Cultura

Adiós al humor gráfico inteligente, reflexivo y "de línea perfecta" de Máximo

  • El dibujante muere a los 82 años de una parada cardíaca Publicó libros como 'No a la OTAN y otros incordios', 'Diario apócrifo' o 'En este país'

Máximo San Juan, dibujante y viñetista, falleció ayer en su domicilio madrileño a los 82 años a consecuencia de una parada cardiorrespiratoria, tras una larga trayectoria marcada por un humor gráfico muy personal, caracterizado por su carga intelectual. Máximo falleció en Madrid, según informó su hijo, el actor Alberto San Juan, quien detalló que la incineración de sus restos mortales tendrá lugar hoy en el Parque cementerio La Paz, en las cercanías de Tres Cantos. Con su muerte, el humor gráfico español dice adiós a uno de sus más destacados representantes, que dedicó su larga trayectoria a este arte.

Humorista gráfico y escritor, Máximo nació en Mambrilla de Castrejón (Burgos) el 18 de febrero de 1933, y posteriormente se trasladó a vivir a Valladolid, dónde realizó sus estudios primarios y empezó Peritaje Industrial, que no llegó a terminar. Tras realizar unos cursos de radio, trabajó como locutor, guionista, escritor de poemas y como jefe de Programas en la Cadena Azul (CAR). En 1962 dejó la radio para dedicarse a dibujar. Se trasladó a Madrid y sus primeros dibujos los publicó en la revista Juventud y en el diario Arriba, en el que durante dos años (1962-1964) aparecieron sus dibujos, chistes y textos.

Colaboró en el magacín Don José y en 1964 fue contratado por Emilio Romero para trabajar en el diario Pueblo, en el que escribía un chiste diario para la página editorial y para la sección Cortíssimo, de carácter humorístico. Durante su etapa en Pueblo también colaboró para Mundo, La Codorniz y El Correo Catalán. En marzo de 1974 Máximo abandonó Pueblo, debido a un conflicto motivado por un artículo en la revista Por Favor en el que se criticaba a Emilio Romero, y comenzó a colaborar en Por Favor.

Asimismo, dejó La Codorniz, en la que escribía un comentario de actualidad titulado Diario Apócrifo, y en mayo de 1976 comenzó a trabajar en el recién nacido diario El País. Desde entonces y hasta el 20 de octubre de 2007 publicó diariamente en este último un dibujo alusivo a temas de actualidad, en la sección de opinión. Meses después, el 13 de abril de 2008, reapareció con sus viñetas en el diario ABC, donde publicó sus dibujos en las páginas de opinión.

A lo largo de su trayectoria, realizó exposiciones individuales y participó en colectivas, entre ellas la I Muestra de Humor Gráfico de la Universidad de Alcalá. Su trabajo mereció el reconocimiento con galardones como el premio Mingote 1981, por un chiste realizado con motivo de la exposición sobre Picasso celebrada en Nueva York y publicado en El País; el premio Joaquín Costa de Periodismo, por sus trabajos sobre la paz, y el premio de la Asociación Pro-Derechos Humanos de 1985. También recibió el González Ruano de Periodismo 1988 por su artículo Los artistas, entre las musas y Mercurio, publicado en El País; el de humor gráfico Antonio de Lara, Tono (2005), el Premio Rodríguez Santamaría 2007, que la APM le concedió por sus 30 años ininterrumpidos publicando viñetas diarias en El País, el Internacional de Humor Gato Perich (2008) o el Premio Iberoamericano de Humor Gráfico Quevedos (2010).

Máximo San Juan publicó varios libros, entre los que se encuentran Historias Impávidas (1971), En este país (1972), Carta abierta a la censura (1974), Diario Apócrifo, donde se recopilan los artículos publicados en la revista Por Favor; Animales Políticos (1976), No a la OTAN y otros incordios (1982), El poder y viceversa (1987) e Hipótesis (1995). Fue además uno de los seleccionados entre varios países por el Writers and Cartoonits Syndicate de Nueva York para difundir sus dibujos en Estados Unidos. Además de los miles de dibujos y centenares de textos publicados, Máximo, padre de cuatro hijos, adaptó en 1977 la obra teatral La tierra es redonda, de Armand Salacrou.

El también humorista gráfico Antonio FraguasForges señaló ayer que Máximo ha sido "uno de los puntales fundamentales para el desarrollo del humor gráfico en España" y su trabajo ha sido "tan personal como evidentemente unívoco". Forges destacó que Máximo "ha sido una persona, dentro de nuestro gremio, de una gran preparación intelectual que nos ha enseñado a todos cómo estar en la vida a través de la cultura". Aportó al humor gráfico en España "una visión intelectual, muy formado, siguiendo grandes escuelas internacionales, entre ellas la estadounidense y la alemana", señaló Forges quien, al igual que Máximo, posee el Premio Iberoamericano de Humor Gráfico Quevedos. El autor señaló que mucha gente se cree que el humor tiene que hacer reír "y eso es la gracia. El humor lo que tiene que hacer es hacer pensar y en eso Máximo era un gran experto".

Por su parte, José María Pérez Peridis, amigo y compañero de profesión, manifestó que con la muerte de Máximo se ha ido "uno de los grandísimos" de "todos los tiempos del humor gráfico español", un "referente" con un "humor sumamente reflexivo". El arquitecto, dibujante y escritor destacó de Máximo sus inicios en Pueblo, con un "humor social" y "una libertad extraordinaria". "Era un dibujante al que no se le notaba la censura", afirmó. "Gran amigo, castellano también, era un dibujante puro, de línea perfecta, concienzudo, inconfundible", evocó Peridis.

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