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¿Cómo un radical tiene al mundo en vilo?

  • El pastor Jones saltó de una breve mención en internet a la palestra internacional cuando grandes medios como la CNN y personajes públicos importantes como Petraeus hablaron sobre él y sus planes de quemar coranes

¿Cómo es posible que un ignoto fanático con 50 seguidores mantenga al mundo en vilo? La historia del pastor radical Terry Jones y su plan de quemar coranes en protesta por la construcción de una mezquita cerca de la Zona Cero es un buen ejemplo para analizar los modos en que se forma la opinión pública en la actualidad.

Casi nadie lo recuerda ya en la ciudad alemana de Colonia de los tiempos en que Jones formaba parte de la Comunidad Cristiana de esa localidad. La mayoría de los que lo conocieron afirma que era raro y en cierta medida siniestro. Pero nadie puede creer que este pequeño extremista tenga ahora la atención del presidente estadounidense, la Unión Europea y las Naciones Unidas.

Cuando Jones describió a Colonia, conocida por su carnaval, como la "puerta del infierno", nadie le prestó mayor atención. Pero si Colonia y otros innumerables temas permiten decir cualquier cosa, el islam es un tema especialmente sensible y dado a la agitación.

Basta con mirar diversos puntos de la actualidad: en Alemania un político desató un debate sobre la integración con controvertidas declaraciones; en Holanda la actualidad política gira en torno al islamófobo Geert Wilders, y Estados Unidos debate sobre una mezquita prevista cerca de la zona cero. Ello provocó una reacción inmediata de los medios.

Otro factor es la comunidad mundial en Internet, que con frecuencia difunde a millones de personas y con rapidez inédita acontecimientos de importancia regional. En el caso de Terry Jones, su plan de quemar ejemplares del Corán mereció en un primer momento una breve mención en una web de temas religiosos. Pero otros se hicieron eco del tema, que no tardó en llegar a emisoras como la CNN y da ahí se expandió al mundo entero.

Ahora reaccionaron también los Estados islámicos: en Afganistán hubo protestas que se saldaron ya con un muerto y el comandante de las tropas norteamericanas en el país, David Petraeus, fue la primera persona de alto rango en hablar sobre el tema el pasado lunes, para condenar la acción.

Ese fue el último paso para que Terry Jones lograra repercusión internacional: si el comandante estadounidense en Afganistán tomaba postura, los periodistas no tenían otra elección que reflejarla y comenzó a funcionar la maquinaria mediática como si de un alud se tratara. Y no sólo periodistas, sino también políticos reaccionaron como si para ello sólo hubiera que accionar un botón: todos anunciaron su indignación.

Así el pastor de una comunidad local de los pantanos de Florida se convirtió en una figura cuyos pasos y apariciones siguen los medios de comunicación. Terry Jones podría ahora reunirse con un imán local y las cámaras de todo el mundo pasarían la noche intentando recoger una imagen como si se tratara de un nuevo acuerdo de Camp David.

A ello contribuye que en la concepción estadounidense, Jones no sólo representa a los 50 miembros de su comunidad, sino a muchos cristianos evangélicos. "Jones es un terrorista mediático", comenta el profesor Harald Wenzel, del instituto John F. Kennedy de la Universidad Libre de Berlín. "Ha puesto un marcha un proceso en el que morirá un gran número de personas".

Naturalmente el hombre no es tonto: "Puede tocar en el teclado de los medios", señala Wenzel, según el cual Jones utilizó ese poder para azuzar el odio y la violencia que debía estar latente en la población.

El experto lamenta que la prensa lo ayuden en esa tarea: "Para hacer beneficios, los medios deben maximizar la atención". Algo que concuerda de forma macabra con lo que buscan los terroristas con sus acciones, alcanzar la máxima repercusión posible atacando las Torres Gemelas en plena hora punta para muchas de las grandes naciones.

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