Albert Vidal lleva al Echegaray su teatro telúrico y barroco

En la atención que el teatro español presenta a la tradición oral, el nombre de Albert Vidal merece por derecho propio un lugar destacado. Formado junto a maestros como Dario Fo, Jacques Lecoq y Kazuo Ohono, su obsesión se materializó en una búsqueda de expresiones telúricas que le llevó, entre muchas otras partes del planeta, a Bali, Japón, Nigeria y Mongolia, donde llegó a vivir cinco años para aprender leyendas, danzas, rituales anímicos y otras sabidurías. Con estos ingredientes, Vidal, que comenzó su carrera a finales de los 60 con una profunda investigación del teatro de máscaras, se convirtió en uno de los grandes artífices españoles de la performance durante los 80 y 90; sin embargo, el montaje en 2003 del musical El príncipe (que presentó en el Festival de Teatro de Málaga al año siguiente), le devolvió a las formas propias de la escena y redescubrió en ellas "un camino de perfección: la realidad ocurre cuando se apagan las luces de la sala". Ahora, Vidal regresa al mismo festival para presentar, hoy (a las 21:00) y mañana (a las 20:00) en el Teatro Echegaray, su última propuesta, Historia de Juan, nacido de un oso.

La de Juan es una leyenda antiquísima, "compartida por toda Europa, desde los Urales hasta Andalucía", sobre una mujer que es poseída por un oso y el hijo del ambos. Vidal la representa en un montaje con música en directo heredero directamente del barroco, "con algunas actualizaciones; por ejemplo, el diablo, que es un personaje del romance, lo hemos convertido en el rey del mal, que sale casi a diario en las portadas de los periódicos". El creador advierte que esta recreación de semejante patrimonio de la tradición oral "va mucho más allá del folclore y del paternalismo con el que habitualmente se trata la cultura popular. Invitamos al espectador a hundir sus raíces en el subconsciente colectivo y a romper el molde de la cultura, porque la cultura encierra al arte". Todo un genio, muy de cerca.