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La crisis de Gobierno en Italia se empantana en una incierta pugna política

  • El primer ministro, Mario Draghi, deberá referir su decisión ante el Parlamento el miércoles

El primer ministro italiano, Mario Draghi (izq.), junto al alcalde de Roma,  Roberto Gualtieri.

El primer ministro italiano, Mario Draghi (izq.), junto al alcalde de Roma, Roberto Gualtieri. / ANGELO CARCONI (Efe)

La crisis de Gobierno desatada en Italia tras la dimisión del primer ministro, Mario Draghi, congelada por ahora, se agudizó este viernes con la gresca entre los partidos de su coalición y los reproches a su desencadenante, el Movimiento 5 Estrellas (M5S).

La política nacional se divide entre pedir al primer ministro que continúe al frente del país, cambiar la mayoría que lo sostiene excluyendo a Cinco Estrellas o, directamente, dar por agotada la legislatura y adelantar elecciones. Y todo puede ocurrir.

Italia, en medio de un tórrido letargo estival, se ha zambullido en una crisis política desde que el jueves el M5S no votara una moción de confianza al mismo Gobierno de unidad nacional del que forma parte junto al resto del hemiciclo, excepto los ultras de Giorgia Meloni.

¿Las razones? Su desacuerdo con un "insuficiente" decreto de ayudas contra la inflación, con la dotación de un incinerador de basuras para Roma y una ristra de pullas en los últimos tiempos, como su reticencia a seguir armando a la resistencia ucraniana.

Esto unido a las notorias desavenencias entre Draghi y el líder de la formación, Giuseppe Conte, que incluso llegó a acusarle de querer desbancarle de la dirección del partido.

El que fuera presidente del Banco Central Europeo aceptó gobernar Italia en febrero de 2021 a cambio de hacerlo con una coalición de unidad para agotar la legislatura en marzo de 2023, pero al perder al M5S, uno de sus principales socios, dio por finalizada su misión.

De este modo, acudió ante el jefe del Estado, Sergio Mattarella, y presentó su dimisión, pero el presidente, experto constitucionalista y árbitro de la convulsa política patria, la rechazó.

Draghi deberá referir su decisión ante el Parlamento, seguramente el miércoles, por una cuestión de transparencia, y será entonces cuando desvele sus intenciones, aunque desde su entorno sostienen que está determinado a renunciar al Gobierno.

En este escenario, los partidos se enzarzaron este viernes en un cruce de reproches, acusaciones y una encrucijada: si seguir o no con el Gobierno y si hacerlo con el M55 (ya que incluso sin ellos Draghi mantendría la mayoría del arco parlamentario).

Y es que el partido por el momento no ha anunciado oficialmente una salida de la coalición ni una retirada de sus tres ministros, al frente de Agricultura, Políticas Juveniles y Relaciones con el Parlamento.

Pero una parte importante de la coalición, en concreto la derecha, ya no se fía de ellos y el ultraderechista Matteo Salvini y el conservador Silvio Berlusconi les tildaron de "irresponsables" por dinamitar el Gobierno en un momento de crisis. "Después de lo sucedido, el centroderecha de la coalición quiere claridad y subraya que ya no es posible contar con el M5S", escribieron en un comunicado conjunto.

Mientras el líder de la centrista Italia Viva, Matteo Renzi, lanzaba una petición para que Draghi retire su dimisión y prosiga en el cargo sin el M5S.

Más conciliador se mostró el secretario del Partido Demócrata (PD, centroizquierda), Enrico Letta, que prefirió que el Gobierno siga en el mismo formato de unidad nacional que incluya al M5S, con el que planea una alianza para las futuras generales.

Pero no parece una hipótesis aceptable para la derecha, crucial para la coalición, que en caso de que el miércoles no haya solución, abogó por un adelanto electoral.

Entretanto, la ultra Meloni, hasta ahora sola en la oposición, exigió reiteradamente "elecciones inmediatas" animada por los buenos pronósticos de las encuestas, que ya la sitúan como primera fuerza.

En cualquier caso, la crisis de Gobierno todavía está repleta de incógnitas y ni siquiera se sabe si el miércoles el Parlamento tendrá la opción de expresar, o no, su respaldo a Draghi con un voto.

Mattarella, según ha trascendido, rechazó su dimisión primero por la mencionada transparencia, pero también porque el primer ministro volará el lunes a Argelia para reforzar la alianza energética, ahora que ha sustituido a Rusia como principal proveedor de gas.

Una visita del todo estratégica para Italia que, sin embargo, ha sido reducida a la jornada del lunes -y no el martes, como se pretendía en un primer momento- para que el primer ministro tenga el martes para preparar su discurso en el Parlamento.

Entretanto, Italia y Europa asisten con preocupación a esta nueva crisis política italiana, ahora que Draghi había encarrilado el Plan de Recuperación de la pandemia, preparaba un nuevo decreto con ayudas contra la inflación y ya delineaba con sindicatos y patronal la futura Ley de Presupuestos.

Y es que los escenarios son inciertos. Si Draghi confirma su renuncia, como parece a día de hoy, según refiere su entorno, Mattarella debería decantarse entre encargar a otro técnico agotar la legislatura o convocar elecciones nueve meses antes. Pero para ello seguiría necesitando al prestigioso economista en funciones. 

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