Cultura

Alejandro Amenábar despliega en Madrid el poderío de su 'Ágora'

  • El director presentó en la Biblioteca Nacional el filme, que se estrena el viernes

La Biblioteca Nacional fue ayer el escenario elegido por Alejandro Amenábar, en un claro homenaje al mítico edificio de la antigua Alejandría, para presentar la película Ágora en Madrid, y lo hizo acompañado por el trío protagonista formado por los actores Rachel Weisz, Max Minghella y Oscar Isaac. A tres días de que la película llegue a 470 salas comerciales españolas, el cineasta confesó: "Nunca me pongo nervioso antes del estreno, es el trabajo de cuatro años y ya está todo rematado, ya no se puede modificar nada, pero la verdad es que esta noche no he pegado ojo". Ágora, que llega a los cines el viernes con quince minutos menos que la versión estrenada en el Festival de Cannes, es el viaje personal del creador de Tesis y Mar adentro a la Alejandría del siglo IV después de Cristo, un filme épico sobre la vida de la filósofa Hipatia, a la que encarna la actriz Rachel Weisz, ganadora de un Oscar por El jardinero fiel.

Con un presupuesto de 50 millones de euros, Amenábar explicó ayer que tenía muy claro que el rodaje tenía que ser en inglés, "el latín del siglo XX, como decía Umberto Eco", porque si "hubiéramos apostado como Mel Gibson con La pasión, que la hizo en arameo, nosotros tendríamos que haberla rodado en griego clásico, latín y copto, y eso hubiera provocado mucho estrés entre los actores", bromeó. Para empaparse del personaje, Amenábar estuvo tres años investigando y viajó en varias ocasiones a la Alejandría moderna, en donde del período romano, que es el que le interesaba, "sólo queda la columna de Pompeyo, el Serapeum y se sabe dónde estaba el mítico Faro", pero eso permitió al cineasta "envolverse de la realidad de la ciudad".

Rodada en Malta y con un guión para el que ha vuelto a contar con la colaboración de Mateo Gil, con quien hizo Mar adentro, Abre los ojos y Tesis, Ágora es la "historia de una mujer que vivió a finales del siglo IV, cuyos amigos eran cristianos y un grupo de fanáticos religiosos acabó con ella por negarse a ser bautizada". Amenábar, que viene de una "educación religiosa", que ha "pasado por el agnosticismo" y que ahora es "totalmente ateo", aseguró que con esta película quiere "criticar a aquellas personas que no escuchan y que defienden sus ideas, creyendo que son las únicas válidas, a golpe de palo. Eso pasaba en el siglo IV y sigue pasando actualmente". Incluso ha cambiado el final trágico que padeció Hipatia, "que fue mucho más sangriento que el de la película".

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