta”, recuerda el investigador.
Al irrumpir, los agentes constataron que “aquello era un mercado de la droga”. “Desde el exterior de una de las viviendas, un bajo con una puerta blindada, se veía a menores vendiendo”, relata el policía que capitanea el grupo, impresionado “por la impunidad” con la que los autores “se creen que actúan”.
Una vez la Policía consiguió adentrarse en las viviendas que servían de punto de menudeo, el reto de los narcos era deshacerse del cuerpo del delito. “La cocaína suele acabar en la ducha, en el desagüe o la tiran por el WC”, detalla el inspector. No siempre son más rápidos que los investigadores. Además de hachís y cocaína, estos hallaron también un arma de fuego.
El clan familiar desarmado en Los Núcleos ya es un viejo conocido de los investigadores, que en la última década han actuado contra él hasta en seis ocasiones, tres de ellas en estos 12 meses. La hija del presunto cabecilla acumuló dos detenciones en un solo mes.
La banda había hecho del tráfico de drogas su modo de vida. El hijo del supuesto jefe de la banda está entre rejas. También su nuera. Con el tiempo, el cabecilla ha ido perfeccionando su modus operandi. “Empezó vendiendo en la casa donde vive. Ahora, la droga ya no pasa por sus manos ni está en su vivienda. Utiliza otros puntos y a otras personas para el traslado, la venta e incluso para recibir los beneficios”, afirma el responsable policial.
Atacar "a lo que más les duele"
El arma principal de los investigadores es dar, a posteriori, con el rastro del dinero ilícito. Porque arrebatarles “los bienes que consiguen con la droga es lo que más les duele”. Esta vez, todos los arrestados quedaron, de nuevo, en libertad. Y siguen, presumiblemente, delinquiendo, pero los investigadores no cejan en su empeño:“Siempre digo a mis compañeros que esto no los puede desmotivar. Seguimos intentando controlar los puntos negros de cada núcleo”, advierte el jefe.
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