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Obama, sin palabras ni 'Plan B'

  • Las relaciones entre Estados Unidos e Israel pasan por su peor momento en años, con el presidente de EEUU y Netanyahu más como adversarios que socios en la búsqueda de la paz.

El presidente estadounidense, Barack  Obama, hombre mediático a quien normalmente le gusta salir frente a  las cámaras ante situaciones difíciles, se quedó esta vez sin habla  ante el ataque israelí contra la Flotilla de la Libertad para Gaza. 

El gobierno de Estados Unidos está acostumbrado ya a las malas  noticias y sorpresas en lo que respecta a Israel en los últimos  meses, como ocurrió con la provocación de anunciar -justo durante la  visita del vicepresidente Joe Biden en marzo- nuevos planes para  asentamientos judíos. 

Pero nadie contaba con un acto de violencia tal como el ataque  contra la Flotilla de la Libertad. Steven A. Cook, del Consejo de  Relaciones Exteriores, opina: "Según todas las informaciones, la  Flotilla de la Libertad tenía una carga estrictamente humanitaria. Los israelíes enfrentan ahora una pesadilla de relaciones  públicas". 

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, iba a viajar este martes a  Washington para calmar las tensiones existentes desde hace meses con  Obama. Pero también eso se quedará en nada. Las relaciones entre  Estados Unidos e Israel pasan por su peor momento en años, con Obama  y Netanyahu más como adversarios que socios en la búsqueda de la paz. 

"El ataque israelí empeora los intentos de mejorar las relaciones  con Estados Unidos", comenta también, aunque con moderación, el  Washington Post. El problema básico es que Obama y Netanyahu  estaban desde el principio destinados a caerse mal, tan diferentes  son sus posiciones políticas y tan distinta la química. 

Obama, mediador, diplomático, quería acercarse al mundo islámico y  árabe, quería abrir un nuevo capítulo, también de cara a Irán. Quería  sobre todo nuevas negociaciones de paz en Cercano Oriente y para  conseguirlo insistió en el fin de los asentamientos judíos en los  territorios palestinos. 

Por el contrario, Netanyahu, El Halcón, no evita ningún conflicto: se arriesgó a enojar y dejar en evidencia públicamente a  Washington con sus planes de asentamientos. Ya cuando el primer  ministro estuvo en marzo en Washington no se les permitió a los  fotógrafos acceder para tomar la clásica foto del apretón de manos. Y  Estados Unidos hizo hincapié de forma clara después del encuentro en  las diferencias. 

Pese a todos los problemas, el diplomático George Mitchell retomó  hace poco sus esfuerzos de mediación entre israelíes y palestinos. Se  reunió con Netanyahu y luego con el presidente palestino, Mahmud  Abbas, en las llamadas proxy talks, conversaciones indirectas, que  eran el primer paso positivo en las esperanzas de Obama de lograr  algo. 

Esas esperanzas han quedado destruidas. Pero no está nada claro  que Obama tenga realmente otra opción que insistir en el proceso de  paz pese a todas las dificultades, pese a todos los retrocesos y sin  importar quién gobierne en Jerusalén. 

Cook, experto en Cercano Oriente, señala: "El incidente de Gaza  dificultará temporalmente las conversaciones indirectas israelo-  palestinas". 

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