Dos conceptos de lo jondo
Piano: Ariadna Castellanos. Cante: Jesús Méndez. Percusión: Ané Carrasco. Contrabajo: Juan Miguel Guzmán. /Cante: Churumbaque hijo. Guitarra: Niño de Pura. Percusión: José Prieto. Coros: Yolanda y Almudena. Lugar: Teatro Central. Fecha: Martes, 18 de marzo. Aforo: Media entrada.
Son dos conceptos tan diferentes, antitéticos cabría decir, de lo jondo, que resulta raro verlos juntos en un mismo escenario. El piano sutil, refinado, impresionista e impresionante, de largo recorrido, de Castellanos, y la voz directa, ruda, de Churumbaque. Dentro del concierto de Castellanos asistimos a esta misma contradicción cuando invitó a Jesús Méndez a subir a escena: el diálogo no funcionó. No hubo lugar de encuentro. Lo mejor que puedo decir del concierto de Castellanos es que su puesta en escena estuvo a la altura de su magnífico disco de debut. Es hermoso que de vez en cuando los programadores sepan ver los valores emergentes. La música cálida, envolvente y bien trabada de Castellanos es, ni más ni menos, que el futuro de lo jondo: tan cosmopolita como personal, tan flamenca como contemporánea. La mirada de Churumbaque, sin embargo, va al pasado. A esos largos festivales de verano en los que a veces se valora más la potencia que la sutileza. La voz tremenda del Churumbaque hace que en ocasiones nos perdamos, incluso, de la melodía por la que nos está conduciendo. La solución a este dilema no reside en acudir al flamenco pop ochentero, de estribillos y acentos camaroneros, con el que cerró su recital.
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