Venecia acoge con frialdad el drama distópico de Amirpour
La estadounidense Ana Lily Amirpour presentó ayer en Venecia The Bad Batch, una mezcla de canibalismo, western y romance en un mundo distópico, que fue acogida con frialdad y cierto rechazo, a pesar de que compite por el León de Oro. Ni siquiera su reparto (Suki Waterhouse, Jason Momoa, Keanu Reeves, Jim Carrey y Giovanni Ribisi) consigue mantener el interés por una historia que aporta poco a las películas postapocalípticas y que, pese a su halo de modernidad o precisamente a causa de él, se centra en la estética y olvida la historia. "Es una carta de amor a algo americano, amo América, las cosas que amo no son perfectas. Es como un cuento de hadas de acción y aventuras en el desierto", explicó la realizadora, que se dio a conocer en Sundance con el filme Una chica vuelve a casa sola de noche.
The Bad Batch se desarrolla en un futuro indeterminado, en medio del desierto de Texas, donde hay una comunidad, llamada Comfort, en la que viven los parias de la sociedad, y en otra parte cercana unos caníbales liderados por un Jason Momoa que parece repetir su papel de Khal Drogo en Juego de Tronos. Una joven, interpretada por Waterhouse, es capturada por los caníbales, que le cortan con una sierra un brazo y una pierna para comérselos a la brasa. Logra escapar y llega a Comfort, un lugar dirigido por El Sueño, una especie de líder sectario al que da vida Reeves.
La violencia está muy presente en una película que no ahorra detalles escabrosos, algo que fue cuestionado por algunos periodistas y que provocó el rechazo de la directora. "¿Crees que es violencia solo por violencia? ¡Vamos a prohibir la violencia de las películas!", exclamó la realizadora, que se mostró a la defensiva ante las críticas recibidas a su trabajo. Un proyecto para el que pasó un año de investigación en una comunidad que vive en el desierto de California y cuyos integrantes hicieron de extras en la película.
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